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La pedagogía a examen

Por Jose Antonio Marina

Los resultados de las recientes oposiciones para Primaria en la Comunidad de Madrid han encendido diversos debates, que nos convendría prolongar y clarificar. Es, sin duda, escandaloso que sólo el 13% de los 14.110 aspirantes aprobase una prueba de conocimientos equivalentes a los que debe saber un alumno de 12 años. Con esto, han menudeado los comentarios despectivos sobre la formación de los docentes, sobre el papel de las facultades de Pedagogía, sobre la pedagogía en general, sobre todo el sistema educativo. Los comentarios hechos por alguno de los opositores producen también estupor. “Lo que das en la facultad es didáctica y pedagogía, pero no te enseñan por donde pasa el Ebro”, “Salimos de la universidad sin saber absolutamente nada. Nos deberían enseñar la realidad del aula y los conocimientos básicos, porque, por mucho que Piaget fuera muy bueno, yo no voy a contarles quien era a mis alumnos”. “Las personas que hicieron COU están mejor formadas que las de mi generación, la de la ESO, la gente tenía antes más cultura general que ahora, pero pretenden exigirnos ahora con un rasero de antes”.

“Hacía mucho tiempo que no estudiaba matemática. En la carrera solo dábamos  Didáctica de las matemáticas, que era más cómo transmitir conocimientos que contenidos”. “Desde la LOGSE se dejó de hacer hincapié en los conocimientos y se preocuparon más por las competencias básicas, por el saber qué hacer”.

Enrique Moradiellos, catedrático de Historia contemporánea de la Universidad de Extremadura, ha escrito un artículo en El País titulado “Primero aprende y solo después enseña”, en el que critica  “la verborrea pretenciosa de la ciencia educativa”, que se rige por “mantras como el de “aprender a aprender”, o que piensa que hay una “ciencia holística de la educación formal, inmaterial e incontaminada de contenidos efectivos conceptuales y empíricos”. En otro artículo, Muñoz Molina afirma que “la izquierda política y sindical decidió, misteriosamente, que la ignorancia era liberadora y el conocimiento, cuando menos, sospechoso, incluso reaccionario, hasta franquista”. “Lo que hace falta no es embutir en los cerebros infantiles o juveniles “contenidos”, sino “actitudes”, otra palabra fetiche en esta lengua de brujos”. Critica la “palabrería de sonsonete científico”, como “aprender a aprender, desarrollar la creatividad, el espíritu crítico,  a ser posible transversalmente”. Comienzan a aparecer  artículos mostrando el hartazgo sobre la moda del aprender a emprender, las inteligencias múltiples, la educación emocional,  la educación por competencias. Incluso en los autores responsables de algunas de estas ideas empieza a haber cambios. Howard Gardner ahora habla menos de las inteligencia múltiples, y más de las “cinco inteligencia del futuro”. Seligman, después de publicitar la felicidad, ahora piensa que se ha pasado de rosca, y habla del “flourishing”. Hay una  crítica constante sobre la influencia nefasta de la psicología en la educación, de la pedagogía en la educación, de la ideología en la educación. Con motivo del centenario de Françoise Doltó ha habido en Francia una crítica de la influencia del psicoanálisis en la escuela maternal francesa. En Estados Unidos, William Damon, una de los grandes expertos educativos del momento, escribió no hace muchos años un libro titulado “Greater expectations”, exponiendo  los efectos nefastos que había producido una buena decisión: la pedagogía centrada en el niño. Por mi parte, he estudiado algunas de las consecuencias en “La recuperación de la autoridad”. Didier Pleux acaba de publicar un libro sobre el efecto de la educación permisiva… veinte años después. En España, han tenido éxito libros como el “Panfleto Antipedagógico”, de Moreno del Catillo, o “La gran estafa”, de Alicia Delibes. Proliferan “innovaciones educativas” cuya eficacia no es evaluada, porque la “innovación” se ha convertido también en un mantra. Hay un nuevo descrédito de la memoria, suplantada por la “búsqueda de información”. Hay una hipertrofia de la motivación, y un descuido del deber. Pretendemos una educación lúdica, y tenemos alergia al esfuerzo, que es cosa de esclavos. La educación por competencias sigue sin tener una metodología adecuada. Un llamamiento continuo a la creatividad, puede hacer que parezca retrógrado aprender la tabla de multiplicar. Comprender se confunde con aprender. ¿Qué hay de verdad en todo esto? Me parece importante que el CEIDE lo estudie. Por eso, intentaré en este blog hacer un análisis crítico de las ideas pedagógicas vigentes. De cuál debe ser nuestra formación como docentes. De cómo podemos aprovechar mejor el tiempo de nuestros alumnos.  En realidad, son los temas que nos habíamos marcado: qué hay que estudiar, cómo hay que enseñar, quién debe hacerlo y dónde.

Me gustaría terminar con una pregunta incómoda pero necesaria para conocer desde dentro nuestra situación. Si un médico nos dijera que su trabajo es atender a su consulta, y que no tiene obligación de seguir estudiando, ¿qué le diríamos? ¡Que es un peligro público! Tiene que estar al tanto de los progresos de la medicina, de los nuevos fármacos, de las nuevas técnicas. Debe atender, por supuesto, su consulta, preparar sus historiales, estudiar los casos. Pero continuar su formación forma parte de sus tareas. Un juez tiene que atender a los juicios, estudiar después los casos, redactar las sentencias. Pero, además, tiene que seguir estudiando la nueva legislación, conocer otros fallos, aprender continuamente si quiere cumplir con su obligación. Mi pregunta es la siguiente: ¿Creéis que los docentes estudiamos lo suficiente? ¿Tenemos realmente una mentalidad de autoformación continua? ¿Pensamos que nuestra función social tiene la misma responsabilidad que la de un médico –que cuida la salud- o la de un juez –que protege la justicia-, o todo lo que decimos sobre la importancia de la educación no acabamos de creérnoslo?

Me haríais un gran favor, si me dierais vuestra opinión.

Comentarios

Mtra. Amanda Mariño Díaz01:59, 14/10/2013

Estimados compañeros maestros leer su debate ha sido grandemente instructivo, pues con la crisis educativa que tenemos en México, encontrar quienes tienen el conocimientos para propiciar la contrastacion de muchas premisas que damos por ciertas es sumamente enriquecedor.
A partir de hoy tratare de estar en contacto con sus sabios comentarios.
Atentamente
Mtra. Amanda Mariño Díaz

Lucía Antolín00:38, 01/06/2013

Soy una humilde Técnico Especialista en Educación Infantil, (ni siquiera Técnico Superior), trabajando en una guardería con niños de dos años. No pretendo poner mi (otra vez humilde) experiencia a altura de los profesionales que aquí están participando, pero yo también me he preguntado muchas veces qué es “aprender a aprender” y cómo puedo “enseñar a aprender”.
Y lo más parecido que he encontrado es la metodología de Trabajo por proyectos. Es mi (de nuevo humilde) opinión.

Saludos,
Lucía Antolín.

jose antonio marina20:41, 30/05/2013

Repuesta a Julia: en efecto, un maestro debe saber muchas cosas, Y, sobre todo, le debe gustar estudiar y aprender. Siempre he defendido que después de ganar la oposición debía haber una prueba de un año (ya con sueldo) de preparación práctica en un centro. Nunca me hicieron caso.

Julia14:59, 28/05/2013

Estimado Sr Marina:
Soy Maestra Nacional recientemente jubilada.
Creo que la formación de los actuales docentes, es muy deficiente, así como los exámenes de las Oposiciones a Maestros, de las que puedo hablar porque formé parte de un Tribunal hace años.
En ese año podía suceder, como así sucedió, que una opositora le tocara en suerte desarrollar el mismo tema en el 1º y 2º ejercicios.
Así que cuando han introducido temas de todo lo que debe saber un Maestro, no sólo Pedagogía, ocurre como en la Comunidad de Madrid, que a mí me da vergüenza.
Además de una gran formación en todos los campos, el Maestro debe ser “todo terreno” y debería haber una especie de MIR, una prueba de idoneidad.No todo el mundo sirve para Maestro.
Enseñar, es además de saber, transmitir, ilusionar, ayudar, motivar,sostener, inspirar confianza y tener autoridad (no autoritarismo).
Es una magnífica profesión, pero muy dura.Realmente es gratificante cuando se tiene lo que antes llamábamos “vocación”.
Un saludo.
Julia

Laura Gallardo Corchero11:20, 10/05/2013

Un filólogo es imprescindible en la sociedad actual en la que estamos. ¿Quién son los que escriben libros?, ¿quiénes son los que enseñan idiomas?, ¿quiénes son los que hablan correctamente?, ¿quiénes son los que están todo el día pensando cuál es la mejor forma de escribir?, ¿quiénes son los que no cometen faltas de ortografía?.
En esta sociedad ya estamos hartos de oír por la calle:
Mujer morena comprando en frutería:
-Mi hijo estudia para ser filólogo el día de mañana.
Mujer rubia comprando en la frutería:
-¿Qué es un filólogo?, y ¿eso para que sirve?.
Vas tranquilamente por la ciudad o por el pueblo y te preguntan:
-¿ Y tú que estudias?
Y respondes:
– Filología.
Y toda la gente se queda con cara de idiotas, insulsos, incompetentes, ignorantes, personas anticultura que no saben apreciar lo bueno, la gente que tiene calidad, calidad intelectual.
Estamos hartos en esta sociedad de que no se nos tenga en cuenta como intelectuales, como si nuestra carrera fuera menos que medicina, derecho o arquitectura, ¿por qué? si incluso estudiamos los mismos años. Nos dedicamos en cuerpo y alma a mejorar la enseñanza, a dar calidad humana, a que los alumnos se comporten como personas civilizadas, es una vergüenza chavales de 14, 15, 16 años que no saben ni hablar y todavía se preguntan ustedes: ¿para qué sirve un filólogo?
Un filólogo sirve para muchas cosas en la sociedad, y no se nos hace valer, ¡por favor!
¿Por qué un filólogo tiene que ser menos que un político?, por lo menos el filólogo no miente.

Estudiamos cuatro veces más que los maestros, y por lo menos nosotros pensamos a la hora de escribir, no como los meros, simples, locomotoras de los periodistas que se limitan a leer guiones que les pasan o escriben otros.
Hoy en día un filólogo se puede dedicar a: radio, televisión, cine, teatro, docencia en instituto, docencia en universidad, docencia en escuelas públicas, privadas, docencia en academias de idiomas, docencia a erasmus, docencia en centros especializados para personas discapacitadas, editoriales de libros, librerías, bibliotecas, imprentas, prensa, periódicos, y ¿sabían qué? a todo esto les une LA PALABRA.

Yo amo la lengua, la mía la española, amo a mi país, y me gustaría que el día de mañana mis hijos sepan o conozcan la labor que tuvieron los filólogos en nuestra sociedad.

Un cordial saludo, Laura Gallardo Corchero.
5º de Filología Hispánica.
Universidad de Extremadura.
Formo parte del trabajo del grupo de Don Antonio Viudas Camarasa, amigo, doctor, académico y profesor de la promoción de Filología Hispánica de 2008-2013.

10 de mayo de 2013.

Mª José Bravo17:12, 28/04/2013

Estimado profesor Marina:

Me gustaría que mi participación en el debate propuesto fuera publicada, ya que pertenezco al grupo de trabajo de la Universidad de Extremadura, encabezado por el profesor Antonio Viudas Camarasa. Dicho grupo está trabajando con fuerza y tesón en asuntos de este tipo y que tanto nos preocupa.

En primer lugar, quiero agradecer la gran labor que están desempeñando los estimados profesores Moradiellos, Marina y Viudas Camarasa, ya que nos están acercando a los graves problemas que los jóvenes de la sociedad actual estamos sufriendo.
Tras varios días de meditación, me he animado a unirme y escribir en el foro, aunque mi participación será breve. Pues bien, en lo que quiero centrarme es en expresiones del tipo “Aprender a aprender”, que nos conducen a un dilema, ya que al venir de la boca de nombres relevantes, pueden confundirnos. Es decir, los jóvenes que estamos bajo instrucciones de “maestros” podemos pensar que tal expresión es correcta. Pero, puede ocurrir lo contrario, es decir, podemos ver más allá de tal figura y no guiarnos por ella. A lo que me refiero es, pues, que si meditamos ante expresiones como la anterior, llegamos a la conclusión de que una persona, sin formación previa, puede darse cuenta de que tal expresión es totalmente contradictoria y nada correcta, sino que es claramente una tautología de la que personas con inteligencia podrían darse cuenta de ella, ya que a pesar de ser una expresión estrictamente pedagógica, también puede llegar a otras fronteras.

Además, querido profesor Marina, me gustaría agradecerle su reconocimiento público sobre la cuestión “Aprender a aprender”, ya que para mi y para todo el grupo de trabajo de la Universidad de Extremadura está siendo una labor importante y, a su vez, gratificante.

Por último, quiero decirle profesor Marina, que esperamos con los brazos abiertos la llegada de su libro a la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras.

Saludos cordiales, Mª José Bravo.

Ángel Canales19:44, 25/04/2013

Estimados participantes:

Intervengo en este foro únicamente para mostrar mi experiencia que ya ha sido compartida con algunos de los participantes aquí presente y que quizás pueda servir de ejemplo para hacerse una idea, o simplemente ampliar la ya existente, del panorama de la educación en nuestro país. Hablo desde el punto de vista de un estudiante que todavía precisa aprender y entender mucho más, y que tiene opiniones que quizás no estén todavía lo suficientemente fundamentadas o argumentadas:

En este momento estoy finalizando mis estudios en el Grado de Historia y aún no dejo de preguntarme si elegí la carrera correcta para planificar mi futuro. Aunque han sido años cargados de emociones y el aprendizaje ha sido muy significativo, no puedo evitar sentir cierta sensación de vacío intelectual al darme cuenta de que la formación recibida no ha sido perfecta.

Siempre me pregunto quién tiene la culpa de esto: los alumnos, los profesores o los pedagogos y la respuesta es difícil de determinar. Pero aunque no me cabe duda de que todos tienen parte de culpa, entiendo que se debe llevar a cabo una reforma educativa seria que ponga fin a problemas como el de las ya famosas oposiciones de Madrid que han dado a conocer una gran deficiencia cultural y de conocimientos básicos en los aspirantes a ser maestros. Los pedagogos, empeñados en hacer de la educación una ciencia que no consigue dar buenos resultados. Su plan de estudios parece estar lleno de lagunas y fallas. Los estudiantes tienen la sensación de acabar los cursos igual a como lo empezaron. De modo que está claro que hay algo que no está funcionando bien. Se nos ha impuesto un sistema en el que resulta muy difícil desarrollar nuestros conocimientos de una manera plena, y es por ello que nos vemos limitados en muchos aspectos y que sea complicado pensar o interpretar.

La tarea de crear buenos profesionales debe hacerse desde los niveles más básicos de la educación y da la impresión de que los maestros que están saliendo ahora de las facultades nos van a estar a la altura. Y hablo tanto de los maestros como de los futuros historiadores, médicos, filólogos o abogados.

Espero haber sido claro con esta reflexión, quizás un tanto ambigua, y que espero se torne más clara en el futuro con todo lo que pueda aprender en este foro tan revelador.

Un cordial saludo.

Ángel.

MARIA C12:44, 25/04/2013

Buenos días a todos:

Os adjunto un artículo que escribió el profesor Marina el pasado domingo en el suplemento Crónica del diario El Mundo y que creo puede ser de interés para todos.

