Por Carmen Pellicer
Vamos buscando, como dice Jose Antonio, buenas prácticas educativas, como semillas de cambio que, de savia vigorosa, sean capaces de comerse tanta cizaña mediática que hace tambalear la esperanza de que la educación puede transformar un futuro que vemos tan incierto. Y sabemos que, en el fondo, todas las experiencias educativas de éxito tienen un solo elemento en común: buenos profesores que las incitan y acompañan, no para brillar ni presumir, sino para que sus alumnos aprendan y crezcan. Por eso, muchas están ocultas y quedan en lo secreto de la cotidianidad de cientos de nuestras aulas.