Aprender

¿Es la expresión “aprender a aprender” una tautología?

Por Jose Antonio Marina

La última entrada de este blog ha estado muy concurrida. Ha aparecido, tan irreal como un espejismo y tan consistente como una esperanza, la  posibilidad de debatir reposada y sensatamente los temas educativos. Uno de los problemas del formato blog es que si tiene éxito se hace inmanejable y, por lo tanto, inútil. Un problema añadido es que los temas se fragmentan o  se introducen otros nuevos, con lo que el debate es vivo, pero difuso.

Por eso, me gustaría aprovechar cada nuevo post para centrar en debate en uno de los temas que se hayan planteado. Uno de ellos es el señalado en el título. Uno de los participantes más activos en el blog -el profesor Moradiellos- considera que “aprender a aprender” es una expresión tautológica, que puede sustituirse por “aprender es aprender”.

El asunto es importante porque la UE ha propuesto como una de las ocho competencias fundamentales precisamente esa.  Por lo tanto, debemos tener ideas claras porque, hasta por ley, estamos obligados  a fomentar esa competencia. Voy a transcribir un artículo de Elena Martín, defensora de esta competencia:

“La Comisión Europea define esta competencia como la capacidad para proseguir y persistir en el aprendizaje, organizar el propio aprendizaje, lo que conlleva realizar un control eficaz del tiempo y la información, individual y grupalmente. Esta competencia incluye la conciencia de las necesidades y procesos del propio aprendizaje, la identificación de las oportunidades disponibles, la habilidad para superar los obstáculos con el fin de aprender con éxito. Incluye obtener, procesar y asimilar nuevos conocimientos y habilidades así como la búsqueda y utilización de una guía. Aprender a aprender significa que los estudiantes se comprometan a construir su conocimiento a partir de sus aprendizajes y experiencias vitales anteriores con el fin reutilizar y aplicar el conocimiento y las habilidades en una variedad de contextos: en casa, en el trabajo, en la educación y la instrucción. En la competencia de la persona son cruciales la motivación y la confianza.”

“La competencia de Aprender a aprender, como todas las demás, por otra parte, implica desarrollar aspectos tanto cognitivos como emocionales. Desde luego, supone adquirir determinadas competencias metacognitivas, es decir, capacidades que permiten al estudiante conocer y regular sus propios procesos de aprendizaje. Pero, de nada sirve conocerse como aprendiz si lo que `vemos´ al analizarnos nos desagrada y nos lleva por tanto a considerarnos poco capaces. La autoestima, la capacidad de aceptar el rechazo que provoca el error, la tensión que implica mantener el esfuerzo… son algunas de las dimensiones de aprende a aprender que con mayor claridad revelan su naturaleza emocional. No se puede enseñar a aprender a aprender al margen de los contenidos de las áreas del currículum”.

¿Existe esa competencia? ¿Se puede enseñar? ¿Cómo hacerlo?

Comentarios

Antonio Viudas Camarasa21:16, 24/06/2013

La otra lengua oficial, además de la inglesa, que es el francés, no traiciona dice

Groupe d’experts de haut niveau: former les professeurs à l’enseignement

Traduzco:
Grupo de expertos de nivel superior; formar a los profesores para la enseñanza.
Traductor Oficial de la UE: “Enseñar a los profesores a enseñar”.

Evidentemente “former” no es enseñar, sino que es según Larouse online

“Éduquer quelqu’un, lui inculquer les principes, les habitudes, les connaissances qui développent ses aptitudes, son goût, etc. : Les voyages forment la jeunesse. Former des stagiaires à la gestion”.
http://www.larousse.fr/dictionnaires/francais/former/34651

Former: “Formar” traducción literal, “capacitar” del traductor de Google, traducción objetiva, “enseñar a enseñar” traducción interesada de la UE.
Formar y capacitar en la enseñanza, no es lo mismo que “Enseñar a enseñar” por más que a letra de cantautor incipiente se asemeje. Enseñar a enseñar es una traducción traicionera.

Antonio Viudas Camarasa20:45, 24/06/2013

ENSEÑAR A ENSEÑAR. UNA MALA TRADUCCIÓN
Querido profesor Marina:
Mis siete alumnos como grupo han conseguido una nota global de 8,35. Estoy contento y satisfecho porque además de aprender me han comunicado que les “he enseñado”.

Pero estoy alarmado, ahora con los traductores europeos, militantes de la nueva pedagogía para España: nos traicionan con sus traducciones, precisamente cuando la Real Academia de la Lengua Española acoge a un nuevo académico electo, de profesión TRADUCTOR.

Pongo esta primicia del 18 de junio de 2013.
Ahora el traductor español pone de moda “Enseñar a enseñar”, es el traductor, no los militantes de la nueva pedagogía, que quieren dejar la carrera profesional del profesor universitario reducida a enseñar, sin investigar, es decir, a técnicas de enseñanza y no basada en contenidos de enseñanza y en la investigación.

CITA LITERAL
[EU high level group: train the professors to teach
Texto en inglés
“The group, which was set up by Commission Vassiliou last September, has consulted widely with stakeholders as part of its work. […] said the Commissioner. “I very much welcome the proposal “ that all teachers in higher education should be taught how to teach”.”
http://europa.eu/rapid/press-release_IP-13-554_en.htm
“…that all teachers in higher education should be taught how to teach”

Grupo de alto nivel de la UE: enseñar a los profesores a enseñar
Texto en español
El grupo, que fue creado por la Comisaria Vassiliou el pasado mes de septiembre, ha mantenido numerosas consultas con las partes interesadas como parte de su trabajo[…] ha afirmado la Comisaria. «Me complace enormemente la propuesta de enseñar a enseñar a todo el personal docente de la educación superior».
http://europa.eu/rapid/press-release_IP-13-554_es.htm
“… la propuesta de enseñar a enseñar a todo el personal docente de la educación superior…”]

Ruego a los titulados y profesores de lengua inglesa que me ilustren sobre si esta traducción traiciona o no al original, que debe ser inglés o tal vez no lo sea. Desde luego la enseñanza superior no es lo mismo que la enseñanza alta o de nivel alto, sino enseñanza de nivel superior.

No es de extrañar que la competencia en lengua materna se tradujera por competencia lingüística a secas. Espero que el nuevo académico ayude a que los productos intelectuales de la Unión Europea lleguen a España bien traducidos, porque las consecuencias de una mala traducción las estamos pagando muy caras los docentes de las Españas.

De nuevo por una mala traducción podremos volver a empezar y debatir “¿Es la expresión ENSEÑAR A ENSEÑAR una tautología?”, víctimas de una mala traducción. Por cierto el grupo de Nivel Superior, creo que titula “capacitar a los profesores para enseñar” esto es lo que me da el traductor de Google, gratuito, de la frase “train the professors to teach”.

Habrá que capacitar a los traductores oficiales de la Unión Europea para que no traicionen a los ciudadanos españoles con sus traducciones erróneas, cuando no interesadas. ¿Son militantes de las nuevas pedagogías los traductores oficiales, son máquinas amaestradas con una base de datos deficiente?