“PEDAGOGÍA…- Hace unos días, con motivo de unos desastrosos resultados en unas oposiciones de Magisterio, apareció un interesante debate en la prensa sobre la formación de los docentes, y sobre si los “pedagogos teóricos” ejercían una mala influencia en educación. Los temas educativos no suelen aparecer en los grandes medios de comunicación, salvo cuando hay alguna noticia catastrófica. A pesar de lo que se dice, la educación no interesa a la ciudadanía. En la encuestas del CIS nunca aparece entre las preocupaciones prioritarias. Eso hace que los políticos tampoco se la tomen en serio. Nos acordamos de ella como de Santa Bárbara: efímeramente y mientras truena. Sin embargo, nuestro nivel de vida va a depender de la calidad de nuestro sistema educativo. De ahí mi interés por fomentar un debate sobre los puntos más importantes de la educación. Mencionaré algunos temas. Educación comprensiva (todos los alumnos estudian lo mismo) o discriminada (los excelentes a un lado, los torpes a otro; escuelas mixtas o segregadas por sexo). Enseñanza concertada o sólo enseñanza pública de gestión pública. Profesores funcionarios o contratados. Ética o religión en la escuela. Memoria y aprendizaje. Etcétera. Les invito a participar en http://www.ceide-fsm.com ” (Supl.Crónica-El Mundo, 21 de abril de 2013)

Mariola11:46, 24/04/2013

A raíz de los resultados obtenidos por los presentados a la oposición para el cuerpo de maestros de la Comunidad de Madrid, se desata un aluvión de artículos, de la más diversa índole, en todos los medios de comunicación. El blog no es ajeno a este intercambio de opiniones, sobre todo por parte de Enrique Moradiellos, autor de algunos de esos artículos publicados en prensa.
Varias personas del mundo de la educación comentan, señalando las dificultades o la conveniencia de aplicar las herramientas de la llamada “nueva pedagogía”. Algunos docentes expresan que quienes intentan aplicar métodos novedosos de enseñanza no son tenidos en cuenta ni respaldados. Manifiestan que es absurdo culpar de los errores a la pedagogía, que pretende facilitar el modo de enseñar. Otros, en cambio, señalan la dificultad de aplicar esas estrategias en aulas sobresaturadas.
Al final, el debate se reduce a: pedagogía “moderna” versus enseñanza tradicional, si bien varias voces reclaman un trabajo combinado. Varias personas se quejan de la cantidad e inutilidad de las constantes reformas educativas.
Carmen Viejo Díaz, de la Universidad Internacional de Cataluña, aporta cuantiosa información en modo de enlaces.
Enrique Moradiellos contribuye aportando una serie de datos. Salen a relucir evaluaciones internacionales como PISA o PIRLS-TIMSS. Algún participante sostiene que los malos resultados no hacen sino mostrar el “fracaso de la enseñanza tradicional”.
Se une Antonio Viudas, de la Universidad de Extremadura, y su grupo de investigación. Entre todos aportarán información y una interesante crono-bibliografía del debate.
Muchos participantes se alegran del surgimiento, abundancia y variedad de opiniones de este debate.
El diálogo va pasando del conflicto pedagogía/antipedagogía a centrarse en cuestiones más específicas como la educación por competencias, la transversalidad, los contenidos a enseñar, el papel de la memoria… y sobre todo, llama especialmente la atención la competencia de “aprender a aprender”. Esta expresión, ¿es una tautología? Al derivar el debate hacia este tema, generando muchísimos comentarios, José Antonio Marina insta a continuar en otro post.

Mariola11:46, 24/04/2013

Ahí va el resumen:
(Si me he dejado algo, o creéis que algo falta o es incorrecto, por favor, añadidlo)

Julio Núñez21:58, 23/04/2013

Frente a los pedagogos, una frase que ni conocen ni practican: “Homines, dum docent discunt”; y es que, sin ella no podremos superar las dificultades que nos encadenan a este sistema de educación decadente y caduco.

Un cordial saludo

Julio núñez

Antonio Viudas Camarasa19:17, 23/04/2013

“LAS MÁS CURIOSAS Y DIVERGENTES INTERPRETACIONES”

Lucía, estoy plenamente de acuerdo con tu sabio entender y creo que has dado en la diana de la cuestión en esta cita tuya que reproduzco a continuación:

“Donde quiera que haya querido buscar el ‘significado’ de aprender a aprender he encontrado las más curiosas y divergentes interpretaciones, producto sin duda de la trampa tendida por ese ‘logro’ que es el juego de palabras ‘aprender a aprender’”.

Llevo varios días buscando el significado de esa expresión y me encuentro en la misma situación DESOLADORA que tú por culpa de ese logro de palabras tautológico.

Te animo a que comentes otras facetas y perspectivas que ha generado el debate abierto por el profesor Marina en la otra ventana donde los comentaristas empiezan a discrepar razonadamente.

Por ahora hay opiniones filosóficas, históricas y filológicas.

Consulta: ¿Es la expresión “aprender a aprender” una tautología?: http://www.ceide-fsm.com/2013/04/es-la-expresion-aprender-a-aprender-una-tautologia/#more-2020

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Enrique Moradiellos11:15, 23/04/2013

Estimado profesor Marina y estimados colegas de foro:

Me permito la licencia de escribir esta nota para agradecer a Lucía sus amables palabras, que agradezco y aprecio muy sinceramente.

Yo también creo que la discusión sobre lo que puede dar de sí el sintagma “Aprender a aprender” está prácticamente clausurada por agotamiento. Sólo si dejamos de lado la expresión y pasamos a sus posibles contenidos, redefinidos de otra manera, merece la pena seguir el debate. Una cosa son las tautologías ingeniosas y quizá eufónicas (un entretenido juego casi literario e inocente) y otra aquellos campos semánticos que quisieran organizar (científica o praxológicamente) y no pueden porque los desbordan ampliamente.

De hecho, la cita que Lucía recoge sobre lo que se entiende en determinados círculos pedagógicos bajo ese mantra es muy reveladora de lo que tenemos que tratar de manera clara, inequívoca y a ser posible sin polisemias gratuitas: “técnicas y estrategias que favorecen el aprendizaje significativo en el aula, la combinación de exposiciones magistrales, tareas y tutorías colectivas e individuales para promover el aprendizaje”.

De todos esos términos, me quedaría con lo del “aprendizaje significativo” o profundo o racionalmente reflexivo y consciente en primer grado. Teniendo en cuenta que la reflexión aquí no es un mirarse al ombligo del propio sujeto consciente y perceptor sino una relación a través de terceros necesariamente. La reflexividad, casi precondición de la conciencia, es una actividad que desborda el cerebro de cada uno: el conocimiento se da en mí, se produce en mí, pero lo conocido es exterior a mí, no se reduce a mí (ni mucho menos es “autoconstrucción”). El sujeto que conoce no es autotransparente para sí mismo por mera reflexión autocognitiva: ya sabemos que, como mínimo, el “cogito ergo sum” necesita ser modificado en la línea de un “cogito ergo sumus” (conocer y reconocerse implica multiplicidad de personas humanas físicas, en relación recíproca, en comunicación oral: sin lenguaje no hay conciencia y menos conciencia reflexiva).

Como diría quien fue mi maestro en filosofía (y pido disculpas ante él por haber sido tan mal alumno que dejé aquella materia en beneficio de la historia), el profesor Gustavo Bueno, el conocimiento tiene lugar a través de mí pero no está radicado en mí. Me permito citar por extenso un párrafo de una obra suya muy interesante (y difícil) y que recomiendo a los lectores interesados en los procesos gnoseológicos (o epistemológicos, si somos más bien legatarios de Piaget). Aunque sólo sea porque ofrece una vía para salir del estéril esquema clásico de análisis del conocimiento en términos de Sujeto/Objeto y sus alternativas (el “realismo” que piensa que el conocimiento es “reflejo” del objeto en el interior del sujeto; y el “idealismo” que entiende que son “proyección” del sujeto en el exterior de los objetos):

“El conocimiento, que es un proceso en mí (fisiológicamente y psicológicamente, desde luego), no es reductible a mi cuerpo. Diríamos que el conocimiento es en mí, pero no se realiza desde mi interioridad. O, si se prefiere, ese en mi (por ejemplo, en mi cerebro) tiene lugar en el momento en que estoy en presencia de relaciones que no son reductibles a mi cerebro, sino que, por el contrario, lo desbordan hasta el punto de que mi cerebro queda reducido desde ellas, que a la vez, cierto, sólo a través de mi cerebro se realizan. Es como si en el acto de percibir, mi cerebro, más que un espejo que refleja, es un nudo en el que se cruzan y enfrentan entidades presentes que se autodestruyen y permanecen en la “irrealidad” del recuerdo, de la esencia. (…) La teoría del “reflejo” queda así rota en mil añicos. Ahora bien: si el Sol ahí-ahora empírico es real, es porque el Sol en-mí está, en rigor, siendo vinculado (desde mí) por contenidos (terciogenéricos), que ligan mis otras percepciones (pretéritas) del Sol con las presentes y futuras, mías y de otros sujetos (hombres y animales) y que se expresan en esquemas más o menos aproximados, que van desde el “Poblado del Sol” de los Biraka hasta el Sol como acontecimiento de una línea de Universo espacio-temporal”. (…) El dato perfecto (terciogenérico) no existe, ciertamente, en un cielo platónico, pero tampoco en la materia gris de mi cerebro” (Ensayos materialistas, pp. 419-420).

Quizá si aceptamos estas premisas teóricas (en lo que tienen de crítica del subjetivismo constructivista y del formalismo objetivista) podamos avanzar con paso más seguro en la identificación, cotejo y desarrollo de esas “técnicas” y “praxologías” educativas que son imprescindibles para promover el “aprendizaje significativo” con más éxito y provecho.

Un saludo muy cordial,

Enrique Moradiellos

Lucía16:22, 22/04/2013

Desde mi modesto entender, a estas alturas del debate, cualquier insistencia en torno al análisis, significado o intención del sintagma ‘aprender a aprender’ es, más que pérdida de tiempo, querer seguir con la cuestión del sexo de los ángeles, al tiempo que una mala práctica lingüística que ya algún compañero de foro había dejado señalado con estas u otras palabras, ya que su uso, la admisión de que ‘aprender a aprender’ pudiera significar algo más que aprender, nada menos, es forzar la lengua, vaciarla de significado y aun colaborar en su corrupción, lo que actual y lamentablemente es afán presente en grupos de cualquier naturaleza y a saber con qué perversa intención. Donde quiera que haya querido buscar el ‘significado’ de aprender a aprender he encontrado las más curiosas y divergentes interpretaciones, producto sin duda de la trampa tendida por ese ‘logro’ que es el juego de palabras ‘aprender a aprender’. Al azar, una muestra tomada de una de esas páginas dedicadas a la enseñanza de profesionales de la Pedagogía, Psicología y Educación: “Aprender a aprender: técnicas y estrategias que favorecen el aprendizaje significativo en el aula, la combinación de exposiciones magistrales, tareas y tutorías colectivas e individuales para promover el aprendizaje.” (?) No veo nada nuevo o especial en todo esto, sino que más bien refiere el doble proceso enseñar/aprender, incidiendo, sin embargo, en la perspectiva del aprendizaje y, supongo, en el convencimiento de que determinadas técnicas producen mejores resultados que otras. Por cierto que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y permitiéndome cierta llaneza tanto en la expresión como en la insinuación, por la que me disculpo, querría añadir que, a pesar de cuánto me facilitó la laboriosa y apasionante tarea de educar una buena parte de la tecnología actual, sigo considerando la lengua, órgano, en especial la del profesor, un instrumento valiosísimo del que nadie debiera prescindir en sus clases. Las razones son múltiples y me consta que ni es oportuno, pero ni siquiera necesario, desgranarlas.

Por cierto, excelente el artículo del profesor Moradiellos en el que replica la crítica que pretendía hacerle el profesor Gimeno Sacristán de la Universidad valenciana. Gracias, al profesor y a todos por la paciencia de haberme leído.

Enrique Moradiellos14:00, 19/04/2013

Estimado profesor Marina y estimados colegas de debate en este foro:

Sin perjuicio de continuar nuestro debate en otro foro alternativo, como propone el director y moderador con buen juicio, quisiera transmitiros unas últimas consideraciones en este mismo foro del que he aprendido tanto y de tantos (sin asomo alguno de ironía en el uso del verbo “aprender”, excuso decir).

Entiendo que puede perfectamente concentrarse el debate venidero en el sentido que quepa dar a una fórmula como “Aprender a Aprender”. Pero tampoco me gustaría que las hojas nos impidieran ver el bosque y que perdiéramos de vista el objetivo primero y central de la cuestión debatida: el impacto, benévolo o no, de ciertas corrientes pedagógicas que han estado informando una determinada filosofía de la educación, si queréis incluso un particular estilo de enseñanza y aprendizaje, con enorme y para mí incomprensible fortaleza en las Facultades de Educación y de Formación del Profesorado. En términos de rendimiento cívico de estos debates, ese problema (o al menos yo lo entiendo como tal cosa) sigue presente y exige respuestas nada fáciles de articular y me temo que menos de ejecutar. Quizá mirar al tipo de formación que imparten en otros países en esos ámbitos nos puede ayudar a ponernos sobre la pista de una posible solución (y me remitiría al programa de estudios en una Facultad de Formación del Profesorado como la de la Universidad de Londres: el Institute of Education).

Dicho lo anterior, también entiendo que cabe ejemplificar (como categoría nada anecdótica) ese problemática general en el caso particular de esa sentencia pedagógica elevada ya a la condición de máxima de sabiduría operativa y parece que indiscutida (o indiscutible). Y por eso, en mis propios textos iniciales, aludía al asunto de manera directa y abierta, sin subterfugio alguno.

Afirmo con toda humildad pero con firmeza que la máxima “Aprender a Aprender” es una muestra de inanidad conceptual que revela los flacos fundamentos lógicos y racionales (para no hablar ya de sus efectos prácticos) de las corrientes pedagógicas adscritas a la misma. En términos lógicos (más aún en su original fórmula inglesa: To learn to learn, donde la reduplicación del infinitivo es todavía más manifiesta que en la traducción española) estamos en presencia de un caso de tautología definitoria que no alcanza a decir nada más que lo el primer término del sintagma dice y expresa.

Es más, a pesar de algunas críticas sobre la pertinencia de la calificación del caso como “tautología reduplicativa”, creo que puede afirmarse que su estructura lógica es la de la identidad analítica (A+A=A), una forma de identidad que muchos filósofos y lógicos (estoy pensando en Julián Velarde o en Gustavo Bueno, a título de ejemplo), denominan en varias ocasiones como “mera tautología” porque son construcciones “autorreflexivas” impostadas. El último autor citado, además, en el análisis de fórmulas de este tipo llegó a escribir que son fórmulas de identidad metafísica (del tipo Ego sum qui sum: Soy el que soy), porque la “identidad no es relación primaria y original” sino siempre resultado de composiciones diversas: sólo hay identidades sintéticas.

Por supuesto, al margen del análisis lógico formal, si apelamos al análisis lógico informal (o en palabras de Anthony Weston en su clarificador libro “Las claves de la argumentación”, al “pensamiento racional y crítico”), también descubrimos que diciendo “Aprender a aprender” sólo decimos con sentido lo primero que dice el sintagma “(Aprender). Las alternativas formuladas por el equipo de alumnos del profesor Viudas Camarasa (a quien aprovecho para felicitar por sus inestimables contribuciones, al igual que a sus alumnos), dan buena cuenta de esto último: un infinitivo con campo semántico definido explícito (lo que sea aprender), unido por la preposición “a” a otro infinitivo exactamente igual al primero, sólo puede dar un enunciado tautológico (idéntico a sí mismo: identidad analítica).

Por cierto que ese equipo de estudiantes y su profesor han mostrado una buena vía de reflexión crítica sobre el sintagma: proceder a cambiar el verbo de acción para ver si el sintagma adquiere nuevo sentido o reitera su sinsentido. Es el caso de estas alternativas de un verbo que puede regir con preposición “a”: amar a amar; señalar a señalar; conducir a conducir; disparar a disparar; matar a matar; estudiar a estudiar. ¿No son casos de círculos viciosos auto-sostenidos e incapaces de salir de su campo semántico?

El profesor Marina ensayaba una solución a ese absurdo muy meritoria: cambiar el segundo infinitivo para romper la autorreferencialidad. Así, “aprender a aprender” sería entendido como “aprender a estudiar”. ¿Pero, entonces, porqué utilizar una fórmula oscura y absurda para denotar lo que siempre fue dicho de la segunda manera, al menos desde Quintiliano? ¿No es sospechoso que una corriente pedagógica que presume de cientificidad promueva y defienda una máxima de tan patente inanidad semántica? ¿Y cabe extrañarse entonces que colegas de otras disciplinas muestren su sorpresa, enojo o contrariedad por la recurrencia de fórmulas tan débiles como guías de actividad intelectual y hasta como imperativos educativos formalizados institucionalmente?

Creo que la solución propuesta por el profesor Marina es ingeniosa y generosa para superar el bucle del sinsentido de la expresión. Pero tiene la dificultad de que los proponentes del sintagma no quieren decir eso con su fórmula y no suscribirían esa solución. Más bien, cuando explicitan el sentido de la expresión se aprecia que quieren decir sólo “el desarrollo de la facultad de aprender”, como es el caso del eminente psicólogo del aprendizaje Guy Claxton (Aprender, 2001, p. 23). Pero entonces, si con la fórmula sólo indicamos que hay que estar muy abierto a aprender, con voluntad de aprender, alerta ante las posibilidades de aprender, ¿para qué hacer uso y abuso de un sintagma tan equívoco (cuando menos)? Mala cosa que el lenguaje de una ciencia (uno de sus componentes claves, por cierto) se pierda en contradicciones, vaguedades, sugestiones o cosa peor.

