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Un modelo integral de persona para una educación integral

Por Jose Antonio Marina

En los post anteriores he estudiado los autores más relevantes que van a participar en el ICOT 2015. Tal vez haya sido injusto en alguna de mis críticas, porque este evento se llama International Conference on Thinking, y lo que estoy defendiendo es que el pensamiento  es tan sólo una herramienta de la inteligencia, y que una psicología del pensamiento no nos basta como fundamento psicológico de la educación. Puede ponerse al servicio de cualquier cosa y, además, como ya vio Baltasar Gracián, “de nada vale que el entendimiento se adelante si el corazón se queda”. 

El modelo de Filosofía para niños, que me parece extraordinariamente completo, pero que creo que no está representado en el ICOT, insiste en el pensamiento ético y el “pensamiento cuidadoso”. Dirigir bien  la acción es el fin último de la inteligencia, y a eso contribuye, sin duda, el pensamiento, pero muchas cosas más. El éxito que en este momento experimentan las non cognitive skills  es una prueba evidente de este hecho.  Como señaló ya hace años Andy Clark, “esto exige abandonar los métodos de investigación que separan artificialmente el pensamiento de la acción corpórea” (Estar ahí, 1999,Paidós, p.33).

La psicología actual no nos presenta un modelo lo suficientemente poderoso para fundamentar la educación, porque carece de una visión integrada del sujeto humano. De nada vale que hablemos de “educación integral”, si no tenemos un modelo integral de la personalidad y  un ideal de personalidad. Homer Dixon se pregunta si las teorías sobre la inteligencia que tenemos están en condiciones de crear el talento necesario que necesitamos para enfrentarnos con los problemas que tenemos planteados. Me temo que no. Cada escuela psicológica se ha centrado en un aspecto del ser humano, que no se ha preocupado de unir con los demás.

La Psicología de la Gestalt (Koffka, Köhler) avanzó en el estudio de la percepción, el conductismo elaboró una potentísima teoría del aprendizaje y de un tipo de conducta (la dirigida por condicionamiento operante), pero prescindió de todo fenómeno consciente; la psicología fenomenológica analizó la conciencia, pero salvo Merleau-Ponty, no se interesó por la psicología experimental y menos por la neurología; Piaget estudió la evolución cognitiva del niño, pero dejó de lado la evolución emocional y la construcción de los sistemas de autocontrol;  la psicología cognitiva, se centró en el conocimiento, pero descuidó la emoción y la acción; las psicologías dinámicas, entre ellas el psicoanálisis, se centraron en la motivación y olvidaron lo demás; la inteligencia emocional, llamó la atención sobre el mundo afectivo, y descuidó el resto; la psicología positiva se orientó hacia el bienestar, y las acciones terapéuticas y no trató las operaciones psicológicas básicas; la psicología de la personalidad,  se ha estancado en los Big Five, y no nos dice si la personalidad es educable o inmutable.

Últimamente, ha aparecido un nuevo campo centrado en teorías duales de la inteligencia: el nuevo inconsciente cognitivo (Bargh), los dos sistemas de pensamiento (Kahneman) y la mencionada insistencia en las non cognitive skills. Hay, por supuesto, algunos intentos de síntesis, como el de Steve Pinker, al que creo que le falta un armazón teórico que organice la oceánica información que proporciona.

Tenemos, sin embargo, dos intentos integradores que me parecen muy interesantes, y que  vienen de la mano de la neurología. Uno es el elaborado por Vigotsky y Luria, que ha ido ganando influencia en el último medio siglo, y el segundo, que trabaja en esta misma senda,  obra de Antonio Damasio.

Una revisión de la psicología actual, como  la dirigida por Catherine Meyer  (Los nuevos Psi. Sudamericana, 2010) corrobora esa fragmentación. Los capítulos están dedicados a la psicología genética y evolucionista (de Waal, Pinker, Plomin,Ribes), al razonamiento, la comprensión y el habla (Sternberg, Gardner, Bruner, Chomsky, McClellan, Tetlock), a la memoria (Tulving, Quilliam, Collin y Loftus); a las emociones (Eckman, LeDoux, Damasio); a la personalidad (Cloninger, Kagan, Rothbard, Mischel, Rosenthal); a la biología de la mente (Hubel, Jouvet, Jeannerot, Edelman, Gazzaniga); a la psicología de la mente (Searle, Dennett), y a las psicoterapias (Watzlawitz, Ellis, Young, Bandura, Seligman,Barlow, Hayes).

Esta es nuestra situación, y mi opinión es que desde la educación necesitamos una visión más integrada y potente del sujeto humano. Tenemos los materiales necesarios, hay una enorme cantidad  de investigación que carece de un marco teórico en que unificarse, lo que hace que esté infrautilizada. Esta es la tarea que hemos iniciado desde la Cátedra “Inteligencia Ejecutiva y Educación”, en la Universidad Nebrija, y que resumiré en el próximo post.Como resumen, mencionaré que es una teoría de la inteligencia que comienza en la neurología y termina en la ética.

  

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