Espero que esta reflexión haga que alguien más experto en este asunto nos lo explique con claridad.
Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura.

Laura Gallardo Corchero18:03, 18/06/2013

Buenas tardes a todos y a todas, querido amigo José Antonio Marina, le comunico que ya tenemos en nuestro poder sus libros, el otro día 14 de junio fuimos tres miembros del grupo de la Universidad de Extremadura a coger sus libros. Yo tengo en mi poder uno de ellos titulado “El bucle prodigioso”.
Estamos leyéndolos y tratándolos poco a poco ya que aún tenemos exámenes, como somos siete miembros vamos a ir pasándonos los libros unos a otros.
Comienzo leyendo el prólogo que se llama prólogo corto, por qué este libro debería titularse “Anatomía del elefante”.
Sigo leyendo los siguientes capítulos que tratan sobre la teoría del conocimiento. Según vayamos leyendo sus libros le daremos nuestras opiniones.

Un cordial saludo, Laura Gallardo.
Grupo de trabajo de la Universidad de Extremadura. 5º de Filología Hispánica.

Antonio Viudas Camarasa21:23, 16/06/2013

Querido profesor Marina:
Mis alumnos gracias a usted y al profesor Moradiellos, que les han estimulado, han aprendido a pensar, a razonar y exponer en público sus ideas y opiniones.

Durante el semestre han desarrollado las competencias europeas, incluida la de aprender. Todos ellos son unos expertos en la competencia digital y con mucho sacrificio han aprendido a trabajar en equipo, algo tremendamente difícil en la sociedad en la que están inmersos.

La primera competencia europea del uso de la lengua materna la dominan tanto por escrito como oralmente.

La novena competencia que usted promociona, la filosófica, la han descubierto gracias a su colaboración por la acogida en su foro.

Por cierto, tres alumnos todavía en período de exámenes hasta el 15 de julio, ya se han llevado prestados de la Biblioteca Central sus libros, que se irán pasando por todo el equipo. Están animados a cumplir su promesa de darle su opinión en este hilo. Creo que hasta el mes de octubre irán poniendo sus opiniones.

Mi relación laboral con ellos termina tan pronto presente las actas, puesto que han superado la asignatura con excelentes calificaciones y ellos mismos han razonado por escrito la calificación que se merecen a la que me he visto obligado, en algunos casos, a subir su puntuación.

Para su satisfacción, puesto que le han tenido en cuenta en la preparación de los trabajos sobre Elio Antonio de Nebrija, y para los seguidores de este foro, pongo a continuación la exposición oral, con juicio crítico que cada uno de ellos ha realizado. En estos hipervínculos, si tiene tiempo, puede verlos y escucharlos.

Felipe Domínguez Cano

http://www.youtube.com/watch?v=Enmozx6_Rhg&feature=youtube_gdata_player

Elías Barriga Talavera

http://www.youtube.com/watch?v=iSgnH3Hs8dY&feature=youtube_gdata_player

Laura Gallardo Corchero

http://www.youtube.com/watch?v=AWP-Wgzrbww&feature=youtube_gdata_player

Ana Ozores

https://www.youtube.com/watch?v=yBZALEFySEU&feature=youtube_gdata_player

Yohana Sierra

http://www.youtube.com/watch?v=_8bexMBx1Bg&feature=youtube_gdata_player

María José Bravo

http://www.youtube.com/watch?v=gDsrGCMs4yU&feature=youtube_gdata_player

Concha Bermejo Rey

http://www.youtube.com/watch?v=IBNQLHuxq_A&feature=youtube_gdata_player

Un saludo para todos y buen verano con la esperanza de que el otoño próximo iniciemos un curso tan fructifero en experiencias innovadoras como el que hemos tenido mis alumnos y yo.

El equipo de trabajo de la Universidad de Extremadura, que he dirigido, ha contribuido, aportando sus conocimientos filológicos, a aclarar los términos de la expresión “Aprender a aprender”.

Lo importante en el futuro es conseguir unos ciudadanos europeos “aprendidos” y a la vez “enseñados”, aunque para ello se tengan que perfeccionar y modificar numerosas leyes educativas que a veces los oprimen y no les permiten desarrollar su personalidad como hombres libres.

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Antonio G. R.15:05, 26/05/2013

Hola a todos,

he leído sólo una parte de lo escrito sobre el tema de la entrada. Pido disculpas por si repito argumentos u opiniones ya expresados. El gran lingüista Fernando Lázaro Carreter los consideraba a los pedagogos una turba. Comparto en gran medida la aprensión del maestro por los pedagogos. No del todo, porque creo que no toda pedagogía es ni ha de ser mala. Estoy firmemente en contra, eso sí, del “pedagogismo”. La expresión “aprender a aprender” no es muy afortunada. Ya de entrada parece implicar un contradicción y una regresión al infinito. Se desharía el entuerto conceptual, creo, si todos supiésemos que tal frase viene a significar algo así como “tomar consciencia de los mecanismos y estrategias, más o menos inconscientes, del acto de aprender”. Quizá se podrá resumir en “conocimiento del acto cognitivo”.

Ahora bien, el mayor problema que yo veo en esa frase no es tanto ella misma como el hecho de con qué intención se dice. Y los que conocemos algo de la pedagogía de la progresía sabemos que en ella hay gato encerrado. El pedagogo (y he aquí el gato) posmoderno es relativista y subjetivista, de modo que considera superfluos, mudables, contingentes y opinables los contenidos académicos. En consecuencia, también consideran prescindibles a los maestros. En efecto, si no hay conocimientos objetivos, ¿para qué necesitamos maestros? ¿Qué hacer entonces? Bien, pues enseñar al alumno a que aprenda cómo aprender, prescindiendo, así, de libros y maestros. Serán, por tanto, libres de presuntos saberes inmutables y de jerarcas que les imponga su particular y dogmática visión del mundo (los maestros). Puesto que todo es, según el pedagogo posmoderno, mudable y cambiante, lo que precisamos es que nuestros jóvenes aprendan a vérselas con la continua novedad de un mundo siempre cambiante y móvil; y que sean ellos mismos quienes “construyan” su propio conocimiento, su propia “verdad”. Necesitan los jóvenes, digámoslo así, una llave maestra para enfrentarse a cualquier cosa. El pedagogo posmoderno esgrime la frase “aprender a aprender” como si una varita mágica se tratase. Una vez que el chico aprende a aprender, tanto dará que se halle ante un problema de historia como de matemáticas: su comprensión del problema estará garantizada.

Pero todo esto es falso, peligrosamente falso. Los pedagogos no pueden enseñar historia o matemáticas porque no las saben; ni siquiera en el improbable caso de que conocieran al dedillo en qué consiste conocer. Es, por tanto, la historia que hay detrás de la frase “aprender a aprender” y otras lo que, en definitiva, nos pone a algunos en guardia. Y creo que con razón: la pedagogía progre está detrás del fiasco escolar que hoy padecemos.