Me atrevo a decir que hay una solución alternativa y mucho más lógica y quizá hasta más honesta: descartar por insuficiente y contradictorio ese sintagma y sustituirlo por otro. ¿Cuál pudiera ser? Pues se me ocurre que pudiera ser uno de los llamados “Descriptores de Dublín” enunciados en el año 2002 para los estudios superiores europeos. Exactamente el número 5, para quien esté interesado en comprobarlo. No es autorreferencial, no incurre en contradicción, elimina oscurantismos semánticos y expresa con claridad meridiana y mínima equivocidad lo que pretende decir:

“Desarrollo de habilidades de aprendizaje necesarias para emprender estudios posteriores con un alto grado de autonomía”.

En otras palabras, formar ciudadanos críticos, auto-reflexivos, cultivadores de la lógica formal e informal como filósofos mundanos y conscientes de sus limitaciones para opinar pero también de sus potencialidades para informarse y conocer (teniendo en cuenta que la abundancia de información no significa profundidad de conocimiento: “¿dónde está el conocimiento que se ha perdido en información”? se lamentaba un ilustre filósofo). Otra vez algo parecido a la “paideia” clásica. Yo no objetaría absolutamente nada a esa solución, sinceramente. Pero mantendría íntegras mis objeciones al mantra de “aprender a aprender”. Uno empieza jugando con las palabras (como en este caso), pero muy pronto acaba jugando con los conceptos (y entonces el problema es grave).

Ruego a todos los lectores que me disculpen por la indebida extensión de esta entrada. Sólo me justifica el aprecio hacia el foro y mi voluntad de no permanecer al margen de un debate intelectual tan fructífero y tan cívicamente desarrollado.

Un saludo muy cordial,

Enrique Moradiellos

Antonio Viudas Camarasa17:46, 18/04/2013

Querido profesor Marina:

Después de varias horas de debate mis alumnos, aunque disponen de poco tiempo y están agobiados con sus exámenes, desean participar en la posible entrada que usted sugiere:

“¿Es la expresión APRENDER A APRENDER una tautología?”

Las razones y causas que mis alumnos han expuesto son las siguientes:

1. Su frase “[…] el mero análisis lingüístico no sirve para aclarar el problema” les ha dolido intelectualmente como aprendices de filólogos y quieren tener la oportunidad de dialogar con usted para exponer sus argumentos.

2. Se han documentado en opiniones diversas sobre el asunto.

3. Han observado que la expresión “Aprender a aprender” es una frase calco semántico, anglicismo, del inglés al español.

4. Han descubierto la existencia, gracias a este foro, de opiniones como la de Lucien Morin en su sugerente título “Los charlatanes de la nueva pedagogía” (1975) y las desean conocer y analizar.

5. Están leyendo un libro que trata, humorísticamente, de las palabras y las cosas
http://lecturaextremadura.gobex.es/?s=415&spadre=9&r=1495, de un docente poeta de Enseñanza Secundaria a quien admiran, el profesor Antonio Orihuela.

6. Han pensado que la expresión “Aprender a aprender” debe tener relación con la cosa “Aprender a aprender” y están interesados en llegar a su conocimiento.

7. Relacionan el libro de Orihuela con los estudios de la escuela alemana “Palabras y cosas” y también con los vértices del triángulo semántico: “palabra”, “pensamiento-significado” y “cosa”.

8. Están interesados en leer su libro “El bucle prodigioso” http://www.youtube.com/watch?v=AJl3mn0wtOQ y para ello le ruegan que nos lo envíe dedicado a la Biblioteca Central del Campus de Cáceres, para que se catalogue y pueda ser leído por todos:

Biblioteca Central
Ctra Trujillo s/n. Campus Universitario.
Universidad de Extremadura
10071 Cáceres

9. Porque desean pasarlo bien y disfrutar aprendiendo, así como conseguir excelentes relaciones afectivas y progresar con su trabajo y esfuerzo compartidos, tras el visionado de su entrevista.

10. Esperan que el debate no sea exclusivo para ellos y compartir con numerosos participantes.

Antonio Viudas Camarasa y el grupo de trabajo de la Universidad de Extremadura

jose antonio marina16:13, 16/04/2013

Querido Antonio: Sería estupendo que tus alumnos participasen.¿Te parece que colguemos otro post con esa frase y sus comentarios?
Espero qie continues participando en la entrada siguiente, porque nada de esto tiene utilidad si no lo mantenemos.

Mariola13:12, 16/04/2013

muchas gracias, Antonio, gran idea la crono-bibliografía

Antonio Viudas Camarasa12:53, 16/04/2013

Saludo a todos los lectores y participantes en este foro.

El debate está siendo muy positivo. Mis alumnos están analizando las intervenciones y, aunque agobiados de tiempo, están dispuestos, profesor Marina, a contestarle por el estímulo que les ha supuesto como aprendices de filólogos, su meditada frase “Creo que el mero análisis lingüístico no sirve para aclarar este problema”. Espero que sopesen y contrasten su respuesta y a lo largo de esta semana se la remitan.

Mariola, me he permitido ayudarte para la elaboración del resumen elaborando esta

SUCINTA CRONO-BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA EN ESTE DEBATE:

• 14 de marzo de 2013. Periódico El País. Noticia: “Maestros suspensos en primaria”. URL: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/03/13/actualidad/1363202478_209351.html

• 22 de marzo de 2013. Enrique Moradiellos: “Primero aprende y solo después enseña”. Los malos resultados de los licenciados en Magisterio están relacionados con los desvaríos de la nueva pedagogía. URL: http://elpais.com/elpais/2013/03/19/opinion/1363725498_641538.html

• 22 de marzo de 2013. Antonio Muñoz Molina: “El oficio de enseñar”. URL: http://xn--antoniomuozmolina-nxb.es/2013/03/oficio-de-ensenar/

• 31 de marzo de 2013. José Gimeno Sacristán: “Primero saber y solo después opinar”. El autor sale al paso de las críticas de “los militantes de la antipedagogía”
http://elpais.com/elpais/2013/03/19/opinion/1363725498_641538.html

• 3 de abril. José Antonio Marina abre el debate “La pedagogía a examen”. URL: http://www.ceide-fsm.com/2013/04/la-pedagogia-a-examen/. A las 11:55 de hoy 17 de abril tiene 51 comentarios, 70 Twittear y 237 f me gusta.

• 10 de abril de 2013. Juan Andrade Blanco. Saber (y) enseñar. URL: http://blogs.publico.es/dominiopublico/6789/saber-y-ensenar/

• 14 de abril de 2013. “Las dificultades del arte de educar: una opinión informada pero no sagrada”. Seamos serios y tratemos de la educación con la solvencia, prudencia, rigor y autocrítica. URL: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/04/14/actualidad/1365957001_344720.html

La repercusión en la red ha sido notable, pero lo que hay que conseguir para la renovación de la educación en la España próxima lo ha escrito con claridad meridiana el profesor Marina en el inicio del debate:

• “Por eso, intentaré en este blog hacer un análisis crítico de las ideas pedagógicas vigentes. De cuál debe ser nuestra formación como docentes. De cómo podemos aprovechar mejor el tiempo de nuestros alumnos. En realidad, son los temas que nos habíamos marcado: qué hay que estudiar, cómo hay que enseñar, quién debe hacerlo y dónde”.

Suscribo sus palabras y añado que en la educación, como en otras facetas de la vida, el tiempo es oro, tanto para los profesores como para los discentes. Pero me temo que de un tiempo a esta parte las reformas educativas han sido un motor de pérdida de tiempo para todos: enseñantes y estudiantes.

Los alumnos están siempre tan ocupados que no tienen tiempo para pensar y leer, solo para ser evaluados y los profesores “curriculantes” no tienen tiempo para reflexionar y adquirir una formación permanente que se consigue con la varita mágica de la lectura y el esfuerzo, a la que ayudan el intercambio de opiniones como en esta ocasión se ha conseguido en este foro.
He aprendido que “Infinitivo + a + Infinitivo” es una estructura de orden sinctáctico como afirma Antonio de Nebrija en su Gramática de la Lengua Castellana, que puede tener múltiples interpretaciones, unas veces puede ser tautológica y otras no. La discusión está en el aire todavía.

Las ideas pedagógicas vigentes no se pueden analizar sin el apoyo interdisciplinar.

Es curioso que Ramón y Cajal que descubrió las neuronas llegara a ser Presidente de la Junta de Ampliación de Estudios, que aglutinó la renovación del saber en un momento convulso de la historia contemporánea europea.

A la sociedad educativa actual le falta un líder intelectual que capitanee el nuevo rumbo de la educación, adecuada a las circunstancias tan cambiantes en la que está inmersa.

Personalmente soy optimista cuando observo que todavía hay jóvenes que, además de aprobar sus Grados Bolonios, tienen ganas de perfeccionarse en el dominio de los idiomas y quieren aprender bien alemán, inglés y portugués. Les animo a que lo consigan.

Saludos para todos y ha sido un placer intercambiar opiniones con ustedes. Nos vemos.

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Mariola16:26, 15/04/2013

Hola a todos, he estado siguiendo el blog con interés, aunque no he participado. Pero me animo a hacer el resumen.

jose antonio marina14:54, 15/04/2013

Queridos amigos: creo que estamos en un buen camino. Pero tengo un problema con relación al formato “blog”. Si tiene éxito se hace tan sumamente largo que resulta imposible de abarcar. Por eso, os propongo continuarlo a partir de otra entrada, para que sea más fácil de leer.Al final, si alguno de vosotros me ayuda, podríamos hacer algún tipo de resumen.
Os propongo, pues, pasar a la entrada siguiente, con tema que ha estado de forma permanente en este blog: ¿Es la expresión APRENDER A APRENDER una tautología? Os invita a pasar a la entrada siguiente.

Enrique Moradiellos14:18, 15/04/2013

Estimado profesor Marina y estimados compañeros de debate en el foro:

Me permito enviaros estas breves líneas para informaros de que ayer, 14 de abril de 2013, el diario “El País” publicó finalmente mi réplica al artículo crítico del profesor Gimeno Sacristán. Paso el enlace a continuación por si alguno de vosotros quisiera leer, comentar o criticar el mismo:

“Las dificultades del arte de educar: una opinión informada pero no sagrada”.

http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/04/14/actualidad/1365957001_344720.html

Me alegra poder decir que el deseo esperanzado expresado en el párrafo final del artículo ahora publicado se ha visto completamente realizado y encarnado en el debate mantenido en este foro:

“Tratemos de la educación con la solvencia, prudencia, rigor y capacidad autocrítica que exige su importancia para nuestros tiempos y sociedades, desterrando actitudes inquisitoriales o vejatorias hacia el discrepante y no atribuyéndose la pretensión de hablar en exclusiva sobre un tema que es de todos porque a todos afecta”.

Un saludo muy cordial a todos,

Enrique Moradiellos.

Francisco Imbernón09:42, 15/04/2013

A raíz del debate únicamente quisiera aportar que ser maestro, maestra, profesor o profesora (no importa la denominación) siempre ha sido una tarea laboriosa y difícil aunque mucha gente no se lo crea. De hecho, una tarea difícil es ser un buen maestro o una buena maestra y enseñar bien. Aunque en el imaginario colectivo y político hay la idea que se trata de un trabajo sencillo porque se trabaja con niños o adolescentes, con muchas fiestas y vacaciones y de fácil quehacer. Pero lo cierto es que la educación de los niños y adolescentes siempre ha sido una tarea ardua y hoy día más compleja. Cualquier persona que entre en una aula podrá comprobar que ponerse ante muchos niños y niñas o mejor aún, adolescentes, no es coser y cantar, sino que se trata de una tarea laboriosa, de conocimientos de muchos aspectos y como decíamos de una complejidad creciente. Y también de un trabajo paciente, si se hace bien. Y, a lo largo del siglo XXI la sociedad se ha hecho más compleja y, por lo tanto, hacer de maestro también ha asumido, todavía más, grandes cotas de complejidad (y a veces, en algunos lugares de peligrosidad). Y eso no se puede frivolizar.

La profesión de profesorado trae a una cotidianidad invisible puesto que se tiene que establecer una difícil convivencia entre vivir la realidad de lo que nos rodea para introducirla en las lecciones y en la vida de las aulas de cada día, recordar el pasado porque los niños y adolescentes reconstruyen y eduquen su propia inteligencia a partir del que fue creado, y proyectarse al futuro con la intencionalidad de que las nuevas generaciones puedan crear un mundo mejor, Para ellos y para todos. Y esa es una finalidad fundamental en cualquier debate. ¿Qué pretendemos cunado enseñamos?

Y esta complejidad vale para todo el profesorado desde los que tienen niños y niñas pequeñas con funcionas más cercanas a la asistencia vital, hasta los que los tienen más grandes con funciones más de preparación para la vida cotidiana o profesional. Todos sufren una angustia de pasar de las viejas funciones de hacer de “maestro de escuela” o de primeras o segundas letras a las nuevas funcionas que le pide la sociedad que rodea la escuela o el instituto. Y eso no es fácil hoy día.

Durante el siglo XXI (ya empezó a finales del siglo XX), ha habido un gran cambio radical y vertiginoso de las estructuras científicas, sociales y educativas que son las que dan espaldarazo y sentido al carácter institucional del Sistema Educativo (se educa para el mañana) y la evolución acelerada de la sociedad en sus estructuras materiales, institucionales y formas de organización de la convivencia familiar, modelos de producción y distribución e conocimiento (Internet, redes, teléfonos, etc.), que se reflejan en el cambio inevitable de las formas actuales de pensar, sentir y actuar de las nuevas generaciones y han hecho cambiar el papel de las escuelas (o deberían hacerlas cambiar) y las funciones del profesorado. Y eso no es culpa de la LOGSE.

El siglo XX fue un siglo de cambios vertiginosos, donde muchos maestros y maestras fueron poniéndose al día para ir asumiendo nuevas funciones educativas y sociales y eso se ignora. Nada de ello se tiene en cuenta cuando nos quieren imponer una ley que posee un alto nivel de despropósito o hacen pruebas trampas para catalogarlos de ignorantes.

Antonio Viudas Camarasa13:50, 14/04/2013

La interdisciplinaridad, que se ha perdido en estos últimos tiempos de la vida intelectual española, se está recuperando en este foro.

En escasas ocasiones en la vida del profesorado se llevan a cabo tertulias donde se escuche las opiniones de los colegas, los enseñantes estamos a acostumbrados a que nos escuchen y por eso en general somos tan reacios a escuchar a los demás.

No estamos ante un debate entre “Militantes de la antipedagogía” y “militantes de la pedagogía de consigna”. En este sentido Juan Andrade en el sustancioso artículo, que Enrique Moradiellos comenta, aporta nueva luz al acotar que “… una consigna no se rebate con otra consigna sino con una buena tesis”.

Creo que en el ambiente intelectual hispánico son más numerosas las consignas que las buenas tesis. Una buena tesis es la que propone Juan Andrade cuando afirma que “el primer principio didáctico lógico y fundamental es que no se puede enseñar aquello que se desconoce”.

A la pregunta ¿qué debe saber un docente?, reiterada en este foro, creo que una de las posibles respuestas adecuadas sería que “todo aquello que debe enseñar” a sus alumnos específicamente y poseer una cultura humanista que sepa encuadrar las enseñanzas peculiares en el espacio y el tiempo en que se producen, situar el saber humano en la historia y en la geografía oportunas.

Que el Ebro nace en Fontibre y desemboca en Amposta debe ser un axioma para todo docente. El docente puede ilustrar al discente enseñándole que “Fontibre” significa “Fuente del Ebro”, compuesta de “fons” e “Iberus”. Esta última relacionada con Iberia.
El topónimo “Fontibre”, lugar del nacimiento del río Ebro en Reinosa, Santander, es un compendio de la geografía e historia humanística del valle del Ebro: Iberia, enclave familiar del bilbilitano Marcial y escenario de las inscripciones novedosas del bronce de Botorrita.
El saber popular tampoco estaría mal que lo conociera el docente: “Ebro traidor, naces en Castilla y riegas a Aragón”.

Toda enseñanza pura es muy objetiva en teoría, pero como muy acertadamente afirma el profesor Marina, todo se puede ideologizar en la praxis; para ello es muy importante la formación permanente del profesor para saber distinguir entre lo que es consigna pedagógica y lo que es tesis docente. Creo que el profesorado español ha sido víctima, desde hace siglos, de numerosas consignas pedagógicas, y ha disfrutado escasamente de tesis docentes de vanguardia.

