Por Jose Antonio Marina
La semana pasada participé en el Congreso de APOEX (Asociación Profesional de Orientadores de Extremadura). Lo hice porque creo que en este momento tan acelerado y complejo la orientación educativa debe jugar un papel fundamental. En 1786, Immanuel Kant publicó un opúsculo titulado ¿Cómo orientarse en el pensamiento? Necesitamos saber orientarnos en el mundo real. Debemos ayudar a nuestros adolescentes a que puedan responder a las siguientes preguntas: ¿Quién soy y deseo ser? ¿Qué quiero hacer? ¿Qué sé hacer? ¿Qué he de saber hacer?
A los Departamentos de Orientación se les acumulan las tareas. La LOMCE ha introducido algunos cambios importantes. El Artículo 22 señala como una de las finalidades de la ESO la preparación para la inserción laboral, por lo que se prestará especial atención a la orientación educativa y profesional del alumnado.
El Artículo 28 dice que al final de cada uno de los cursos de ESO se entregará a los padres, madres o tutores de cada aluno un consejo orientador, que incluirá un informe sobre el grado de logro de los objetivos, así como una propuesta sobre el itinerario a seguir, que podrá incluir la incorporación a un programa de mejora del aprendizaje o a un ciclo de Formación Profesional Básica. Cada Comunidad organiza a su manera ese consejo orientador, encabezado generalmente por el tutor.
En el 4º curso se presenta la opción entre cursar enseñanzas académicas para el Bachillerato, o enseñanzas aplicadas para la Formación Profesional. Todo esto hace que la función de las tutorías y de los orientadores sea fundamental. El tema está en el candelero.
La LOMCE ha apostado por una Formación Profesional Dual, inspirada en la alemana. La Fundación Bertelsmanacaba de publicar una Guía de orientación profesional coordinada, para la que me pidió un prólogo. Forma parte de una campaña para dar a conocer la Formación Profesional Dual, tal como se practica en Alemania, y su metodología, puesta a prueba durante años.
Por ejemplo, la orientación profesional es obligatoria en todos los centros a partir de los 12 años, con colaboradores externos y la participación activa de los padres. Los jóvenes en riesgo tienen un orientador profesional que les apoya individualmente en el proceso de elección de una profesión. La orientación profesional está sometida a rigurosos controles de calidad, para asegurar su eficacia. Esto choca con los hábitos de nuestro sistema educativo, alérgico a las evaluaciones.
Al estudiar la metodología que se aplica en Alemania, la importancia que dan a la orientación, la formación profunda de los profesionales que se van a dedicar a ella, me doy cuenta clara de nuestras carencias. Temo que las buenas intenciones de la LOMCE respecto a la Formación Profesional queden en eso, en buenas intenciones, de las que está empedrado el camino del infierno, como todo el mundo sabe.
Os recomiendo que leáis esta guía. Espero que desde el CEIDE podamos colaborar al prestigio y a la calidad de la función orientadora.