Saludos.

jose antonio marina16:59, 23/05/2013

Queridos filólogos: gracias por vuestras gracias. Me interesa mucho que leíais esos libros porque plantean tres problemas esenciales para una concepción amplia de la filología:
1.- El lenguaje como componente estructural de la inteligencia humana (El bucle prodigioso)
2.- La necesidad de elaborar una “teoría autónoma del lenguaje” , una linguistica estructural,por ejemplo. Una Pragmática del lenguaje y una teoría del “sujeto hablante”. (La selva del lenguaje)
3.- Estudiar el lenguaje como “sabiduría sedimentada” (Diccionario de los sentimientos).
Un saludo y ¡éxito en los exámenes!

Yohana María Sierra18:02, 22/05/2013

Buenas tardes a todos los lectores de este foro.

Esta tarde quería participar, brevemente ya que estoy muy ajetreada con los exámenes de fin de carrera, en este foro para AGRADECER a José Antonio Marina por los libros que nos ha regalado y que ya tenemos en nuestra Biblioteca Central de la Universidad de Extremadura, Cáceres.

Espero poder disfrutar de las lecturas que nos ha ofrecido Marina cuando supere los últimos exámenes de Filología Hispánica.

Un saludo a todos y espero que la participación siga siendo tan importante como hasta el momento.

Mª José Bravo18:02, 22/05/2013

Buenas tardes a todos los colaboradores del foro, en especial al profesor Moradiellos, Marina y Antonio Viudas Camarasa.
Quiero agradecer al profesor José Antonio Marina el gran detalle que ha tenido en mandarnos a la Biblioteca central de la Universidad de Extremadura los tres ejemplares de sus obras. Quiero confesar que tengo muchísimas ganas de leer los ejemplares y poder trabajar con ellos, pero a día de hoy los exámenes y trabajos finales me ocupan todo el tiempo.

También decir, que el profesor Antonio Viudas Camarasa ha montado un fabuloso vídeo en el que aparece los libros que el profesor Marina nos mandado. Espero que tengáis un hueco en vuestras agendas y podáis verlo.

Saludos cordiales.

Mª José Bravo. Universidad de Extremadura.

Felipe Domínguez18:01, 22/05/2013

Estimado Profesor Antonio Viudas,

Gracias por el vídeo y su excelente música, que refleja perfectamente nuestro florecer intelectual en esta enrarecida Primavera.

Gracias también al Profesor Marina por las dedicatorias de los libros, que nos animan más aún a elegir uno y comenzar su lectura. Y así será en cuanto el tiempo nos sea propicio, tal y como ya hemos anunciado.

Hoy algunos hemos dado un paso más algunos alumnos al aprobar una de sus asignaturas (Literatura del Siglo XX). Precisamente en ese siglo encontramos a autores como Juan Ramón Jiménez o Manolito Altolaguirre, que trabajaron tanto para encontrar los ‘nombres exactos de las cosas’, que siempre están en evolución y son cambiantes, nunca estáticas. Justo lo que hacemos en este foro: buscar una expresión más apropiada que ”aprender a aprender”, siempre tratando de ir hacia delante.

Sigamos entonces por ese camino que hemos tomado con este debate tan enriquecedor.

Felipe Domínguez, alumno de la Universidad de Extremadura y filólogo en potencia.

concha bermejo rey17:59, 22/05/2013

¡buenas tardes! hace mucho que no escribo en el blog, aunque os sigo leyendo. Mi ausencia es debida a la larga tarea que tengo en estos momentos, terminando la carrera o eso espero.
Ya expuesta mi finalidad, me despedido. En cuanto, me desestrese un poco, os escribo.
Un saludo.

Laura Gallardo Corchero17:58, 22/05/2013

Hola buenas tardes Don José Antonio Marina.
Acabo de ver sus libros en nuestra Biblioteca Central de Cáceres.
Hemos visto los tres libros, muchas gracias Don José Antonio, los leeremos en cuanto podamos. Gracias a nuestro profesor Viudas hemos visto un vídeo donde salen reflejados los libros.

Un cordial saludo, Laura Gallardo.
Universidad de Extremadura.

Antonio Viudas Camarasa16:43, 21/05/2013

Profesor Marina, el término aprender es confuso y tan confuso…

Acabo de aprender a poner música a un vídeoclip para conseguir que mis alumnos descansen de sus agobios estudiantiles con música free-libre de Vivaldi.

He tenido que retener “algo en la memoria”, pero sin la repetición y el esfuerzo nunca hubiera conseguido mi objetivo como alumno que aprende a musicar una presentación de libros.

Espero que os guste la música, tal vez… Chopin o Albéniz…

TRES LIBROS DE JOSÉ ANTONIO MARINA PARA LA LECTURA APALABRADA DE MIS ALUMNOS:

https://www.youtube.com/watch?v=kWN5Ci9_g0I

Buena tarde de mayo 2013, en recuerdo de otros mayos, para todos…
Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

jose antonio marina10:16, 21/05/2013

Querido profesor Viudas: Tiene razón al decir que el término “aprender” es confuso. Significa retener algo en la memoria. Pero esa retención puede ser involuntaria o voluntaria. Continuamente estamos recibiendo estímulos o información que vamos almacenando sin saber que lo hacemos. Así aprenden también el resto de los animales. Es un aprendizaje puramente receptivo. Lo que nos diferencia a los humanos es que ADEMAS podemos aprender intencionadamente. Decidir lo que queremos retener. Construir voluntariamente la memoria. Este aprendizaje depende del alumno porque es un compromiso activo suyo. Los docentes podemos facilitarselo, animarles, hacer que pasivamente reciban algo, pero el aprendizaje voluntario depende de ellos. Es su decisión.

Antonio Viudas Camarasa00:09, 21/05/2013

Profesor, Marina, ya he tocado sus libros dedicados, están catalogados en nuestra Biblioteca Central del Campus de Cáceres y reservados para uso preferente hasta el mes de octubre para Felipe, Laura, María José, Laura, Yohana, Elías y Concha.

Gracias a su orientación-aclaración y al seminario con los alumnos al que asistió Enrique Moradiellos he podido entender el significado del grafito.

Se refería el anónimo autor a que los profesores de ese centro tenían que aprender más para poder enseñar mejor: “Más aprender y menos enseñar”.

Felipe Domínguez resume el asunto desde otra perspectiva, diciendo que durante toda la carrera sus compañeros y él “han aprendido” más que les han enseñado, pero admitiendo que fuera de la Universidad no hubieran aprendido lo que han aprendido con su esfuerzo.

Mi conclusión es que estamos dónde estábamos. El profesor enseña, pero el alumno aprende lo que le interesa. La transmisión del saber es un arte, pero al final como decía uno de mis maestros “lo que queda es lo que uno hace, no lo que le hacen”. Se refería al acceso a las cátedras universitarias de su época.

¿De qué le sirve al profesor enseñar, si los alumnos no tienen voluntad de aprender lo que se enseña?

Como he leído en estos días, la enseñanza para mejorarse requiere de la calidad de los alumnos y también de la calidad de los enseñantes. Sin calidad en el equipo docente-discente los resultados no pueden ser los mejores, como estamos lamentando en todos los ambientes sociales que frecuentamos.