Las aguas inocentes del Ebro en Fontibre se convierten en turbulentas cuando se pretende llevarlas a otras cuencas. Los castellanos viejos consideraban traidor al Ebro y los aragoneses hodiernos temen que sus aguas se trasvasen a otras comunidades autónomas. La formación científica y la ética docentes en el aula conviven con la avanzadilla de los tiempos que acompañan al profesor en el logro de la dignidad de la carrera docente.

Gracias a Lucía por sus palabras tan comprensivas y saludos para todos.

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Enrique Moradiellos10:30, 14/04/2013

Estimado profesor Marina y estimados compañeros de debate en el foro:

Me tomo la libertad de volver a intervenir en el foro para informaros de la aparición en la prensa de un artículo sobre el asunto que estamos debatiendo firmado por Juan Andrade Blanco, profesor de Didáctica de la Historia en la Facultad de Formación del Profesorado de la Universidad de Extremadura. Lleva un título a mi modo de ver muy apropiado (“Saber (y) Enseñar”) y vio la luz en las páginas digitales del diario “Público” el pasado 10 de abril de 2013. Creo que su lectura merece la pena por muchas razones de peso. Aquí está el enlace para acceder a su contenido de modo directo:

http://blogs.publico.es/dominiopublico/6789/saber-y-ensenar/

Como apreciaréis, el profesor Andrade Blanco, al margen de la contextualización socio-política de la actual crisis educativa (debatible como todo), parte de una premisa que constituye la clave de bóveda de toda la discusión generada hace algunas semanas. A saber: “una realidad difícil de negar, como es el descenso en muchos aspectos del nivel formativo de los estudiantes de Magisterio”. Y también descarta como argumento que las críticas vertidas sobre esta situación supongan una puesta en cuesión de “la enseñanza pública” o que tengan que ver con una pretendida lucha entre “partidarios de la defensa de los contenidos disciplinares en la educación de supuesta tendencia conservadora y los partidarios de las nuevas pedagogías supuestamente progresistas”. Entre otras cosas porque, en sus propias palabras, muchas de esas críticas (e incluyo aquí mi propia intervención inicial en el diario “El País”) se hacen “contra una forma de entender la didáctica y la pedagogía que suele presentarse con los ropajes del progresismo y que en última instancia reproduce, consciente e inconscientemente, unos valores pragmatistas y competitivos que escandalizaría a quienes como Paulo Freire cultivaron magistralmente la pedagogía en un sentido emancipador”. No en vano, el resultado patente de la extensión de esas corrientes ha sido muy pernicioso para la formación de los estudiantes afectados por ella, empezando por los estudiantes del Magisterio que siguen los nuevos planes de estudios aprobados a tenor de esas directrices. Unos planes de estudio que están en el origen de esas quejas de los opositores madrileños que la prensa recogía profusamente y que el profesor Marina también reproducía en el artículo que ha dado origen a este debate. Un ilustrativo ejemplo: “Hacía tiempo que no estudiaba matemáticas. En la carrera sólo dábamos Didáctica de las Matemáticas, que era más cómo transmitir conocimientos que contenidos”. A este respecto, el diagnóstico de Andrade Blanco es suficientemente revelador de cuál ha sido el resultado del proceso que está en la base de esta situación: “la imposición de unas pautas de ordenación de la docencia que repelen el análisis científico y la reflexión crítica en torno a contenidos materiales concretos, es decir, en torno a lo único que se puede reflexionar con garantías. En lugar de eso se viene imponiendo una jerga corporativa de objetivos, competencias, destrezas y evaluaciones: un metalenguaje vacuo y autorreferencial que reproduce los valores mercantiles del funcionalismo y la competitividad y confunde la necesaria organización de la enseñanza con su burocratización”. Y prosigue el autor del artículo señalando de nuevo y con precisión algo que yo mismo había tratado de subrayar de manera enfática: “no se está planteando que no tenga sentido, ni que no sea muy importante, que lo es y mucho, una reflexión teórica y metodológica en torno a “cómo”, “por qué” y “a quién” se enseña, pero sí que esta reflexión no puede ser independiente del “qué” se enseña, y que el primer principio didáctico lógico y fundamental es que no se puede enseñar aquello que se desconoce”.

Espero que este breve resumen de la aportación del profesor Andrade Blanco sea lo suficientemente estimuladora para invitar a su lectura completa y reflexiva. A mi entender, creo que todos ganaríamos mucho con ello porque es bastante aclarativa en muchos conceptos y frente a muchos tópicos. Y no se puede decir que provenga de un “militante de la antipedagogía”, ni de un desconocedor de la situación por no ser maestro, pedagogo o profesor de las Facultades de Formación del Profesorado o Educación.

Un saludo muy cordial,
Enrique Moradiellos

Lucía04:26, 13/04/2013

Subscribo la totalidad de la respuesta del prof. Marina a Rakbi, respecto al homeschooling; es más, no conozco a nadie con autoridad en la materia que se haya pronunciado a su favor; muy otra cosa sería la de completar en casa la labor educativa de la escuela. No me refiero a ayudarle directamente en el esfuerzo que debe realizar con sus deberes escolares -que en ocasiones conviene y en muchas otras, no-, sino a seguir educándolo, es decir, a compartir sus ‘juegos’, a contar y leerle historias hasta que él mismo se desprenda de nuestra mano para correr a hacerlo, a mantener un diálogo diario sobre mil cuestiones, y aun a instruirlo en materias distintas a las obligatorias del colegio, cargando la mano en lo lúdico, según cuestiones, niños, edades, tiempo y demás, pero jugar nos gusta a toda edad; todos jugamos, y jugamos muy en serio. Tampoco se me interprete como partidaria de imponerle más obligaciones, bajo ningún concepto, sí de ayudarle a flexibilizar su capacidad de comprensión, aligerando su esfuerzo. Se logran milagros, y no solo educativos, sino de relación con los hijos, lo que siempre redunda en todo beneficios de todo tipo para el niño.

Agradecerle al prof. Viudas sus afortunadas intervenciones, y no solo, sino mucho, pero mucho, el contenido de la url que tan amablemente nos dejó, y al que uno no iría sin alguien que lo empujara suavemente por detrás como a un niño. Gracias.

Antonio Viudas Camarasa23:14, 12/04/2013

Rakbi, vuestra intervención me ha motivado en la interdisciplinaridad del saber en este foro, dicho en lenguaje bolonio “transversalidad de las competencias”.

Llego a este debate trabajando en una relectura crítica y comentada con mis alumnos de la “Gramática de la lengua castellana” (1492) del humanista Antonio de Nebrija, en curso universitario de quince semanas de duración, de las que nos quedan seis. La exégesis del texto de Nebrija me lleva a una plurivisión de la ciencia como si estuviera en época renacentista con ideas perennes a lo largo de la historia.

Nebrija, en la exposición del origen de las letras cita a Quintiliano, que en sus “Instituciones oratorias” dedica el capítulo II del libro I a “Si es más útil la instrucción doméstica que la pública” que podéis leer en esta URL

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/instituciones-oratorias–0/html/fffbc2d6-82b1-11df-acc7-002185ce6064_41.html#I_6_

Nebrija no es sólo gramático y diccionarista, sino que se ocupó de la enseñanza en un un tratado sobre la educación de los hijos “De liberis educandis libellus”, en el que sigue muy de cerca las ideas docentes de Quintiliano, siglo I de nuestra era, que afirmaba que “A la mayor parte de los niños no les falta ingenio, sino aplicación”.

Ante la cultura de mosaico que sufrimos en nuestros días, una mirada al humanismo español y europeo del siglo XVI es balón de oxígeno que fomenta la aparición de nuevos aires en el pensamiento español contemporáneo.

Curiosamente antes que Quintiliano, Plutarco publicó una obra titulada “De liberis educandis”.

Obviamente, en este foro, estamos reaprendiendo y en ocasiones aprendiendo a intervenir, argumentando nuestras intervenciones con razones que las sustentan y gratamente todavía nadie ha utilizado el tan socorrido argumento ad hominem o ad personam.
Buen fin de semana para todos.
Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

jose antonio marina12:45, 12/04/2013

Respuesta a Rakbi. Me gustaría tratar el tema del homeschooling porque aclara dos evaluaciones diferentes de la educación, difíciles de integrar. Desde el punto de vista de “vuestro hijo” tal vez sea muy bueno el homeschooling porque podéis dedicar el tiempo necesario, no vais a adoctrinarle en creencias sectarias, totalitarias, dogmáticas o perversas, vais a cuidaros de su socialización, etc.
Pero desde el punto de vista social, la educación en la escuela es mejor porque asegura socialmente de manera profunda -a pesar de sus defectos- el bien de los niños. Pondré otro ejemplo: desde el punto de un niño concreto posiblemente sea mejor que haya centros de excelencia y centros de malos estudiantes. Desde un punto de vista social, es mejor no establecer esa distinción, porque segrega peligrosamente a los alumnos. Nos podemos encontrar así en un pensamiento dividido. Vosotros como profesores, pensais que hay que hacer que la escuela funcione bien porque es nuestra obligación que así sea, pero como padres preferis elhomeschooling, como otro prefieren una escuela de élite. Es un problema complejo, sobre el qe si os parece debatiremos en otra ocasión.

jose antonio marina12:37, 12/04/2013

Repuesta a Antonio Viudas. Me interesaría mucho -en este caso es un interés personal- que vuestro grupo de trabajo estudiara y criticara mi último libro “El bucle prodigioso”. SI me dais vuestra direccion os envio un ejemplar. Ese bucle, que me parece lo más peculiar de la inteligencia humana, hace que una actividad de la inteligencia vuelva sobre ella y la modifique. Por ejemplo, una inteligencia no lingüística inventó el lenguaje que revertió sobre ella y la cambió: ahora no podemos pensar sin palabras.
Lo que dices sobre aprender a aprender se lo plantearon ya los lógicos medievales: ¿Hay que poseer ya las estructuras lógicas para aprender lógica? Si ya las tenemos, para qué vamos aprenderlas otra vez. Creo que el mero análisis lingüístico no sirve para aclarar este problema.

rakbi23:17, 11/04/2013

Somos una pareja de profesores (primaria y secundaria), conocemos algo de lo que ocurre hoy en la mayoría de las aulas y no nos gusta, para nuestros tres hijos queremos algo mejor. Intentamos desde nuestro trabajo abrir nuevas vías de enseñanza y aprendizaje, pero el margen de maniobra es estrecho, muy estrecho. Mientras intentamos un mundo mejor, nuestra opción para nuestros niños es el homeschooling, qué paradoja…

Antonio Viudas Camarasa16:50, 11/04/2013

Muchas gracias, profesor Marina, por sus aportaciones y la elegante dirección de este foro.

Un equipo de trabajo, en una clase de siete alumnos universitarios de último curso de licenciatura, durante dos horas nos hemos dedicado a analizar el planteamiento de la tautología inclusa en el sintagma “aprender a aprender”, estructura perifrástica formada por “infinitivo + preposición ´a´ + infinitivo” y el resultado, en principio, nos resulta tautológico siempre que se repite el mismo infinitivo con verbos de aprendizaje, en cambio con verbos de sentimiento presenta un significado incomprensible por ejemplo en “amar a amar”, “querer a querer”.

Si al verbo “aprender” se le suma otro infinitivo de acción el resultado es inteligible y no tautológico, por ejemplo “aprender a estudiar”, “aprender a enseñar”.

El uso que hace Carmen Pellicer de “Enseñar a aprender” no es tautológico, porque enseñar implica el significado de “docere” y aprender el de “discere”.

Antonio Viudas Camarasa y el grupo de trabajo de la Universidad de Extremadura

jose antonio marina16:35, 11/04/2013

Cristina hace una pregunta directa. ¿Cómo podemos contestarla? Un maestro debe saber, al menos, aquello que tiene que enseñar. ¿Y qué tiene que enseñar? Ese es el centro de este debate. Debe colaborar en su nivel a enseñar lo que todo ciudadano debe saber al llegar a los 16, que es cuando se acaba la tutela educativa de la sociedad. ¿Y ese alumno debe saber por donde pasa el Ebro? Me gustaría que un profesor de geografía lo justificara. Por si no llega ninguno, lo haré yo. Por cierto, Foucault, hace ya medio siglo, estudió hasta qué punto la enseñanza de la geografía puede estar ideologizada. Los seres humanos deben tener un modelo claro del mundo que les rodea. Lo importante es acertar con la escala ideal para representarlo. Parece que conocer los rios más importantes de las naciones del mundo -y en especial de la propia- forma parte de esa representación ideal. A partir de ahí, se pueden buscar más detalles en Internet.

Cristina14:11, 11/04/2013

“Obviamente”… una palabra que hace mucho no encontraba en un debate sobre educación. Un saludo, Lucía.

Lucía21:52, 10/04/2013

Cristina: Obviamente, y tanto y tanto más. Y además, cuanto le venga bien a sus alumnos, que es saberse todo eso y, además, interesarlos por ello, se puede y conviene, y puestos a desear, redactar impecablemente, síntoma de que uno, no solo domina los entresijos de su propia lengua, sino de que ha leído y lee, a poder ser, mucho más de lo que lee el ciudadano común. En realidad, los niños se miran en el espejo de su profesor, y de él aprenden justicia, ética y aun estética, y cómo no, cortesía, el valor de la amistad, del respeto, de la libertad y hasta de la misericordia…

Cristina14:26, 10/04/2013

Entonces, los profesores del sistema educativo español ¿tienen que saber por dónde pasa el Ebro, o no?

José Joaquín01:35, 10/04/2013

Es cierto que pocos debates llegan a buen puerto, pero la realidad continúa más allá del debate y el debate sirve porque va modulando posturas y porque los cambios de opinión necesitan tiempo y reposo, un tiempo y una tranquilidad que los debates no suelen conceder… Pero la vida sí… A veces.

jose antonio marina01:13, 10/04/2013

Tras leer el comentario de Antonio Viudas, quiero prcisar mas lo que dije al prof.Moradiellos sobre “aprender a aprender”. En los últimos años hay muchos estudios acerca de la eficacia pedagógica de lo que llamamos “metacognición”, es decir, de la reflexión que hace el alumno sobre sus procesos de aprendizaje. Es interesante que el tema ha recibido un nuevo impulso a partir de los estudios neurológicos sobre las funcione ejecutivas, entre las cuales se incluye esta capacidad de reflexionar sobre las propias actividades. He mencionado algunas de sus aplicaciones pedagógicas, en “La inteligencia ejecutiva”. Otro caso de técnicas de aprender a aprender, son las práctias didácticas sobre “Aprender a pensar” de las que en esta página del CEIDE habla Carmen Pellicer, una gran docente.

Carmen Viejo Díaz22:20, 09/04/2013

Hola ,

Aquí hay propuestas rigurosamente justificadas y un congreso extraordinario al cual tuve el honor de asistir y escuchar a grandes pedagogos e investigadores de la pedagogía.

” Reinventar la profesión docente ”

http://www.doe.uma.es/contenidos/videos.action?id=23&page=1

http://www.aufop.com/aufop/uploaded_files/congresos/1296516384.pdf

http://www.doe.uma.es/contenidos/videos.action?id=23&page=1

!!Saludos y cuanta razón tiene j,A Marina: saber escuchar es la clave; una escucha activa, vacía de juicios dogmáticos y no selectiva.

PD:Este debate ya ha llegado vía LinkedIn a México así que sino ha llegado a buen puerto por lo menos ha saltado el océano .Y tienen el mismo problema ;así que no veamos a los protagonistas de la polémica sino al problema de fondo :” qué no sabemos escuchar “…

jose antonio marina21:03, 09/04/2013

Quiero comentar el último post de Hanna. Es cierto que pocos debates llegan a buen puerto, pero también lo es que debemos hacer un profundo acto de fe en que podría ser de otra manera. La historia de la educación en España ha estado siempre profundamente ideologizada, con ideologías polìticas o religiosas. Ojalá pudiéramos establecer un diálogo en el que aportáramos la información de que disponemos cada uno, estemos dispuesto a escuchar lo que nos dicen los demas, y entre todos hacer propuestas rigurosamente justificadas.