Sin ese requisito es muy difícil la labor de educar. En el grupo de trabajo de la Universidad de Extremadura — que ahora están aprendiendo para examinarse– se ha dado como en escasas ocasiones la calidad del alumno motivado para aprender. ¡Estamos de enhorabuena!

Felipe, enhorabuena sobre todo, porque has aprendido a pensar. Eso te será muy útil para seguir aprendiendo con esfuerzo durante toda tu vida todo lo que te propongas.

Buenas noches a todos los foreros que siguen este multidisciplinar debate, en el que hoy el profesor Marina nos está ayudando a salir del atolladero-atasco con la entrada del nominalismo filosófico en la escena del debate,la suppositio.

¿Cuántos ángeles caben en la punta de un aguja?

Jajajá… medievalismo cuasicontemporáneo. Recuerdos lejanos, pero siempre rejuvenecedores… Sofistas… nominalistas…

No hay nada nuevo bajo el sol… parece…

¿Cuántas interpretaciones tiene la expresión “aprender a aprender”? ¿Una? ¿Varias? ¿Depende de la perspectiva en qué se analice?

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

jose antonio marina20:14, 20/05/2013

Comentario a José Joaquin: creo que apuntas a un asunto al que estamos ando vueltas. Para que una proposición sea tautológica no basta con que -simplificando- la misma palabra opere de sujeto y de predicado (A es A) sino que en los dos casos la palabra se tome en el mismo sentido. A eso me refería cuando llamé la atención a mis amgios filólogos sobre el tema de la “suppositio”. Una palabra puede usarse, por ejemplo, en distinto nivel. Un ejemplo”: mediante la introspección, el psicólogo reflexiona sobre la reflexión”. No es tautología porque el acto de reflexionar(1) tiene un objeto diferente de sí mismo (2): el propio acto de reflexionar.Pienso (1) en el pensar (2). Aprendo (1) a aprender (2). La diferencia puede ser, por ejemplo, temporal. Reflexiono (ahora) sobre el recuerdo de actos de reflexión que guardo en la
memoria. Aprendo ahora como aprender en el futuro.
En ese sentido ¿no os parece que podemos salir del atolladero distinguiendo dos niveles de “aprender”.
Aprender es asimilar un contenido o un procedimiento. No es una tautología en que haya un procedimiento para adquirir otros procedimientos. Tal vez con la distinción entre lo que la palabra significa y el uso que en una proposición damos a ese significado acabemos por tener razón todos. Una tautología material, puede no serlo formalmente. La teología medieval trabajó mucho sobre una tautología material que consideraban revelada, a la que daban un significado no tautológico. Dios dijo a Abraham: “Soy el que soy”.
Cuando afirmo: “Yo soy yo”, puede ser una tautología o un acto de valentía o de soberbia.

José Joaquín03:21, 18/05/2013

Estimado señor Antonio Viudas Camarasa, apreciados participantes:
Respuesta a  Antonio Viudas Camarasa16:25, 06/05/2013

Creo que no se ha dado respuesta a mis interrogantes:
Reformulo mi cuestión: Si aceptamos que todo lo que se enseña se aprende. Si es válido ‘enseñar a aprender’ ¿Por qué no lo es ‘aprender a aprender’?

En la respuesta a Felipe Domínguez he confesado una media verdad ( que ya había dejado caer en otro sitio) y más abajo confieso otra. Si he usado otras medias verdades le aseguro que es porque no las sé enteras. Me gustaría que me las señalase.

Para los términos sobre los que me pide acuerdo creo que estuvimos conformes en acudir al diccionario de la RAE. Si en algún caso no soy fiel discúlpeme y hágamelo saber.

Cita usted la poco meditada definición que dí al principio de estos debates (¡ah qué tiempos…!) se ajusta parcialmente a lo que ahora me parece, pero creo que podemos prescindir ya de ella.

Sus cuestiones:
1). ¿Le pregunto, qué CONOCIMIENTO DE ALGO se adquiere en la expresión tautológica “APRENDER A APRENDER”?
2). ¿Qué entiende used por CONOCIMIENTO?
3). ¿Qué contenido tiene ese ALGO de la definición académico?

1)  A la primera no le puedo responder. No la entiendo. Supongo, pero por suponer, que el conocimiento que se adquiere en cualquier expresión es lo que la expresión dice. En este caso: “Adquirir el conocimiento por medio del estudio o de la experiencia de ‘los conceptos, procesos, destrezas… necesarios’ para aprender”

2)  Segunda cuestión: Siguiendo su sugerencia, me parece bien tomar como referencia lo que dice el diccionario.
CONOCIMIENTO, 1. m. Acción y efecto de conocer
CONOCER, 1. tr. Averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas.
El profesor Marina propuso esta expresión sustituyendo el segundo ‘aprender’ por el significado de ‘conocer’:  “aprender a averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas”
Aquí he de confesar una media verdad. La definición de ‘aprender’ remite a ‘conocimiento’ y a su vez la definición de ‘conocer’ parece excluir los saberes prácticos, el ‘saber hacer’. Según esta definición, no se podría aprender a aprender…, ni a cocinar, ni a jugar al ajedrez, ni a hacer pajaritas de papel. He obviado este detalle para hacer menos farragoso el debate. Creo que la definición de ‘aprender’ debería incluir el ‘saber hacer’ junto al ‘conocer’. Además, a juzgar por el empleo que se le ha dado en todo el debate, creo que estamos de acuerdo en esto.

3) Adquirir el conocimiento de ‘algo’… Entiendo que el ‘algo’ hace referencia a aquello que se aprende. Usaré ejemplos.
—APRENDER EL TEOREMA DE PITÁGORAS : Cuando aprendemos el teorema de Pitágoras adquirimos un saber más o menos estable, que podríamos decir que pasa a estar dentro de nosotros, como si nos introdujéramos dentro  un papelito con el teorema escrito ‘En todo triángulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos’. Poseemos el conocimiento y lo tenemos dispuesto para emplearlo en la construcción de otros conocimientos, en la resolución de problemas, etc.
Parece que no quepan medias tintas. O lo sabemos o no lo sabemos. Y una vez que lo sabemos no lo podemos aprender.
“Adquirir el conocimiento del ‘teorema de Pitágoras’ por medio del estudio o de la experiencia” (bueno, no es una mala redacción)

—-APRENDER MATEMÁTICAS: Cuando aprendemos Matemáticas adquirimos saberes varios (permítanme cambiar conocimientos por saberes). Qué son los números primos, los racionales, los irracionales, hacer operaciones, aprendemos teoremas: el Teorema de Pitágoras por ejemplo, su demostración.
Cada vez que uno adquiere uno de estos saberes aprende matemáticas.
No se puede decir que uno sabe o no sabe matemáticas, no es un saber cerrado. Uno sabe matemáticas y puede seguir aprendiendo.
“Adquirir el conocimientos de ‘matemáticas’ por medio del estudio o de la experiencia” (esta redacción parece que flojea, pero todavía se entiende)
“Adquirir conocimientos de ‘matemáticas’ por medio del estudio o de la experiencia” (mejor)

—APRENDER A DEMOSTRAR EL TEOREMA DE PITÁGORAS: Cuando aprendemos ‘la demostración’ del teorema ocurre como cuando aprendemos el teorema: de algún modo la tenemos dentro de nosotros y o la sabemos o no la sabemos. Pero ¿qué es lo que introducimos en nuestra mente cuando aprendemos a demostrar el teorema? Pues una serie de saberes, unos conceptuales, otros operativos, ejecutivos, que nos permitirán desarrollar la tarea de demostrar el teorema. No tenemos la acción, si no aquellos elementos que nos capacitan para llevarla a cabo. (Cuando aprendemos a cocinar no tenemos un cocinar dentro con el fuego encendido, ni un cocinar mental o ficticio, si no aquellos saberes que nos permitirán cocinar.)
“Adquirir el conocimiento de ‘(a) demostrar el teorema de Pitágoras’ por medio del estudio o de la experiencia” (¿qué le parece esta redacción?)
“Adquirir el conocimiento de ‘los conceptos, procedimientos y actitudes necesarios’ para demostrar el teorema de Pitágoras” (¿mejor ésta?)

RESUMIENDO
Parece que el ‘algo’ varía según el objeto de aprendizaje: A veces aprendemos un ‘algo’ concreto. Otras veces aprendemos los múltiples ‘algo’  que constituyen una materia. Finalmente cuando aprendemos a realizar actividades complejas aprendemos los ‘algo’ que nos capacitan para llevarlas a cabo, o para llevarlas a cabo mejor…. Como es el caso de “aprender a aprender”

Le invito a usted y a los demás participantes a seguir la línea de mis razonamientos en (José Joaquín01:08, 26/04/2013)  y  (José Joaquín23:26, 05/05/2013)  y  a señalar  aquellos pasos que estén  mal dados.

Yo también creía como usted que habíamos avanzado. Lo sigo creyendo. Desde que comenzara este largo debate no he hecho más que aprender y aprender, por lo que le debo no poco agradecimiento. Eso sí, es posible que no todos hayamos avanzado en la misma dirección o el mismo sentido. De hecho, en mi caso, cada vez estoy más convencido de que no tenemos entre manos una expresión tautológica. (Insisto en que me refiero a la expresión desnuda del contexto en el que ha nacido la polémica.)

Un afectuoso saludo
José Joaquín 

Señor Moradiellos, disculpe la tardanza, en cuanto pueda responderé a su última intervención.

Ana Ozores16:54, 16/05/2013

Estimados profesor Marina y participantes del foro:

Cada día aprendo más sobre “aprender a aprender”, aunque no solo esta cuestión sino que he conocido otros muchos valores como futuro profesional de las letras y persona.

Muchas gracias por los libros y, puedo prometer y prometo, que, en cuanto termine el período de exámenes, nos pondremos con ellos e intentaremos disfrutar de la palabra escrita.

Reitero el agradecimiento a todos los que nos apoyany consiguen que este foro sirva para algo más que gastar tinta digital. Un buen paso es su nuevo foro sobre la “enseñanza de la historia”.

Un saludo.

Yohana María Sierra16:52, 16/05/2013

Querido José Antonio Marina. Me gustaría agradecerle de nuevo por los libros que nos ha enviado a la Biblioteca de nuestra universidad y que leeremos con interés cuando podamos, ya que estamos en fechas de mucho trabajo y estudio. Durante las próximas semanas realizaremos los exámenes finales de 5º de Filología Hispánica (Licenciatura) en nuestra querida universidad. Por lo tanto, cuando termine en junio-julio me comprometo personalmente con usted a leerme los libros y a ofrecerle mi humilde comentario.

También me gustaría agradecerle a de nuevo a Enrique Moradiellos por el valioso tiempo que nos ofreció ayer de forma gratuita. Al igual que quiero agradecerle por el libro que nos regaló ayer y que a lo largo del verano espero leer.

Espero que este foro siga vigente y con tanta participación, cuantitativa y cualitativa, como hasta el momento.

Un saludo a todos.

Yohana María Sierra, grupo de trabajo de la Universidad de Extremadura.

Laura Gallardo Corchero16:48, 16/05/2013

Hola buenas tardes querido profesor y amigo José Antonio Marina.
Estamos cuatro personas reunidas en el grupo de trabajo de la Universidad de Extremadura.

Hemos recibido sus libros en nuestra biblioteca, ahora mismo no nos podemos dedicar a ellos porque estamos en época de exámenes, estamos a 16 de mayo y estamos hasta arriba de trabajo, los leeremos cuando acabemos a finales de junio-julio.

Un cordial saludo, Laura Gallardo.
Universidad de Extremadura.

Felipe Domínguez16:45, 16/05/2013

Estimado Profesor Marina,

Le estamos muy agradecidos por el envío de sus libros, que muy seguramente nos ilustrarán en nuevos conocimientos que podremos aprovechar en un futuro.

Nada nos gustaría más que leer alguno de ellos inmediatamente, recién llegados, estrenarlos. Lamentablemente las fechas no son propicias y nos espera mes y medio o dos meses, en el peor de los casos, de puro encierro estudiando las innumerables pilas de apuntes y leyendo los libros atrasados en los últimos meses.

No obstante, leeremos gustosos sus libros cuando pasemos esta etapa de sufridas horas pensando en cuál será el desenlace del gran tiempo invertido en aprender y desarrollar lo aprendido. Del mismo modo contestaremos a sus preguntas con más tranquilidad y con la mente más despejada en momentos de mayor relajación.

Las respuestas a sus preguntas llegarán más pronto, nuestras impresiones sobre sus libros tendrán que ser más meditadas, porque no podemos responder con una lectura rápida. Pero llegarán, porque tenemos curiosidad y tarde o temprano deberemos saciarla.

Le agradezco nuevamente, como al Profesor Viudas y al Profesor Moradiellos, su interés, exitoso, por hacernos ejercitar el pensamiento.

Nota final: Concluyo con la curiosa opinión que compartimos mis compañeros y yo de que en estos cinco años de carrera hemos aprendido más de lo que nos han enseñado. Porque hemos ‘aprendido a pensar’.

Un cordial saludo.

Felipe Domínguez, alumno de la Universidad de Extremadura y filólogo en potencia.

Antonio Viudas Camarasa13:50, 16/05/2013

Querido profesor Marina le agradezco la impagable labor que está llevando a cabo con mis alumnos: les ha incitado a sentirse personas libres al valorar sus opiniones y abrirles nuevos horizontes filosóficos para sus criterios en el debate.

Respecto a su pregunta “¿SABÉIS SI LA BIBLIOTECA HA RECIBIDO LOS LIBROS QUE ENVIÉ POR CORREO?”
La responsable de adquisición y donación de libros de la Biblioteca Central (Campus de Cáceres) de la Universidad de Extremadura ante mi interés me ha contestado en estos términos:
“Estimado Antonio :
Los libros donados por J. A. Marina a través de la Fundación Educativa Universidad de Padres llegaron el día 8 de mayo 2013. Mi compañera escribió una carta de agradecimiento a la Fundación y otra de recepción a tu nombre. Los títulos eran: DICCIONARIO DE LOS SENTIMIENTOS, LA SELVA DEL LENGUAJE Y EL BUCLE PRODIGIOSO.
Están en proceso de catalogación y cuando estén disponibles, quedarán depositados en el despacho de Usuarios para el uso de los siete alumnos de su foro.
Un saludo”.
Doy públicamente las gracias al eficaz servicio de la Biblioteca Central de mi universidad.