Hanna14:59, 09/04/2013

Por alguna razón no se han publicado las urls. Vuelvo a dejarlas. Gracias.
“Primero aprende y solo después enseña” (E. Moradiellos):
“Primero saber y solo después opinar” (G. Sacristán): http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/03/28/actualidad/1364475200_338215.html

Hanna14:49, 09/04/2013

Profesor Marina: Gracias por la oportunidad. Lo malo de debates como este es que -al menos, esa es mi larga experiencia-, no solo no suelen llegar a buen puerto, sino que no arriban a puerto alguno con harta frecuencia. Y ello porque, en especial, y muy marcadamente quizá en este caso, algunos de los que aspiran a argumentar lo fían todo al prestigio que conlleva -consideran-, su nombre, o el de su cátedra, juzgando que, así, bien se puede prescindir, tanto de un “buen saber hacer” entre terceros, los lectores, como de una mínima cortesía, hurtando, en cambio, los argumentos de la réplica o refutación. Así, el excelente artículo de Enrique Moradiellos, “Primero aprende y solo después enseña”, publicado en El País el pasado 22 de marzo, es ‘rebatido’ por J. Gimeno Sacristán en el mismo diario, el 31 del mismo mes, por la vía simple o simplona de la descalificación, y ello ya desde el propio título del artículo: “Primero saber y solo después opinar”. Léase, si no se ha hecho, y con ese espíritu de querer verificarlo -o de dejar de hacerlo, no hay causa, he errado-, el artículo de Gimeno Sacristán, más que una réplica a Moradiellos, un pretender ‘afearle la conducta’ por haberse atrevido a decir lo que le pareció oportuno en su día.
Muchas gracias.

El enlace al art. de G. Sacristán:

La del prof. Moradiellos:

Ruby Rosales04:34, 09/04/2013

Muy interesantes todos los comentarios de los colegas, y sobre todo del artículo del Profesor Marina, que para mí, ha sido un placer haber encontrado un artículo retador a mi profesión, en donde principalmente habla de todos aquellos que ejercemos la docencia (por cierto un don maravilloso), ya que me dedico a la Educación Inicial.
Y donde los pequeños son mis principales maestros, ELLOS ME EVALUAN todos los días, ya que sus logros obtenidos a esa edad, es el resultado de mi intervención docente, y de la influencia que yo pueda tener con los padres de familia, para hacerlos partícipes del desarrollo integral de sus hijos. Aunque yo me pregunto ¿tendrá el conocimiento un valor numérico? ¿Cuál sería la escala? ¿Realmente si yo reprobara a un alumno (en el nivel que sea), para quién es la calificación?, ¿Para el alumno o para mí, como profesora? Me queda claro a través de éste artículo del Profesor Marina, que la total responsabilidad de enseñanza-aprendizaje, utilizando todas las herramientas habidas y por haber, es de los docentes, ya que a través de “la percepción” que podemos transmitir como maestros dentro del aula, podemos o pulir a un alumno, o enterrar sus sueños y sus dones.
Por eso me uno, a ser un docente con una autoformación constante. Saludos Profesor Marina

Joaquin Lara Sierra00:58, 09/04/2013

Albert Einstein dijo: “Lo único que permanece constante es el cambio”. … en este sentido el profesor como agente de cambio y miembro activo de la escuela quien a su vez es transformadora de la sociedad, debe asumir el reto de transformar sus hábitos como docente, su quehacer y su práctica pedagógica de tal suerte que se ajuste y enganche a los cambios que esta sufriendo esta sociedad actual.
Seguro que como maestros que tenemos la obligación de formar al hombre y la mujer del mañana tenemos la mayor obligación de imprimir en nuestra práctica educativa el cambio, la innovación en lo que hacemos como maestros.

Antonio Viudas Camarasa20:38, 08/04/2013

Felizmente ha llegado a mi conocimiento este debate tan fructífero. Primero lo he leído en la tablet durante varias horas. Luego, ahora, aunque no sé, con permiso de José Gimeno Sacristán voy a opinar, porque opinando se puede llegar a aprender.
El debate Marina-enseñantes-Moradiellos o Moradiellos-enseñantes-Marina es aleccionador. Moradiellos ha dado la clave de que “aprender a aprender” es una tautología evidente, asumida como algo nuevo durante muchas décadas, sin serlo. Parece ser que es más acertado el eslogan innovador “aprender enseñando” y “enseñar aprendiendo” que tanta literatura ha suscitado en los últimos treinta años.
Estoy en la enseñanza tras haber renunciado a una jubilación de oro y sigo feliz cada día que termino una clase y les digo a mis alumnos que hoy tenía que haber pagado por dar clase en vez de cobrar a fin de mes, porque me divierto dialogando con ellos y me estimulan aprender por ejemplo que “çania” es cómo escribe Nebrija en su Gramática la actual palabra “zanja”.
“Çania”, zanaja de Antonius “Lebrissen” donde pone la primera piedra de la Gramática de la lengua castellana Antonius “Nebrissen”, en agosto de 1492.
En la cuestión de la docencia y la enseñanza se han estado poniendo piedras desde hace siglos. Nadie puede decir que es mejor la enseñanza tradicional que la enseñanza innovadora. La mejor en todas las épocas ha sido la enseñanza a secas, la recibida por el arquitecto de templos ancestrales y la del orador que domina el arte de la palabra.
Desde que con la Ley Villar los maestros dejaron de ser maestros y pasaron a denominarse profesores –y el máximo honor de una maestra de párvulos, en la década de los ochenta, fue decir que ya era “profesora de profesores”– la enseñanza en la España de Marinas, pedagodos y Moradiellos, ha ido de capa caída, entre otras causas y creo que es la principal, porque se ha perdido la dignidad de la carrera docente y en el culmen de la enseñanza que es la Universidad ha desaparecido la figura del maestro académico, salvo honrosas excepciones.
¿Cómo se puede volver a formar maestros para todos los ciclos de enseñanza? La respuesta es muy fácil “aprendiendo de nuevo a formar maestros” con ayuda de la inteligencia y el apoyo de las tecnologías cambiantes. Pasando de la tiza, sin olvidarla, a la pizarra digital, usando el ordenador, pero descubriendo los nuevos horizontes de la tablet y sin olvidar el aprendizaje del esfuerzo para prepararse a los nuevos inventos que vendrán sin duda en menos de una década. Pienso que el problema de la enseñanza se resuelve educando para aprender y aprendiendo para educar a las nuevas generaciones. ¿Quién será capaz de poner la guinda al pastel?
Gracias profesor Marina por haber abierto este debate y gracias profesor Moradiellos por intervenir en el mismo.
Antonio Viudas Camarasa
Universidad de Extremadura

José Joaquín12:20, 08/04/2013

Señor Moradiellos:

Soy profesor de instrumento en un conservatorio.
Entre los contenidos que intento que mis alumnos aprendan se encuentran algunos referidos al modo en que adquirimos destrezas: Cómo, por ejemplo, para aprender a hacer una secuencia de movimientos es crítico aprender la secuencia correctamente, después repetirlo un número suficiente de veces con un refuerzo emocional (la sensación de éxito) para que el cerebro decida que merece la pena hacer un bloque (sobreaprendizaje) y que una vez hecho esto es fácil traspasar la velocidad.
Intento que aprendan que Las conexiones que se usan se refuerzan y las que no, se debilitan o se suprimen y que por lo tanto es necesario para los músicos mantener un cierto grado de actividad cotidiana.
Aprenden, o lo intento, que necesitan automatizar una destreza antes de abordar otra porque no podrán prestar atención a todas las dificultades a la vez.
Aprenden a tocar un instrumento y aprenden también algunos de los procesos implicados en su aprendizaje. Yo no lo llamo “aprender a aprender” porque no he necesitado llamarle de ningún modo hasta ahora, pero cuando he oído o leído el ‘mantra’ he pensado que se refería a esto.
Como no he leído literatura pedagógica sobre el tema no sé si “aprender a aprender” se refiere a otra cosa y de qué manera se trata en cada etapa. Del modo en el que yo entendía el ‘mantra’ es algo más que aprender a estudiar, es algo más que aprender unas técnicas de adquisición de conocimientos o destrezas. Es comprender los procesos mismos que permiten el aprendizaje para poder utilizarlos mejor y esto sí que me parece necesario.

Un saludo
José Joaquín Aroca

Cristina11:31, 08/04/2013

Un artículo que habla sobre el papel de la creatividad en el aprendizaje y en la escuela y que enfrenta comentarios como:

Ken Robinson: “El colegio sigue modelos industriales del XIX”
Frank E. Weinert: “No puede ser que cada día haya que encontrar razones para lavarse los dientes. Eso no lo aguanta la naturaleza humana”

http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/04/05/actualidad/1365175865_448281.html

Quizás sea cuestión de ir encontrando el equilibrio entre los cambios que se han producido en la sociedad y la necesaria adaptación del modelo de enseñanza, atentos a los fallos que nos vamos encontrando como la anécdota que ha dado lugar a este interesante debate.

Carmen Viejo Díaz18:11, 07/04/2013

Buenas tardes,

Otro de los grandes pedagogos Jurjo Torres Santomé .Dice hoy en su blog, algo valido que escribío en el 2006 :

http://jurjotorres.com/?p=680

“Podemos distinguir tres tipos de personas en función de su nivel de apertura a las ideas ajenas: alienadas, dogmáticas y críticas. Las personas de mente alienada no tienen interés en escuchar los argumentos opuestos o en analizar sus propias creencias y operan sólo siguiendo eslóganes y estereotipos. Se correspondería con lo que C. Wright MILLS (1987, pág. 296) denomina «el hombre de la masa», una persona aprisionada por sus preocupaciones personales, pero que no se da cuenta de su verdadero origen y significado; incapaz de expresar opiniones diferentes a las de aquellos grupos sociales instalados en situaciones de poder y a los que sigue con los ojos vendados. Por el contrario, las dogmáticas se preocupan de conocer los puntos de vista opuestos, pero sólo con la intención de refutarlos; no son personas abiertas a la posibilidad de admitir imperfecciones o defectos en sus creencias. Sin embargo, las personas con mentalidad crítica están dispuestas a admitir perspectivas y puntos de vista contrarios, puesto que asumen que cualquier sistema de creencias tiene flancos débiles y que pueden subsanarse en la medida en que se confrontan con informaciones y creencias diferentes. El debate pasa a ser considerado como algo imprescindible para formar su opinión y tomar decisiones.
Una figura docente con autoridad intelectual, precisa, asimismo, estar interesada por convertirse entre su alumnado en una autoridad moral.”

Y una propuesta :
“Apadrina un estudiante :Compromiso educativo para los parias de España ”

http://carmenviejodiaz.wordpress.com/2013/04/06/compromiso-educativo/

¿ Para ser jardinero ?Bonita comparación…

Como jardinera diría:

* Tener amor por las plantas.¿Vocación?.
** Tener excelentes y experimentados profesores que te permiten experimentar con los saberes…(learning by doing)
*** Tener una extraordinaria sensibilidad para leer entre líneas a las plantas ya que cada una necesita una cosa…
**** Tener una visión sistémica : agua+sol+aire+plagas+….ect y metasistémica ¿ cómo soy yo como jardinero?¿ un jardinero más? ¿un jardinero extraordinario? ¿un jardinero autarquico?¿un jardinero democrático?¿un jardinero cualitativo ?¿un jardinero cuantitativo ?¿un jardinero cuali-cuantitativo? ¿un jardinero que trabaja y aprende de otros jardineros ?….

*****Tener una sinergía con las plantas, porque también como jardinero se sabe – un ser vivo y aprende de ellas y con ellas –

Pd:¡¡ Ah ¡¡ pongan en tela de juicio todos mis ideas. Soy una mera e ignorante psicopedagoga-jardinera … ¿Ya se habla más de aprender que de enseñar y aún más todavía de desaprender ?.

Saludos cordiales

Enrique Moradiellos14:24, 07/04/2013

Estimado profesor Marina:

Quisiera añadir una necesaria addenda respecto a su comentario sobre la naturaleza de “noción vaga” de la fórmula “aprender a aprender”, (traducción del original inglés: Learn to learn), ya integrada como máxima de sabiduría pedagógica evidente por sí misma en las programaciones docentes de la educación primaria y secundaria y muy pronto, si no se detiene a tiempo, en la educación universitaria. Y lo hago porque el sentido y origen de dicha máxima puede ser considerada una anécdota reveladora de lo que pretendo con mi crítica a ciertas corrientes pedagógicas hoy en boga y de pretensión hegemónica y exclusivista (porque de eso se trata, creo honestamente).

Usted señala con su habitual mesura y bonhomía que podríamos salvar su franco absurdo con una recondución de su sentido pertinente hacia el sintagma “aprender a estudiar”, lo que es plenamente lógico, racional y operativo: esa oración que propone tiene pleno sentido, gramatical y semántico, sin asomo de duda, ironía o contradicción. Por tanto, nada que objetar a esa reconversión semántica de la fórmula original. Pero me temo que los proponentes del famoso sintagma “aprender a aprender” no estarían muy de acuerdo con su solución porque expresamente han dicho que lo que dicha fórmula significa es otra cosa muy distinta y hasta contradictoria. Y por eso me parece necesario debatir y rebatir esa sentencia supuestamente magistral a tono con algo que usted escribió hace algún tiempo y que no he olvidado en mi vida profesional: “Conviene decir una y otra vez que con las cosas de pensar no se juega” (Crónicas de la postmodernidad, 2000, p. 51).

A mi juicio, una perspectiva pedagógica que hace uso de tal fórmula como máxima propedéutica incurre en flagrantes peligros porque se inhabilita para ejercer su función “formativa” y no digamos ya que “instructiva” (si mantenemos la diferencia entre esas facetas conjugadas de la educación como actividad). No en vano, “aprender a aprender” es una muestra patética de inanidad lógico-conceptual bajo cualquier punto de vista humano y racional. Así se defiende el supuesto sentido de esta máxima (cuyo origen el pedagogo canadiense Lucien Morin parece rastrear con anterioridad a las convulsiones estudiantiles de 1968) en un texto de otro pedagogo (este mexicano), por otra parte, bien razonable y útil en algunos apartados: “Pero si se considera que aprender a aprender es mejor que simplemente aprender –y esto no es sólo un juego de palabras-, probablemente sea necesario redefinir la tarea educativa” (Gabriel J. Mendoza Buenrostro, Por una didáctica mínima, 2007, p. 61).

El asombro ante esta afirmación tan aplaudida por esas corrientes psicopedagógicas mencionadas parte del hecho de que nos hallamos ante un sintagma que tiene la estructura tautológica de una identidad reduplicativa: A + A. Pero, como bien debería saber todo científico que, por fuerza, usa la lógica proposicional como base y disciplina de su pensamiento para ser inequívoco, no contradictorio y fértil en derivaciones teóricas y prácticas, la identidad reduplicativa ni quita ni añade nada a su sentido primero porque es circular y autorreferencial: A + A = A.

Dicho en otras palabras: “Aprender a aprender” es equivalente a “aprender”, sin que la repetición del núcleo de identidad amplíe o agrande esa identidad porque lo definido está ya dado en la definición. Por tanto, el sentido lógico, semántico, conceptual, científico, tecnológico, pragmático o meramente común que queramos dar al sintagma “aprender a aprender” se agota en “aprender” (no sería lo mismo con “enseñar a aprender” o “aprender a enseñar”, como tampoco con “enseñar a estudiar” o “aprender a estudiar”, naturalmente). Y no hay tras ese sintagma más que un “juego de palabras” inútil, quizá de pretensión metafórica, que a algunos podría parecer eufónico (no a nuestro juicio) y que por su estructura interna carece de potencia explicativa para decir algo distinto a “aprender”.

Por cierto que cabe una prueba del sinsentido de la expresión más metafórica y como juego de palabras mucho más divertido: proceder a la triplicación o quintuplicación del sintagma para ver si misteriosamente surge algún sentido nuevo (aprender a aprender a aprender, por ejemplo). De hecho, cuando se explicita en detalle qué significado atribuyen los usuarios del sintagma “Aprender a Aprender” a esta especie de mantra psico-pedagógico, siempre aparece como núcleo de sentido su primera identidad cruda y nuda, sin añadidos sorprendentes o inesperados. Es el caso del eminente psicólogo del aprendizaje Guy Claxton, a título de ejemplo: “Aprender a aprender o el desarrollo de la facultad de aprender es conseguir ser mejores a la hora de saber cuándo, cómo y qué podemos hacer cuando no sabemos qué hacer” (Aprender, 2001, p. 23).

En definitiva, manteniendo como máxima pedagógica la fórmula “aprender a aprender” se está fomentando un hábito cognitivo claramente nocivo y pernicioso para nuestros estudiantes y futuros maestros y profesores, al despreciar la lógica de identidad y de no contradicción (amén del tercio excluso) como herramientas intelectuales básicas y transversales para toda operación intelectual humana. Si “aprender a aprender” tiene sentido y hasta referencia semántica, entoces definir la química como “lo que es químico” o la “historia” como lo que es “histórico” sería el colmo de la verdad y propiedad definitoria, con todo lo que ello hubiera significado para el surgimiento y desarrollo de las ciencias formales, naturales y socio-humanas. Siendo esto así, ¿por qué se mantiene esa especie de mantra oscuro y misterioso como un descubrimiento brillante de la “ciencia de la educación” o de la Pedagogía más innovadora y actualizada? A menos que sea por pura ignorancia, interés oculto o el triunfo imbatible de aquel relativismo epistémico que llevó a las imposturas intelectuales denunciadas por Sokal y Bricmont (y por usted mismo en el libro ya mencionado), yo no encuentro respuesta a esos absurdos. Y frente a esas recaídas en lo que parece ser estilos de la mentalidad primitiva y mágica, sólo hallo consuelo en uno de sus consejos del año 2000: “Para ser jardinero no basta con hacer proyectos, hay que saber cuidar las plantas”. O lo que es lo mismo: para formar, hay que saber y también saber instruir. El resto son castillos en el aire, pero potencialmente letales.

Un saludo muy cordial y mi agradecimiento por compartir sus saberes con todos los integrantes de este debate.

Enrique Moradiellos.

Leoncio López-Ocón13:13, 07/04/2013

En tiempos tan atribulados como los que nos está tocando vivir es muy satisfactorio encontrarnos con un debate de altura intelectual, y de hondo compromiso cívico, como el que están animando los profesores Marina, Moradiellos, y demás intervinientes.

Enrique Moradiellos11:58, 07/04/2013

Estimado profesor Marina:

Aprecio y agradezco mucho sus interesantes y solventes respuestas a algunas de las cuestiones planteadas en el debate, que son desde luego esclarecedoras y dan mucho que pensar. No creo que nadie vinculado a la educación en cualquiera de sus niveles pueda objetar nada a su afirmación de que vivimos en “la era del aprendizaje permanente” y basta sólo para corroborarlo lo mucho que hemos tenido que aprender los que ya superamos los cincuenta años en los últimos decenios: uso de teléfonos móviles, correos electrónicos, búsquedas informáticas en red, proyecciones en Power Point, pizarras digitales, plataformas Moodle 0.2, etc. También por eso mismo dudo que alguien no suscriba la premisa de que “las técnicas de enseñanza” son ahora de importancia decisiva y que “enseñar es una destreza especial” que debe ser cultivada, estudiada y practicada para su mejor perfeccionamiento.

Sinceramente, tampoco creo que sea rebatible que la práctica de esa destreza técnica en los niveles de educación obligatoria (quizá sobre todo en su fase primaria, por razones de desarrollo cognitivo incipiente) presupone un plus añadido de capacidad y añadiría que de vocación personal. No en vano, como usted mismo señala, en esos planos no sólo es imprescindible impartir materias (competencias de conocimiento, para entendernos: desde la suma de números naturales a la identificación de las palabras y letras, si hablamos de niños de primaria), sino enseñar también actitudes (competencias de conducta: desde el respeto por la persona y opinión ajena como norma moral cívica a la capacidad de análisis, síntesis o detección de la contradicción como herramientas intelectuales para pensar crítica y globalmente). En otras palabras, lo que la tradición pedagógica clásica entendía que era instruir y formar a la par y conjugadamente como ideales de la “Paideia” (en la visión clásica de Werner Jaeger).

Si acaso, me permitiría expresar mi preocupación por lo que entiendo que es una disociación equívoca e incluso perversa entre ambas facetas educativas. Porque la Educación, como institución cultural humana, desde sus orígenes entiende la instrucción disciplinar y la formación moral e intelectual como conceptos conjugados, tan sinexialmente unidos como la figura de un padre que exige un hijo o de un anverso que demanda un reverso. Y esa disociación entre facetas conjugadas, según mi experiencia directa como profesor que he sido en Facultades de Formación del Profesorado y luego en el Máster de Formación del Profesorado, se da y muy cumplidamente en esos cuarteles y entre profesionales de la enseñanza. Y en ese resultado, siempre según mi leal y honesto pero no sagrado saber y entender, tiene mucho que ver el tipo de formación recibido por los profesores afectados (singularmente en el nivel de la educación para el Magisterio).

Trataré de explicar con la mayor brevedad y solicitando de antemano su benevolencia porque recurro a un tema muy tratado por usted en “La selva del lenguaje” (y pongo comillas porque me resulta imposible utilizar la cursiva aquí).

Pongamos que, en efecto, hay que enseñar a los niños hábitos cognitivos como el aprendizaje de la lectura en sus mínimos dos niveles: comprensión lectora gramatical o literal (leer y deletrear la palabra “desamortización”) y comprensión lectora conceptual o significativa (ententer el sentido histórico de la palabra “desamortización”). Pues para ejercer tal labor, al margen de ciertas virtudes como la empatía hacia sus alumnos, el gusto por el trabajo docente, la buena voluntad de entregarse en cuerpo y alma a su labor y otros requisitos psico-sociales, no valdría que el maestro correspondiente sólo supiera unas técnicas primarias de combinación de métodos docentes basados en los sonidos (sílabas o fonemas consonánticos) o en los significados (imágenes o contenidos semánticos). Además de aprender esas técnicas didácticas y su soporte pedagógico, el maestro debería saber bastante más sobre lo que es la lengua como herramienta humana, su aparición en la escala evolutiva de la hominización, sus bases fisiológicas, la historia de su desarrollo en sistemas de escritura primero ideográficos, luego silábicos y finalmente (en algunos casos) alfabéticos. Como en efecto así se hace en algunos países a la hora de formar y enseñar a profesionales de educación primaria, con tan buenos resultados.

Y ello ¿por qué razón? Porque para hacer su labor bien (y entiendo que eso es una categoría que exige gradación, naturalmente), el maestro que enseña a leer a niños debe tener conciencia reflexiva de lo que hace, de sus implicaciones intelectuales y de la tradición en la que su tarea se inscribe. Y eso presupone formación amplia y fundada de manera mínima en lingüística, historia de la educación y la escritura y conocimientos culturales anejos. Desde luego, no porque lo diga yo, sino porque lo dicen los mejores psicólogos del aprendizaje lector que he leído y que conozco. Me limitaré a citar a Maryanne Wolf y su espléndido “Cómo aprendemos a leer” (Barcelona, Ediciones B, 2008, p. 55):

“Los sumerios enseñaban a leer a los nuevos pupilos con listas de palabras grabadas en tablillas de arcilla. Este hecho no parece transcendental para la historia del Homo Sapiens, pero lo fue. El acto de enseñar no sólo requiere un sólido conocimiento del tema, sino que también obliga al profesor a analizar lo que conlleva la enseñanza de un contenido concreto. Además, la buena enseñanza pone de manifiesto las múltiples dimensiones del tema que se enseña: en este caso, la compleja naturaleza del lenguaje en su versión escrita. El proceso gradual de aprender a enseñar los antiguos sistemas de escritura obligó a los primeros maestros de lectura de nuestro mundo a convertirse también en los primeros lingüistas de la historia. (…) En otras palabras, mucho antes de que los educadores del siglo XX discutieran si es mejor enseñar a leer utilizando los métodos basados en los sonidos o en los significados, los sumerios ya incorporaban elementos de ambos en su antigua enseñanza”.

La conclusión obvia que yo extraería de ese mero ejemplo es meridiana: no cabe distinguir (ni oponer) formación disciplinar (qué enseñar) y tecnología y praxología docente (cómo enseñar). Ambas son parte sustancial del mismo proceso educativo si éste es verdaderamente tal: lo que recordaba Sócrates al negarse a disociar el conocimiento de la verdad de la práctica del diálogo como vía para acceder a ella. Lamentablemente, según mi experiencia y la de bastantes otros nada sectarios ni alarmistas, esa verdad axiológica se ha visto oscurecida en la formación de los maestros en los últimos tiempos y de manera agudizada. Y el resultado de ese proceso, junto a otros muchos condicionantes no desdeñables de origen socio-cultural general, es el que contemplamos en la actualidad. Y por eso urge la rectificación, en mi muy humilde y honesta opinión.

Un cordial saludo y mi gratitud por su atención y buen hacer en estos asuntos.

Enrique Moradiellos.

pmg21:27, 06/04/2013

Estimados colegas,creo que la educación es a la vez ciencia y arte.Como toda ciencia necesita de investigación y avances constantes. Términos como “motivación” “aprendizaje significativo” “inteligencias múltiples” “inteligencia ejecutiva”,etc…se refieren a conceptos que forman parte de esa innovación=investigación,indispensable para mejorar cualquier disciplina.Lamento que la psicología y la pedagogía estén denostada por algunos.Probablemente desconozcan su contenido y finalidad.En mi experiencia diaria , sin embargo ,son indispensables para el mejor conocimiento del alumno.
En esta maravillosa profesión , el componente humanista es esencial, Para ayudar al alumno debes conocerlo, comprenderlo y quererlo y a ello ayudan estas dos ciencias.
Son muchos los retos de esta profesión.Para avanzar necesitamos a los mejores. Sería deseable que el sistema fuera capaz de atraer a aquellos que deseen hacer de su profesión su pasión.

Alonso Quijano18:25, 06/04/2013

Las oposiciones en Madrid, como toda noticia, pretende primero captar la atención del lector además de informar; el típico ejemplo es el niño que muerde al perro. Esta noticia creo que se trata de algo parecido, son resultados estrambóticos, me inclino a creer que precisamente es lo contrario de lo ordinario, por eso ocupa titulares. No por ello se debe negar el problema, el problema existe, es la selección de personal en los colegios públicos.
Para encontrar la solución el profesor Marina se remonta a las causas que lo producen, bien está, yo me permito indicar causas próximas e inmediatas, más ramplón pero mientras se discute desde el plano teórico, hay medidas a adoptar de eficacia yo creo que indudable.
Las facultades de educación donde se forma el profesorado de primaria, por regla general, son las que tienen más número de alumnos de todas las facultades, más que las de derecho o económicas. Las universidades se financian por número de estudiantes y por ello no tienen ningún interés en reducir su matrícula. El número de estudiantes no se controla considerando las necesidades sociales sino la demanda, y es la solicitud de matrícula de los estudiantes la que fuerza la contratación del profesorado que una vez instalado fomenta el aumento del número de estudiantes para consolidar su plaza. Por tanto, como remedio inmediato, el número de estudiantes de magisterio en las universidades sostenidas con fondos públicos debe contraerse, hasta ajustarse a la previsión de la demanda real de plazas en las escuelas públicas. No creo menester señalar que la excesiva demanda de matrícula se debe a la escasa dificultad que existe para terminar los estudios y la facilidad conque se consigue un diploma universitario, aunque en este caso no dé mucho prestigio.
Otro asunto es la contratación de profesionales para las escuelas públicas, que es el tema de la noticia que suscitó el debate. Hay que decir que este tema no suscita quejas en los colegios de los marianistas, jesuitas, pilaristas ni maristas. Pues la solución se nos presenta ante los ojos, hagamos por lo menos lo que ellos hacen, libre contratación y despido de los maestros por los directores de los colegios. Buscar una solución al problema de las oposiciones es sostener un sistema de selección decimonónico y obsoleto por demás.
Por supuesto sigue abierto el tema de si en la enseñanza debe primar la memoria o la creatividad, pero estas medidas son resolutivas.
Queda pendiente el problema que está en el origen de todos los problemas educativos desde que se logró la escolarización universal: la libertad de los padres para elegir el colegio de sus hijos y su correspondiente, la necesaria diferenciación de centros para hacer posible la libertad de elección.
Personalmente creo que la medida adecuada es permitir a los centros que organicen el 50% del currículo que ahora se asigna a la disposición de las comunidades autónomas. Estas asignaturas deben permitir cierto grado de concentración del currículo, esto es que el 50% no obligatorio pueda configurar en cada centro una especialidad, algo similar a como actualmente funciona la formación profesional. Por ejemplo, en música 50% obligatorio y 50% de asignaturas relacionadas con la instrumentación y la música, quizá en ciencias, en letras, en tecnología, en danza o eclesiástico. Quizá otros prefieran un currículum ecléctico. Elegido por los padres no por la comunidades autónomas. Como es evidente también se contempla con el mismo tratamiento la cuestión de la lengua, sea vehicular, extranjera o materna. Todo ello sin asignaturas optativas, la opción es elegir el centro dentro del cual no debe haber opción de asignaturas, todos los alumnos deben estudiar loa mismas asignaturas. La configuración del currículo de los centro debe ser entendido con las correcciones debidas a la demanda real de los padres y a la oferta necesaria de los colegios públicos. Se me ocurre que no estaría mal que hubiera un colegio de deportes en todo Madrid, donde los escolares estudien el 50% del currículo obligatorio y el otro 50% de actividades deportivas. Se podría probar, y ver la respuesta de los padres.
En todo caso sí creo necesario que se publiquen en la prensa diaria, como ocurre en los periódicos nacionales de la Gran Bretaña, los resultados de las pruebas evaluativas de los centros realizadas sobre el 50% del currículo obligatorio para información de los padres.
…y mientras tanto discutiremos si son galgos o podencos, pero no se nos escapará la liebre.

Isidro García Getino17:10, 06/04/2013

Recojo el penúltimo párrafo de J.A.Marina del 06/04/2013. “No hemos sabido organizar bien un sistema muy potente”. Tan potente que lleva 25 años causando estragos y nadie -ni siquiera el actual ministerio- ha podido organizarlo, sólo han puesto pegotes, remiendos y cosidos que desgarran más el tejido (mal llamado) educativo: sistema LOGSE. Por la lógica deformación profesional, la mayoría de los que escriben en estos foros hablan de SU visión desde la Universidad o desde Secundaria; ignorando que los fallos del sistema están en los cimientos, en las bases, en la mala fundamentación del aprendizaje en sus primeros momentos y a lo largo de Primaria. Desde esas perspectivas remotas de lo que es la infancia, los niños antes y en los comienzos de la escuela, las enormes diferencias y la gran cantidad de niños con retrasos madurativos y/o con alteraciones sensoriales, con pobre o difícil organización neurológica, etc. etc. Y la escuela, la formación de los maestros, los responsables organizativos, … sin tener para nada en cuenta todas esas variables que condicionan los aprendizajes de base y todo el desenvolvimiento posterior. Y las cosas siguen rodando (mejor dicho los niños) y pasando porque el tiempo no se detiene y las lagunas creciendo y todo desemboca … donde vemos y hablamos. Conociendo las variables del principio, lo que es extraño es que no haya más debacle (debido a muchos padres y algunos profesores que pueden poner remedios). El Ministerio tendría que saber que las cosas comienzan por el principio y (aunque no sea ministerio de obras públicas) que los cimientos condicionan la estabilidad del edificio y que las casas no se comienzan por el tejado ni por el tercer piso. ¿No será que falta sentido común? En educación es más necesario que en ningún otro ámbito de la vida.

Maite Torres Torres13:23, 06/04/2013

Sres.:

Mientras el mundo de la pedagogía discute y discute y los colegios continúan divididos entre los dos sistemas antagónicos (el tradicional y el innovador) nuestros hijos son los que sufren esta falta de consenso que reclama el sentido común.

Si esta claro que hay que saber contenidos, que hay que estudiar, memorizar y esforzarse…pero todo ello sin dejar de pensar, crear, trabajar en equipo, utilizar las nuevas tecnologías…

La oferta académica se encuentra hoy en día polarizada entre ambos sistemas y los padres estamos muy preocupados por si hemos hecho bien a la hora de tener que elegir -forzosamente, ya que no se nos ofrece una síntesis, como pienso que debería ser- entre uno de los dos modelos. Y los que nos damos cuenta de las bondades de ambos sistemas sufrimos por las carencias que tendrán nuestros hijos y debemos estudiar para conocer la mejor manera de compensar las carencias de un sistema u otro…, cuestión que, por cierto, no he visto que se estudiara por ningún pedagogo y que resultaría muy interesante, pues la realidad es la que es y, como he dicho, mientras el mundo de la pedagogía no se ponga de acuerdo, los que van a sufrir el problema serán nuestros hijos.