Profesor Marina, gracias por su donación en nombre de los siete alumnos del grupo y del profesor Enrique Moradiellos, que ayer durante dos horas de seminario-debate contestó de nuevo a las preguntas difíciles de los alumnos. Al final del encuentro Moradiellos tuvo la deferencia de obsequiarnos con un número monográfico de la Revista de Extremadura (el 21, Segunda Época, septiembre-diciembre 1996), coordinado por él, dedicado a “Guerra civil: 60 aniversario”, en el que colaboraron entre otros, Paul Preston y Helen Graham.

A partir de esta tarde los jóvenes filólogos –me han acaban de comunicar– contestarán a sus estimulantes cuestiones.

Antonio Viudas Camarasa y el equipo de trabajo de la Universidad de Extremadura

jose antonio marina21:09, 15/05/2013

Quiero contestar a una de las entradas del profesor Antonio VIudas, en las que pregunta sobre un grafito:
MAS APRENDER Y MENOS ENSEÑAR.
Me parece una afirmación muy clara. Está dirigida a los profesores, y les piden que “aprendan” antes de “enseñar”. Cosa muy lógica.
Respecto a la polémica sobre la tautología, me gustaría recordar a los filólogos que recuerden una distinción que hacían los lógicos medievales. Los lógicos fueron unos filólogos de gran talento. Pues bien, hablaban del “significado” de un término y de la “suppositio” de un término. Como lo que quiero es intrigaros, no os explico lo que es, para que lo penséis .
Otro asunto. ¿Sabéis si la bibioteca ha recibido los libros que envié por correo?.

Antonio Viudas Camarasa11:42, 15/05/2013

Querida Ana Ozores, tu definición de FILÓLOGO me ha recordado muy gratamente las etimologías tan personales con las que deleita al lector MIGUEL DE UNAMUNO.

SÍ: la “pasión por el LOGOS, EL VERBO, LA PALABRA (Filólogo) que enardece y sustenta “al conductor-orientador de niños-personas (Pedagogo) a los que les enseña a pensar el propio docente-filólogo.

Deseo que los siete filólogos –a los que os ha estimulado el profesor Marina en vuestra capacidad de pensar– lleguéis a ser unos competentes filólogos que construyáis el difícil y laborioso futuro de Europa.

Buenos días para todos y anoto que con 84 comentarios en este foro parece ser que el asunto de analizar frases y palabras está dando todavía para mucho.

Esta es una de las maravillas del pensamiento y del conocimiento humano, que como la lengua están siempre en plena ebullición.

Ana Ozores11:08, 15/05/2013

La pedagogía y el filólogo.

Hoy me veo en la obligación de definir que es para mí un filólogo y, para ello, no hay nda más fácil como recurrir a la etimlogía, una etimilogía de andar por casa, de esas que hacíamos cuando éramos pequeños y estábamos aprendiendo que las palabras tenían un origen más allá de nuestra boa. Pues bien, “filólogo” podría entenderse como elq eu siente una “pasión por la palabra”, donde “filoss” explica la “filiación o pasión” y “logos” es “palabra”.
Eso es un filólogo.

Ayer, y permítanme una confesión, supe que una prueba pedagógico podría arruinar el trabajo de muchos años. Algo muy duro como comprenderán (¡pedagogos dejénnos!). Sin e,nbargo, hoy he encontrado una razón para seguir y son los poemas de Alejandra Pizarnic y la historia de la lengua y la novela novecentista y la gramática de Nebrijay la poesía del Veintisiete y la sintaxis…Si esto es no tener pasió por la paalbra, si esto es no ser filólogo, ya podemos buscar otro nombre para esta profesión.
Eso es ser filólogo y el pedagogo es el encargado de ayudar transmitirle todo lo que ha aprendido…¡Pedagogos! Ayúdennos a APRENDER a ENSEÑAR, porque esos son nuestros respectivos trabajos.

Un saludo.

José Joaquín01:23, 15/05/2013

Estimados participantes, he vuelto.

Entiendo que muchos andan cansados de darle vueltas al mismo asunto. Otros opinan que poco importa el nombre, lo importante es la cosa.
Ya aclaré que no defiendo ningún nombre para ninguna cosa. Sólo trató de dilucidar si una expresión concreta “aprender a aprender” es tutológica o no.

Respuesta a Felipe Domínguez14:01, 06/05/2013

Dice Felipe: “La razón es que no la comprendemos (ni nosotros ni los protagonistas de mi ejemplo) de la forma que se pretende”.  
Una cosa es que no coincida lo que el emisor pretende decir y lo que el receptor entiende y otra cosa es que la expresión utilizada sea inútil, inválida absurda o tautológica.
Para llegar a un análisis compartido sugirió el señor Viudas Camarasa atenernos al diccionario y eso he intentado. Claro que el diccionario no aclara qué es el “algo” que se adquiere al aprender. Así hice las sustituciones que me parecieron oportunas partiendo de la definición admitida por el diccionario. El resultado, que no me parece tautológico, es: “Adquirir el conocimiento de ‘los procesos implicados en el aprendizaje’ por medio del estudio o de la experiencia”  para “Adquirir el conocimiento de ‘la materia de que se trate’ por medio del estudio o de la experiencia” 

En un segundo intento tomé “aprender a cocinar” como modelo para ver qué era ese “algo” cuyo conocimiento se adquiere. Tomar este modelo sirve para prevenir deslices propios, ilustrar mejor los pasos que doy y permitir  una crítica más eficaz a mis argumentos. El resultado es parecido y tampoco tautológico: “Adquirir el conocimiento por medio del estudio o de la experiencia de ‘los conceptos, procesos, destrezas… necesarios’ para aprender”

Debo señalar que en ambos casos mis contribuciones se limitan a sustituir el “a” por el “para” (Me pareció que era admisible esta sustitución ya que era también necesaria en “aprender a cocinar” y creo que en “aprender a cualquier acción”) La otra sustitución en la que cabe disentir es la del “algo” que se aprende. 
Salvo la sustitución de las preposiciones y del “algo” no se trata de lo que yo pretendo decir o lo que cada uno entiende, si no de lo que la RAE ha dado por bueno.
Te animo a que sigas la línea de mis razonamientos en (José Joaquín 01:08, 26/04/2013)  y  (José Joaquín 23:26, 05/05/2013)  y  señales aquellos pasos que están mal dados.