Fdo. Maite, una madre convertida -a la fuerza- en aprendiz de pedagoga.

jose antonio marina13:05, 06/04/2013

Queridos amigos, gracias por vuestra participación. Espero poder contestaros a todos, porque de lo que se trata es de establecer un debate riguroso y perseverante. Con frecuencia, los debates educativos son arrebatos efimeros provocados por una noticia y, en consecuencia, no sirven para nada.
Contesto en primer lugar al profesor Moradiellos. La pedagogía ha estado sometida con frecuencia a vaivenes ideológicos que han minado su prestigio.Sin embargo, hemos entrado en la “era del aprendizaje permanente”, lo que implica que las técnicas de enseñanza van a tener una importancia decisiva. Dice, con razón, que para enseñar hay primero que aprender, y que para enseñar hay que enseñar siempre “algo”. Es cierto. Por eso, en el CEIDE queremos investigar lo que hay que aprender, y recordar que siempre que se aprende se aprende de memoria. Pero saber una materia no significa saber enseñarla. Enseñar es una destreza especial, que en el nivel de la enseñanza obligatoria (es decir, de la que se considera justo y necesario que reciban todos los ciudadanos) no puede reducirse a una materia. A través de cada asignatura nosotros tenemos que educar, un plus que en la universidad no tiene sentido, pero que para nosotros es imprescindible. Y aquí las cosas se complican. Usted critica nociones vagas como “aprender a aprender”, pero tal vez entendería mejor esta expresión si la sustituye por “aprender a estudiar”. Esta es una competencia de debe ser aprendida y que ha de hacerse a través de todas las asignaturas. Además, hay enseñanzas intrinsecamente transversales por varias razones (1) porque es necesario enseñar a transferir conocimientos de unas asignaturas a otras (2) porque hay destrezas transversales: aprender a pensar, comprensión lectora, comunicación, cooperación, educación moral, hábitos cognitivos, emocionales y comportamentales (3) porque en este momento tenemos que introducir en la educación las nuevas tecnologías, lo que supone un reto complicado, (4) porque es esencial para la educación fomentar el espíritu crítico. Seguiremos hablando de estos temas. En su último post indica los mediocres resultados de nuestro sistema educativo. Para ser justos en la evaluación, no hay que considerar sólo el ranking nacional, sino los resultados por regiones, porque en el caso español tenemos regiones muy bien situadas (Castilla-Leon, La Rioja, Navarra, el Pais Vasco) y otras muy mal, que bajan mucho la calificación estafas. ¿Por qué unas regiones tienen mejor resultados que otras, con la misma ley, y con presupuestos muy similares? Por último, pasar de la constatación de nuestra mediocridad educativa a que tenemos un serio problema en el Magisterio español es una conclusión demasiado parcial. Hay, en primer lugar, un problema de gestión educativa. No hemos sabido organizar bien un sistema muy potente. No se ha dado la importancia debida a los equipos directivos, se ha descuidado siempre la formación inicial del profesorado, cambios familiares y sociales importantes han presionado de forma drástica sobre la escuela (por ejemplo, la crisis de autoridad no es un fenomeno escolar, es ubicuo socialmente).
Al profesor anónimo que intervino en segundo lugar, que se había “comido” años de enseñanza, y que consideraba un disparate pensar que teodo el mundo tiene capacidad para el estudio, sólo puedo decirle que siento mucho que no abandonara antes la enseñanza. Más aun, siento mucho que se dedicara a ella.

Rafael Porlán12:02, 06/04/2013

Alguien lo ha dicho ya en un comentario anterior: la responsabilidad del desastre no puede ser de las pedagogías alternativas, sencillamente porque éstas sólo las practican una minoría de enseñantes.

Es justamente al contrario, los datos que aquí se analizan, y que tanto nos alarman, son precisamente una evidencia más del fracaso de la enseñanza tradicional.

Para más información en relación a este punto de vista véase el Manifiesto Pedagógico NO ES VERDAD, que de nuevo cobra toda su vigencia: http://www.redires.net/?q=node/1115

Enrique Moradiellos21:25, 05/04/2013

A riesgo de resultar plúmbeo y alarmista, me permito recordar a mis compañeros de debate algunos datos sobre la situación formativa de nuestros jóvenes (los estudiantes de 4º de Primaria) en términos de comparación mundial con sus compañeros de la misma edad y grado formativo. Y no recurro para ello al denostado informe PISA sino al estudio internacional de evaluación PIRLS-TIMSS (Progress in International Reading Literacy Study-Trends in International Mathematics and Science Study), que lleva a cabo la International Association for the Evaluation of Educational Achievement (IEA), cuyos resultados fueron publicados en diciembre de 2012. El profesor Javier Tourón ha tenido la gentileza de sintetizar sus resultados en su blog con encomiable eficacia expresiva (y sangrantemente depresiva, he de añadir). Pueden verse en directo y bien comentados en este enlace:

http://www.javiertouron.es/2012/12/el-informe-pirls-timss-una-lectura.html

Me permito copiar y reproducir algunas de las consideraciones del profesor Tourón porque son suficientemente explícitas.

En España han sido evaluados 8.580 alumnos de 312 centros en PIRLS mientras que la muestra internacional ha alcanzado a casi 255.000 estudiantes. En TIMSS han participado 4.183 alumnos españoles de 151 centros y un total de más de 261.000 estudiantes en todo el mundo. Las pruebas se desarrollaron en marzo y abril de 2011.

Resultados en Lectura (PIRLS 2011)

España obtiene 513 puntos por debajo de la media de la OCDE (538).

Las puntuaciones más altas son las de Hong Kong-China (571), Federación Rusa (568) y Finlandia (568).

Los resultados de PIRLS-Lectura señalan que el porcentaje de alumnos excelentes de España (4%) es inferior al de la OCDE (10%) y que la proporción de alumnos rezagados (6%) es superior a la de la OCDE (3%).

Resultados en Matemáticas (TIMSS 2011)

España ha conseguido 482 puntos, por debajo de la media de la OCDE (522).

Los resultados más elevados los han logrado Singapur (606), Corea (605) y Hong Kong-China (602).

La proporción de alumnos rezagados en España en Matemáticas es del 13% frente al 7% de la OCDE.

La proporción de alumnos excelentes en nuestro país es del 1% frente al 5% de la OCDE.

Resultados en Ciencias (TIMSS 2011)

España consigue 505 puntos, por debajo de la media de la OCDE (523).

Los países con mayor rendimiento en ciencias son Corea (587), Singapur (583) y Finlandia (570).

También los países anglosajones obtienen puntuaciones por encima de la media OCDE como, por ejemplo, Estados Unidos (544) o Inglaterra (529).

España también tiene en esta competencia menos alumnos excelentes que la OCDE y más rezagados, pero las diferencias son menores a las que se producen en Lectura y Matemáticas.

A la vista de esa situación descrita, en Lectura, en Matemáticas y en Ciencias, ¿cabe seguir negando que tenemos un serio problema en el Magisterio español?

Un saludo cordial, Enrique Moradiellos

Enrique Moradiellos21:00, 05/04/2013

Estimado profesor Marina y estimados compañeros y colegas de debate en este foro:

Me gustaría añadir algunas consideraciones más a mi primera intervención en esta cuestión, para aclarar dudas y equívocos y para despejar (si fuera posible) sospechas sobre malas intenciones y segundos propósitos ocultos a la hora de evaluar mi crítica a la situación formativa de los maestros españoles (que es de lo que hablamos, supongo). Y sin que ello signifique que otros niveles (el mío, por ejemplo: mis colegas universitarios, historiadores o no) sean espejo de virtudes inmaculadas.

Ante todo, una primera observación. Algunos críticos y opinantes tienden a descalificar las denuncias sobre la situación destapada por el informe madrileño como una suerte de campaña política contra la educación pública a cargo de maliciosos compañeros de viaje o tontos útiles de un gobierno madrileño derechista, retógrado, perverso y demás adjetivos peyorativos. Creo que es un grave error de diagnóstico y de terapia correspondiente. Con independencia de las circunstancias que pudieran haber rodeado a la publicación de esas noticias, el hecho cierto es que su contenido no está desmentido sino demostrado y validado; y siendo así, como la verdad es la verdad dígala Agamenón o su porquero, la táctica de recurrir al clásico “matar al mensajero” no sólo es un error logístico sino una tremenda irresponsabilidad profesional. La situación descrita era conocida por informes previos en la profesión, en las Facultades de Formación del Profesorado y en todos los círculos informados. Me permito dar este enlace del blog del profesor Antonio Cabrales y su tremendo análisis reciente de lo que indican los resultados en matemáticas en esa prueba comentada (http://www.fedeablogs.net/economia/?p=29512). Hace años que, sólo en ese campo (los conocimientos matemáticos “básicos y primarios” de los maestros), las llamadas de alerta y atención se suceden sin éxito alguno. Y así llegamos a lo que ahora tenemos.

La segunda observación es el corolario lógico de la anterior: presuponer que las correspondientes críticas a esa situación penosa y lacerante (incluyendo nuestro artículo en el paquete, naturalmente) son parte de una especie de campaña de “los militantes de la antipedagogía” (como indicaba el profesor Gimeno Sacristán), raya en el absurdo intelectual más reprobable. Y como soy historiador de formación, no puedo dejar de notar que esa “explicación” nos sitúa en la peor tradición de las teorías históricas conspirativas que denuncian a los críticos pero omiten atender al grave problema criticado. Mal vamos si atendemos a la situación planteada con esas anteojeras tan caducas y distorsionantes.

Y, por último, para no cansar a nadie, una tercera observación: suponer que la crítica a unas determinadas corrientes psicopedagógicas implica la “descalificación global de un colectivo” o de la propia Pedagogía como disciplina es un abuso grotesco cuando no interesado. A mí no se me ocurre pensar que la crítica a una determinada forma de entender o practicar la Historia (por ejemplo, la historiografía marxista de la extinta Unión Soviética o la cliometría de origen norteamericano), implique la negación, humillación o repudio de la disciplina de la Historia en cuanto tal. Por lo mismo, la crítica de “los desvaríos de la Nueva Pedagogía” (una frase que es obra de un pedagogo canadiense y está en vigor desde 1973 en la literatura pedagógica universal), no supone poner en cuestión la Pedagogía como disciplina de utilidad sistémica a la hora de encarar el estudio de los procesos complejos de enseñanza y aprendizaje entre los humanos (infantes, adolescentes o adultos, tanto da). Y basta comprobar las críticas contra los excesos y derivas pragmatistas, constructivistas y teoreticistas en la Pedagogía de pedagogos de la talla y rigor de Richard S. Peters, Margaret Buchmann o Gilbert Highet, para no ir más lejos y no citar a contemporáneos.

Si nos atuviéramos a estas consideraciones como principios de conducta, quizá el necesario debate sobre estas cuestiones pudiera desarrollarse como debe ser: de manera racional, prudente, rigurosa y sensata. Un poco como aquí mismo se está desarrollando, en gran medida y hasta el presente.

Un saludo cordial a todos los participantes.

Enrique Moradiellos.

Gaia14:35, 05/04/2013

Soy profesor de educación secundaria he recibido un email de una compañera invitándome a visitar este artículo. Después de leerme parte del blog y desde mi posición más humilde, porque no soy profesor de universidad, ni doctor, ni eminencia, sólo tengo un título en licenciado en biológicas y 14 años de experiencia en la enseñanza pública, me voy a atrever a dar mi opinión.
En principio yo desconfiaría de un centro de investigación educativa cuya financiación viene de una fundación detrás de la cual hay una empresa privada cuyos beneficios vienen de publicar libros de texto. Es decir, ¿quién va a tener un mayor interés que este centro en dar un valor predominante a los contenidos por encima del desarrollo de las capacidades, que alguien que se dedica a vender libros de texto? Supongo que por decir esto ya no se publique este comentario ¿Habrá censura en este blog?
Por otro lado lo que dice J. A. Marina en este artículo se contradice con varias ideas que aparecen en el blog, sobre todo en el apartado “quienes somos”. Además este señor no tiene ningún rigor científico sólo veo citas a trabajos, incluso algunas sin nombre: “Comienzan a aparecer  artículos mostrando el hartazgo sobre la moda del aprender a emprender…” utilizadas para apoyar su opinión.
Sr J. A. Marina hacer una investigación partiendo de lo que se quiere buscar, normalmente lleva al error, aunque supongo que de esto usted sabrá más, que para eso es filósofo. Sólo espero que sea más riguroso en la investigación que va a desarrollar, aunque va a chocar usted con sus intereses económicos.
¿Sabe usted lo que es una mitocondria? ¿Sabe usted como se produce el impulso nervioso en las neuronas? ¿Sabe usted cómo funciona el sistema límbico? Supongo que no, porque en la época que usted estudió no se había descubierto todavía y si se habían descubierto supongo que el sistema educativo que había en España no daría importancia a estos temas porque estaba más preocupado en los reyes Godos. Pero sin embargo usted está dirigiendo un centro de investigación educativa.
Vivimos en un sistema social patriarcal cuya expresión económica es el capitalismo, su expresión política puede ser una dictadura (comunista o fascista) o una falsa democracia (como la que vivimos nosotros) y su expresión educativa es el sistema educativo que crearon los prusianos en el siglo XIX y que es el que tenemos con alguna variación. Este sistema se inventó para crear buenos soldados y buenos oficinistas, es decir, esclavos y sí señor Marina no quiero ser esclavo y mucho menos que lo sea mi hijo. Quiero formar a personas para que sean hombres y mujeres libres que acaben con este sistema social. Porque este sistema social sólo ha traído sufrimiento, dolor, hambre y guerras a la humanidad, salvo a unos pocos que constituyen la clase dominante y que me atrevería a afirmar que no han hecho ningún esfuerzo en su vida salvo para pisotear a los demás.
Y le recuerdo que la mayoría de la clase política y bancaria de este país estudió con un sistema educativo que ahora usted propone replantearse, y mire como nos va.
Y por último me voy a atrever a dar una opinión que creo que es generalizada entre la mayoría de los profesores aunque no haya hecho una encuesta: “Los profesores están hartos de que gente que no ha pisado un aula se dedique a inventar teorías educativas y variaciones del sistema educativo”Sr J.A. Marina vaya usted a dar clase a un Instituto, por ejemplo al IES “San Cristobal de los Angeles” en Madrid y entonces cuando lidie con todas las neurosis que genera el sistema social en los alumnos que va a tener, e intente “domarlos” – desde esa posición de autoridad que parece que quiere recuperar- porque eso es lo que a lo mejor conseguirá, domar a alguno en favor de esa clase dirigente, pero enseñarlos o lo que es más importante lograr que desarrollen sus capacidades intelectuales lo va a tener muy difícil. Entonces nos cuenta. Por favor le invito a que haga investigación de campo.

Cristina11:23, 05/04/2013

Un profesor que decide no examinar a sus alumnos y “calificar” sus progresos de otra forma, puede hacerlo. Un profesor que decide utilizar el examen como una herramienta para que los alumnos se prueben a sí mismos su capacidad y sus conocimientos también puede hacerlo. En ambos casos es posible que los alumnos aprendan lo mismo. Y en tal caso, ninguno de los profesores debería tener problema en que sus alumnos sean evaluados. Otra cosa es que el profesor considere que lo que tienen que aprender sus alumnos es distinto a lo que marca el programa de la Comunidad Autónoma en la que trabaja.

Carmen Viejo Díaz05:06, 05/04/2013

Hola ,

En respuesta a esas preguntas.Daré unos datos que obviamente necesitan de una investigación más contrastada. Porque vienen de una sola fuente

1.Resulta que los docentes que hacen un doctorado , vienen de la Educación Concertada y privada en su mayoría un 99 %.Se puede hacer una lectura -sesgada. de que el profesor público se acomoda. Ahora bien, igual no si buscamos otras fuentes y realizamos una investigación conciezuda. ¡Y bueno como si solo se pudiera estudiar vía doctorado , obviamente hay otras vías…!

Por lo tanto el término docente es muy amplio y pudiera ser que depende de los tipos de educación anteriormente citados.

2. Pregunta compleja, y si generalizamos caemos en un grave error. Los hay que sí y que no como en cualquier profesión supongo. Gente que se estanca y gente que evoluciona. Pero desde luego coincido con las lecturas de los comentarios.

Creo que el debate requiere primero cambiar mapas mentales ;creencias:patrones y eso no todo el mundo está dispuesto a salir de su zona de confort y es mejor volver a lo conocido, porque tenemos el mapa mental cultural de que lo tradicional es lo correcto . Así que no confío mucho en un debate…prefiero hablar de formación del profesorado impartida por personas que llevan más de 20 años en la enseñanza y son pedagogos, psicologos o psicopedagogos…

3. La tercera aún más compleja todavía .

Una vez alguien externo a la educación pero con una amplia experiencia docente en la educación informal ( una mirada de amigo crítico) dijo que le extrañaba encontrar a profesores realmente comprometidos.

A esto respondería con la mirada de Peter Senge:
, autor de “La quinta disciplina”, en las organizaciones “el 90% de la parte del compromiso que creemos que tienen nuestros profesionales no es compromiso sino conformidad”.

Y de acuerdo con las investigaciones de Meyer, Allen y Smith, deberemos distinguir tres tipos de compromiso:
a) afectivo: se da en aquellos trabajadores que están en la empresa porque quieren y desean hacerlo, porque entienden que es el mejor lugar para trabajar;
b) normativo: se aplica a aquellos que están en la compañía porque piensan que así deben hacerlo; y
c) continuista: se produce en estos trabajadores que continúan en una organización porque no tienen otra opción.

Estos autores concluyen en que desde luego que no vale otra cosa que el compromiso afectivo

En síntesis, puede aplicarse a la educación y si el docente logra tener ese compromiso afectivo y tiene una excelente formación en su materia y la pedagogía suficiente y sabe trabajar en equipo y las competencias que requiere este siglo, todo habría de funcionar .

Pero resulta que: No es fácil enseñar a estudiantes del siglo XXI con maestros y materiales del siglo XX e instituciones educativas del siglo XIX ”

A la concepción médica de la enseñanza , existe un médico , Juan Manuel ÁLVAREZ MÉNDEZ que optó por ser profesor titular de Didáctica ( abandonando la medicina )en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, y comparte fácilmente esa mirada porque es intrínseca a su idiosincracia y dice cosas sobre la evaluación ( eje capital que condiciona toda la asignatura) como:

” Yo me hice profesor para ayudar, no para vigilar, no para comprobar la ignorancia de mis alumnos “.
– ” Se puede sobrevivir a una mala o buena enseñanza , pero no a una mala evaluación “.

-” Es un “juego”, donde se trampea , el alumno juega a que sabe, el profesor también “.

-” Hay preguntas trampas ( en los exámenes) ,eso es no jugar limpio “.

-“Cuando hay un desarrollo y cae … estoy moralmente obligado a intervenir “.

-” El examen es un recurso, pero lo hemos convertido en un fin ”

-“Ser subjetivo no es ser ARBITRARIO, nuestra tarea en educación es INTERSUBJETIVA ”
-” Todos estamos continuamente evaluando ,puedo disimular muy bien mi ignorancia “.
-“Evaluar es diferente a calificar “.
-“Un profesor si no comunica, no es un profesor “.
-” Los alumnos son un desastre ” : NUNCA PENSAMOS QUE EL PROGRAMA ES UN DESASTRE .
– ” No dar por normal a los suspensos… así acepto que- yo soy un desastre -“.
– “Nadie nos prepara para seleccionar. Nos apropiamos de las personas “.
-” ¿ Si yo me fío de los alumnos a diario porque desconfío el día del examen ? ¿ Por qué dudo de su honestidad ?.
-“Evaluación formativa y sumativa son contradictorias “.
-” De la neutralidad en las relaciones al compromiso con las acciones morales “.

En la última premisa se recoge un todo y quizás sea una respuesta clave a las 3 preguntas.

Un saludo cordial

MªDolores Todolí Bofí01:53, 05/04/2013

La escuela es la vida de l@s niñ@s desde edades tempranas. Trabajo en E.Infantil a pie de aula…con ilusión, diaria desde hace 30 años , creo en la educación desde la vida diaria y la escucha, la formación permanente ( que pese a quien pese) no está en los informes PISA ¿ QUË miden? He asistido a cursos y sigo formándome, (SOMOS MUCHOS) (PERO NO SE NOS TIENE EN CUENTA) Se basan en informaciones sesgadas…LLevo 20 años formándome y formando al profesorado (MUTUAMENTE) compartiendo proyectos , PERO PARECE QUE NO EXISTIMOS , como:http://logiva1.wix.com/pcilv-gloriafuertes-
LUCHANDO DÍA A DÍA , ahora parece que la claidad aumenta con el nº de alumnos por aula, AHORA 30, (Y MÁS) con menos recursos, y… ¡BASTA YA! HAY INNOVACIÓN, PERO NO CUENTA, NO INTERESA EVALUAR CORRECTAMENTE…

Carmen Viejo Díaz17:53, 04/04/2013

Buenas tardes,

Yo también quiero aportar Sumar y construir …

A esas preguntas:

– Formación del Profesorado en Competencias Sistémcias

http://carmenviejodiaz.wordpress.com/2013/03/08/innovacion-sistemica-competencias-sistemicas/#more-36

Con la mayor humildad posible y porque no entiendo nada que obvie o eluda una mirada sistémica de un aspecto tan complejo como la educación , comparto un post …

http://carmenviejodiaz.wordpress.com/2013/04/04/crisis-sistemica-educativa-reseteando-en-innovacion-sistemica-la-formacion-docente-universitaria/

Tengo 1 pregunta para un historiador :
“La Educación es un sistema, que no se ha gestionado como tal y ha derivado en una crisis de identidad muy similar a la de ¿ ?

¿Mirar la educación sin la mirada económica tiene sentido ? ¿ hablar de leyes ,excluidas de su periodo económico tiene sentido?

¿ Los políticos?.Miren esto, por favor ,y partamos de aquí : http://www.tv3.cat/videos/4520353/Josep-Maria-Gay-de-Liebana-Xipre-lexperiment-i-amb-e-dendeutament

Un afectuoso saludo y a construir y trabajar juntos sin debilitar más el sistema educativo porque una crisis de identidad se soluciona construyendo-reconstruyendo -cocreando un piso nuevo sin necesidad de tirar el edificio anterior -y sus pilares básicos y sobre todo .Construyamos vias madres entre equipos multidisciplinares comprometidos 100% .Profesores comprometidos y profesores que trabajan por conformidad
http://www.slideshare.net/carmenchu1/competencias-sistmicas-en-la-formacin-inicial-del-profesorado

Carmen Viejo Díaz
Universidad Internacional de Cataluña
Departamento de Educación
http://www.uic.es/personal-page/?id_user=mcviejo

Universidad de Alcalá
Dpto. Psicopedagogía y educación física
Aulario María de Gúzman

Grupo de investigación en Tecnologías para el Aprendizaje (ITA)
http://www3.uah.es/caracciolos/index.php/caracciolos

Grupo de Investigación Formar, Indagar y Transformar (FIT)
http://www2.uah.es/fit/programa2.htm

Cristina14:29, 04/04/2013

¿Por qué tanto lío? ¿No es sólo cuestión de mejorar la selección de los aspirantes a profesores con vocación, reforzar el currículum de magisterio (o como se llame ahora la carrera) en cultura general, descargarlo de teoría didáctica y establecer prácticas a partir de un determinado curso? Parece que es lo que están pidiendo l@s licenciad@s. Aparte de eso, a mí me hubiera gustado tener un profesor como Marina y otro como Moradiellos, cada uno con su librillo…

Carles12:03, 04/04/2013

Solo hace falta pasearse por los centros de Primaria o por los institutos para observar la realidad de la educación en nuestro país. Llevo 32 años en la enseñanza, soy director de un instituto actualmente y he trabajado tanto en Primária (antes en la EGB) como actualmente en Secundaria.
Los métodos de enseñanza no han cambiado practicamente desde que yo entre en el magisterio. La mayoria del profesorado no sabemos todavia como enseñar competencias básicas (me incluyo también), no acabos de digerir aquello del aprendizaje significativo, etc…
Un paseo por las aulas y seguiremos oyendo en 1º de la ESO lecciones magistrales como estuduié yo. Entre otras causas porque la formación del docente en España no es buena. No la inicial, sino la formación permanente, la actualización.
Conservo en casa un libro de matemáticas de cuando yo estudié a los 14 años 4º del antiguo bachillerato (alla por los 70). Alguna vez se lo he enseñado a los alumnos de 2º de la ESO para que compararan con el suyo. Conclusion: pocas diferencias en contenido, en didáctica, los mismos problemas….
Creo que no se puede achacar a la innovacion educativa los problemas de la educacion. Porque no ha cambiado. Y ese es quizas el problema. La sociedad actual no es la misma, su evolución es rápida y los sistemas no cambian. Porque otro mantra. 7 u 8 sistemas educativos. Yo conozco realmente 3: LGE del 70, LOGSE y LOE. El resto son modificaciones pequeñas que no han afectado practicamente ni a la estructura, ni a los principios generales, ni casi a los contenidos.
Habria que preguntarse por los recursos a la educación comparados con otros paises, el prestigio social del docente, como lo valora el estado (por ejemplo, qué le paga), como lo mantiene formado……
¿No se dice que existe una generacion que ha sido la mejor formada? ¿Como es posible? Pues se han formado en la LOGSE. Algo no cuadra señores.
Cualquiera de los tres sistemas que he nombrado podrian ser un exito si se hubiesen llevado a termino con presupuesto, interes y dejándonos a los docentes trabajar. Y sobretodo que los politicos se lo crean.
“La educación es el futuro…..”. Los primeros recortes fueron a educación y a los salarios de los funcionarios. Perfecto. Ese es nuestro futuro. Triste.
Estoy de acuerdo en un debate sobre las ideas. Pero no son responsables de los problemas de la enseñanza actuales. En absoluto.

Javier03:21, 04/04/2013

Lo que no entiendo es cómo se puede atribuir el fracaso, desde ciertas posiciones, a las pedagogías innovadoras y todo lo que tiene que ver con metodologías activas y competencias básicas cuando esta forma de trabajar nunca se ha implantado en las aulas para poder llegar a juzgarla con criterio, pues su aplicación real se ha limitado a una minoría de profesores (la gran mayoría ha seguido y sigue educando con los métodos tradicionales, basados en el excesivo verbalismo y la transmisión de contenidos del profesor al alumno). Sin embargo, curiosamente, esos profesores innovadores son los que consiguen que el alumnado esté motivado al mismo tiempo que trabaja (¿no se reclama recuperar el valor del esfuerzo?), los que de verdad dan sentido a la tarea de educar. Basta pasearse un poco por el mundo educativo en la red para encontrarse esta realidad palpable.

ADRIANA CARMONA00:28, 04/04/2013

es un articulo interesante que dice la verdad generalmente nos orientan pero al llegar a la enseñanza nos quedamos cortos por la falta de metodos y de saber lo que realmente debemos hacer
ademas de las actualizaciones constantes que debemos hacer como docentes en miras a fortalecer los cambios

Luis21:22, 03/04/2013

Hace algo más de un año terminé un artículo para una revista en el que intentaba plantear la necesidad que tienen los docentes de historia de ESO y bachillerato de continuar su formación. Entendía que estar al día de las novedades historiográficas les facilitaría no sólo completar su formación inicial, también completar sus recursos docentes.
El artículo se publicó en una revista on-line que consulta bastante profesorado de educación secundaria, y la respuesta fue dispar. Me escribieron varios profesores de medias en activo que me planteaban el interés de mi propuesta, pero todos coincidían en dos aspectos: la falta de tiempo y la falta de medios. Por una parte estar al tanto de ciertas novedades en el área supone leer mucho, experimentar y acudir a seminarios y debates, y por otro lado el tiempo libre del que disponen es mínimo.
Respecto a la pregunta que habéis planteado al final, ¿tenemos una mentalidad de autoformación? Yo la replantearía a ¿el profesorado está en condiciones de autoformarse? Personalmente, creo que la cosa falla por los dos lados, ni se dan las facilidades por parte del empleador, ni existe un gran interés por continuar formándose a lo largo de la vida laboral.

Profesor20:09, 03/04/2013

El psico-pedagogismo lo ha triturado todo en connivencia con intereses de quién sabe quién (¿sólo la casta política del progresismo?), porque ¿quién se ha inventado eso de que todo el mundo tiene capacidad para el estudio? ¿o es que acaso todos tenemos capacidad para ejercitar un oficio manual?
El asesinato del Bachillerato de seis años, de las dos reválidas y del COU fue el punto inicial de la debacle. Sí: ése y no otro fue el inicio. Las cosas, más o menos se aguantaron, como se pudo, con el Bachillerato de tres años, pero ya nada fue igual. Evidentemente, la implantación de la LOGSE (la inmoralidad hecha ley para vergüenza de quienes la parieron) lo deshizo todo: conocimiento y vidas (que les pregunten a los profesores de Enseñanzas Medias de más de cuarenta años lo que significa haber de estar metido en una aula con alumnos de la ESO).
Señor Marina y señora Pellicer: Soy profesor universitario que se ha “comido” años y años de enseñanza secundaria. He logrado salir del agujero quemándome las pupilas con trabajo y estudio y privando a mi familia de muchas horas de mi presencia. No les daré mi nombre porque no importa quién sea servidor y porque, por desgracia, no creo que esto tenga solución alguna. Y todavía menos, con el añadido de la inmigración (pregunten ustedes a los profesores de Secundaria qué tal viven con las aulas a rebosar de marroquíes o sudamericanos a los que, mayoritariamente, les importa un comino el estudio).
Siento pronosticarles que ustedes no van a poner solución a todo esto porque si así ha sido es porque ha interesado a muchos (y no sólo a los histéricos psico-pedagogistas). Señores, métanse en la cabeza una cosa fundamental: Cantidad es inversamente proporcional a calidad.
En su día pudimos escoger el modelo alemán selectivo y optamos por el anglosajón colectivo: así nos ha ido y así nos va. Si “todos” tienen que estudiar lo mismo, pocos, muy pocos, van a poder hacerlo (sólo los que con dinero puedan escaparse de esos antros vallados en que han sido convertidos los Institutos públicos, y que, además, tengan ganas de hacer eso que se llama “ESTUDIAR”).
Da asco. Hay demasiados miles de personas que viven del psico-pedagogismo y de la política en nuestro país. Que Dios nos ayude. Servidor, como les he dicho, no veo solución alguna a esta cuestión. ¿La ven ustedes?

Enrique Moradiellos18:02, 03/04/2013

Estimado profesor Marina:

Leo con sumo placer su artículo titulado “La pedagogía a examen” y, atendiendo a su amable invitación, le escribo estas líneas para manifestarle mi completo acuerdo con su perspectiva de análisis de esta situación generada y planteada.

Mi artículo citado en su comentario sólo pretendía ser una llamada de atención sobre las dificultades del arte de enseñar en los tiempos actuales y sobre algunos de los graves peligros que ciertas corrientes pedagógicas (no toda la Pedagogía totum et totaliter) implicaban para ese arte/ciencia/praxología, según mi leal y siempre falible saber y entender. Y, como buen bisnieto y descendiente de viejos maestros, me atreví a hacerlo en razón de que llevo ya una trayectoria como docente de casi un cuarto de siglo de duración ejercida en cuatro universidades (tres españolas y una británica) y de que tengo cierto conocimiento directo de lo que son las Facultades de Formación del Profesorado (por haber impartido docencia en ellas) y de lo que son principios básicos pedagógicos y didácticos (por haber recibido la pertinente noción en el Instituto de Educación de la Universidad de Londres y en otros centros análogos españoles).

Adelantándome a la aparición de una contrarréplica que he elaborado a raíz de las críticas hechas a mi artículo y mi persona por parte del profesor Gimeno Sacristán (El País, 31 de marzo de 2013), me atrevo a confesar que el título de mi artículo sólo pretendía reformular en román paladino una máxima de la tradición pedagógica clásica y ya más que multicentenaria: primum discere, deinde docere. Como tal fórmula, creía yo que expresaba sucintamente la idea de que la educación, en su calidad de proceso humano de enseñanza y aprendizaje de conocimientos o destrezas, era una actividad siempre transitiva (unos enseñan y otros aprenden), no conmutativa (ambos papeles están diferenciados), informada (exige materia transmisible y asimilable) y sujeta a normas, reglas y procedimientos (porque es un fenómeno intelectual –teórico- tanto como operacional –pragmático). Y también se me había ocurrido pensar que cualquier profesional de la educación, ya fuera un titulado pedagogo de actividad docente universitaria o un profesor ejerciente efectivo en los niveles primarios o secundarios de nuestro sistema educativo, estaría plenamente de acuerdo con ese principio axiológico. Lo contrario se me antojaba tan absurdo como afirmar ser historiador pero impugnar la idea de que tal disciplina tuviera algo que ver con la trilogía categorial de relato, tiempo y evidencia probatoria que sostiene dicha actividad intelectual desde los tiempos fundacionales de Heródoto de Halicarnaso.

Veo y compruebo con cierto asombro y pesar que hay reacciones autocomplacientes y justificatorias del tipo que menciona en su texto, tanto de opositores como de profesores mayormente de las Facultades de Formación del Profesorado, que ni comparten el fondo ni la forma de mi propia perspectiva. Nada que objetar, desde luego, si no fuera porque entiendo que esas reacciones y el pensamiento que las alienta están erradas y son gravemente lesivas para la educación pública y cívica de los jóvenes de mi país (entre los que se cuenta mi hija en edad escolar). Por eso mismo entiendo que es urgente y perentorio entablar ese debate con seriedad,
solvencia, prudencia, rigor y la pertinente capacidad autocrítica que exige su importancia para nuestros tiempos y sociedades, desterrando actitudes inquisitoriales o vejatorias hacia el discrepante y no atribuyéndose nadie la pretensión de hablar en exclusiva sobre un tema que es de todos porque a todos afecta.

Le ruego que disculpe la indebida extensión de esta nota, mero resultado de la pasión por el tema que me mueve a tratar del mismo y a escribirle estas líneas.

Reciba un saludo atento y cordial,
Enrique Moradiellos

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