Añades después: “”Nosotros entendemos ‘‘aprender a aprender’’ o, permítame que traduzca a mis sobrinas, ‘‘perder el tiempo aprendiendo algo que ya sé’’.””
He de insistir en la respuesta que ya te diera: Si consideramos “aprender” como una capacidad (utilizo “capacidad” conscientemente) que se tiene o no se tiene, como algo que se sabe o no se sabe, sin gradación, entonces, no es que sea tautológica la expresión, es que lo que dice (porque lo sigue diciendo) es imposible…. Como también lo sería “enseñar a aprender” y entonces sería correcta la respuesta de tus sobrinas: “‘no soy tonta, sé aprender”

Me alargaré para no caer en las medias verdades.
Cuando alguien llega a un nivel de  pericia que se considera suficiente para realizar alguna actividad podemos decir  que ya sabe realizarla  y que por lo tanto no debe aprenderla. Si ya sabes las reglas del ajedrez y poco más, aunque no seas un buen jugador,  ya no dirás que estás “aprendiendo a jugar”, dirás probablemente que estás “aprendiendo a jugar mejor”. Puedo admitir esta crítica a la expresión “aprender a aprender” pero sería extensible a muchas de las que se han dado por buenas : ” enseñar a aprender mejor”, “aprender a pensar mejor” etc.

Resumiendo: 
Si consideramos que “aprender” es una actividad  no susceptible de mejora, entonces  la expresión no es tautológica, pero sí inútil.
Si consideramos que “aprender” es una actividad susceptible de mejora, la expresión estudiada no es tautológica pero sería más propio decir “aprender a aprender mejor” o algo por el estilo. Pero insisto en que tal corrección es extensible a varias de las expresiones aceptadas.

Un afectuoso saludo, Felipe Domínguez.
José Joaquín

Antonio Viudas Camarasa13:31, 14/05/2013

Queridos amigos del Foro.
En estos días he comprobado dos posturas enfrentadas en el debate “aprender-enseñar” o “enseñar-aprender”, docere-discere, discere-docere.

Los partidarios de cada una de las posturas inclinan sus preferencias hacia una u otra. Un rector ponía el énfasis en el aprendizaje como panacea para la educación universitaria. Un periodista experimentado exigía el esfuerzo de los estudiantes.

Hablo con un entendido en su profesión investigadora y me ofrece este grafitti en una pared de un instituto de Bachillerato:

“MÁS APRENDER Y MENOS ENSEÑAR”

Pregunto a quién sepa contestarme, ¿cómo se puede justificar este fruto del intelecto, tal vez originado por la competencia tautológica europea “Aprender a aprender”?

¿A esto conducen las nuevas técnicas docentes impuestas en España en la última década?

Un cordial saludo con el que invito a la reflexión a quien lo desee.

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Laura Gallardo Corchero21:25, 10/05/2013

Un filólogo es imprescindible en la sociedad actual en la que estamos. ¿Quién son los que escriben libros?, ¿quiénes son los que enseñan idiomas?, ¿quiénes son los que hablan correctamente?, ¿quiénes son los que están todo el día pensando cuál es la mejor forma de escribir?, ¿quiénes son los que no cometen faltas de ortografía?.
En esta sociedad ya estamos hartos de oír por la calle:
Mujer morena comprando en frutería:
-Mi hijo estudia para ser filólogo el día de mañana.
Mujer rubia comprando en la frutería:
-¿Qué es un filólogo?, y ¿eso para que sirve?.
Vas tranquilamente por la ciudad o por el pueblo y te preguntan:
-¿ Y tú que estudias?
Y respondes:
– Filología.
Y toda la gente se queda con cara de idiotas, insulsos, incompetentes, ignorantes, personas anticultura que no saben apreciar lo bueno, la gente que tiene calidad, calidad intelectual.
Estamos hartos en esta sociedad de que no se nos tenga en cuenta como intelectuales, como si nuestra carrera fuera menos que medicina, derecho o arquitectura, ¿por qué? si incluso estudiamos los mismos años. Nos dedicamos en cuerpo y alma a mejorar la enseñanza, a dar calidad humana, a que los alumnos se comporten como personas civilizadas, es una vergüenza chavales de 14, 15, 16 años que no saben ni hablar y todavía se preguntan ustedes: ¿para qué sirve un filólogo?
Un filólogo sirve para muchas cosas en la sociedad, y no se nos hace valer, ¡por favor!
¿Por qué un filólogo tiene que ser menos que un político?, por lo menos el filólogo no miente.
Estudiamos cuatro veces más que los maestros, y por lo menos nosotros pensamos a la hora de escribir, no como los meros, simples, locomotoras de los periodistas que se limitan a leer guiones que les pasan o escriben otros.
Hoy en día un filólogo se puede dedicar a: radio, televisión, cine, teatro, docencia en instituto, docencia en universidad, docencia en escuelas públicas, privadas, docencia en academias de idiomas, docencia a erasmus, docencia en centros especializados para personas discapacitadas, editoriales de libros, librerías, bibliotecas, imprentas, prensa, periódicos, y ¿sabían qué? a todo esto les une LA PALABRA.
Yo amo la lengua, la mía la española, amo a mi país, y me gustaría que el día de mañana mis hijos sepan o conozcan la labor que tuvieron los filólogos en nuestra sociedad.

Un cordial saludo, Laura Gallardo Corchero.
5º de Filología Hispánica.
Universidad de Extremadura.
Formo parte del trabajo del grupo de Don Antonio Viudas Camarasa, amigo, doctor, académico y profesor de la promoción de Filología Hispánica de 2008-2013.

10 de mayo de 2013.

Mª José Bravo22:40, 09/05/2013

Buenas noches a todos los participantes del foro, especialmente al profesor Marina, Moradiellos y Antonio Viudas Camarasa junto a su grupo de trabajo al que también pertenezco.
Mi intención no es oponerme ante intervenciones anteriores, pero quiero resaltar que las hay que llamarlas por su nombre, tal y como enseñaros desde muy pequeñita, y no hacer “oídos sordos” a errores garrafales de expresión que pueden llevarnos a todos ante la confusión. Está claro que “aprender a aprender” es una TAUTOLOGÍA y quien escribe tal expresión no ve más allá de sus intereses y fines propios y, por tanto, de nada nos valdría que tal expresión tuviera intenciones positivas cuando no sería comprendida por nadie.
Dejando a un lado tal expresión, me gustaría centrarme en lo que la clase del profesor Antonio Viudas Camarasa que ayer nos ocupó. Fue una clase de la que salgo con la satisfacción de que mi opinión cuenta para el futuro. Allí, estuvimos debatiendo sobre las “competencias claves para el aprendizaje permanente” y viendo si el programa de asignatura que estamos cursando cumple dichas competencias. Además, nos evaluamos críticamente y de la que obtuvimos muy buenos resultados, aunque algunos se deben mejorar pero siempre teniendo en cuenta al alumno.
Por último, quiero darle las gracias al profesor Marina por hacernos reflexionar, ver que nuestra opinión tiene valor y que con valentía y coraje podemos afrontar el futuro. Desde mi humilde opinión, un filólogo ante la sociedad tiene un papel muy importante ya que enseñamos a escribir y por lo tanto a reflexionar a los niños y a los adolescentes para que no hacer de ellos
“unos analfabetos funcionales”.

Saludos cordiales, Mª José Bravo (Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Extremadura).

jose antonio marina21:11, 09/05/2013

Repuesta a Felipe: No vayas tan deprisa. No quiero que defiendas la importancia de la filología ante filólogos, sino ante la sociedad. ¿Para que sirve un filólogo a la sociedad? Dices que puedes darme una respuesta “usando la filología”. Me atrevo a retaros. Ni siquiera los problemas de la enseñanza de la filología se pueden resolver “filológicamente”. Ni siquiera los problemas lingüísticos, Jugaré con las cartas al descubierto. Creo que la mejor teoría gramatical es la “gramática cognitiva”, que relaciona
toda la semàntica y la sintaxis con fenomenos cognitivos previos. Espero que quede claro que intento estimular vuestro entusiasmo para que lleveis hasta el fondo vuestra vocación lingüísticas. Lo que me interesa es que seáis estupendos filologos y que si os vais a dedicar a la enseñanza, sepais responder a la pregunta que os van a hacer vuestros alumnos y que tienen el derecho a que se la respondáis: ¿Y esto para qué sirve?

Ana Ozores18:10, 09/05/2013

Errata advertida en el sintagma “cuando en referencia a este tema”. Obviamente se elimina el “cuando”.
También al final falta una “a” junto a “aportar”

Yohana María Sierra Gómez18:07, 09/05/2013

Buenas tardes a todos los lectores de este foro, en especial al profesor Marina, a Enrique Moradiellos y a mi profesor D. Antonio Viudas Camarasa.

He estado reflexionando sobre la información aportada por D. Antonio Viudas Camarasa sobre las “Competencias claves para el aprendizaje permanente” y en primer lugar me ha alegrado el que nos tengan en cuenta a los estudiantes en este documento.

A pesar de esto creo que el documento podría mejorarse, no sólo para acercarlo a más gente ya que no es todo lo claro que debería ser desde mi humilde punto de vista. El contenido de este texto es interesante y creo que nos podría llevar también a interesantes conclusiones.

Un saludo cordial a todos.
Yohana Mª Sierra Gómez, alumna de la Universidad de Extremadura

Felipe Domínguez18:05, 09/05/2013

Estimado Profesor Marina

jose antonio marina13:38, 03/05/2013 ”¿Para qué sirve un filólogo en este momento?”

Creo que nuestras intervenciones en este foro responden a esa pregunta. Estamos haciendo Filología. Ejercitamos nuestro medio de comunicación, lo pensamos y logramos que otros mediten sobre ello y aprendan, aunque nuestras posturas sean diferentes en los temas debatidos.

No es muy difícil ver la utilidad de la Filología, pero si lo desea, el Profesor Viudas Camarasa y su grupo de trabajo podemos elaborarle una respuesta más satisfactoria y elaborada, haciendo siempre uso de la Filología para ello.

Incluso podemos debatirlo si hay quien sea anima a ello y estiman que es muy importante.

Un cordial saludo.

Felipe Domínguez, alumno de la Universidad de Extremadura y filólogo en potencia.

Ana Ozores18:04, 09/05/2013

Estimados participantes del debate:

Como alumno, ya he participado antes y querría reafirmarme en lo dicho y todavía me sorprende que sigamos discutiendo sobre si “aprender a aprender” es un sintagma, un grupo o una tautología. En el fondo sabemos lo que quiere decir y, qué más da que llamemos, aprender a aprender a la pedagogía (vocablos casi sinónimos), qué más da el nombre, analicemos dónde está el problema y y pongamos soluciones, porque hasta entonces el problema educativo no se va a solucionar.

En este sentido, me gustaría referir un poema de Cadalso que es el que tengo en mente cuando en referencia a este tema. Se trata de una oda anacreóntica en aparciencia pero en realidad es metapoesía, dice que da igual el nombre que le demos a las cosas, importa la esencia; la exégesis es que da igual el nombre que demos a la pedagogía, importa cómo se aplique a la educación para formar a los mejores alumnos y no a un rebaño. Os invito a abrir un debate parelelo sobre este tema y aportar soluciones lógicas.

Unos sabios gritaban
sobre el sabor y nombre
del licor que ofrecía
Ganimedes a Jove,
en las celestes mesas,
convidados los Dioses,
suspensos los luceros,
y admirados los hombres;
yo dije a mi Philis:
déxales que den voces.
El nombre nada importa,
Y del sabor, responde
que será el tú dexas,
cuando los labios pones
en la copa en que bebes
los béticos licores,
quando contigo bebeo,
quando conmigo comes.
Y déxales que griten
Sobre el sabor y nombre
Del licor que ofrecía
Ganimedes a Jove.

Un saludo a todos.

Antonio Viudas Camarasa08:58, 09/05/2013

Destaco esta frase de la documentación anterior:

“Toda actitud positiva debe basarse en la motivación y la confianza para iniciar y culminar con éxito el aprendizaje a lo largo de la vida”

Fuente digital: http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=CELEX:32006H0962:ES:HTML
Consulta: 8:05 horas, 9 de mayo de 2013.

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Antonio Viudas Camarasa08:46, 09/05/2013

Queridos amigos y participantes en este cada vez más enriquecedor debate.

Creo conveniente para aclarar conceptos insertar infra el texto completo en el que se especifica lo que el Consejo de Europa entiende por “APRENDER A APRENDER”, quinta competencia clave para el aprendizaje permanente de los ciudadanos europeos que cité en mi primera intervención en esta entrada del blog del querido y admirado profesor don José Antonio Marina [Antonio Viudas Camarasa10:59, 19/04/2013. Profesor Marina, acabo de descubrir que ha abierto esta nueva ventana…]. Desde aquel día, gracias al debate fructífero, se están aclarando numerosos conceptos que cuando demos por finalizado el debate, se puede redactar una síntesis consensuada para presentarla al Parlamento Europeo, si así lo estimamos conveniente entre todos.

DOCUMENTACIÓN. COMPETENCIAS CLAVE PARA EL APRENDIZAJE PERMANENTE

Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006, sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente
Diario Oficial n° L 394 de 30/12/2006 p. 0010 – 0018:

“5. APRENDER A APRENDER
DEFINICIÓN:
“Aprender a aprender” es la habilidad para iniciar el aprendizaje y persistir en él, para organizar su propio aprendizaje y gestionar el tiempo y la información eficazmente, ya sea individualmente o en grupos. Esta competencia conlleva ser consciente del propio proceso de aprendizaje y de las necesidades de aprendizaje de cada uno, determinar las oportunidades disponibles y ser capaz de superar los obstáculos con el fin de culminar el aprendizaje con éxito. Dicha competencia significa adquirir, procesar y asimilar nuevos conocimientos y capacidades, así como buscar orientaciones y hacer uso de ellas. El hecho de “aprender a aprender” hace que los alumnos se apoyen en experiencias vitales y de aprendizaje anteriores con el fin de utilizar y aplicar los nuevos conocimientos y capacidades en muy diversos contextos, como los de la vida privada y profesional y la educación y formación. La motivación y la confianza son cruciales para la adquisición de esta competencia.
CONOCIMIENTOS, CAPACIDADES Y ACTITUDES ESENCIALES RELACIONADOS CON ESTA COMPETENCIA
Cuando el aprendizaje se dirige a la consecución de un empleo determinado o de objetivos profesionales, la persona debe tener conocimiento de las competencias, los conocimientos, las capacidades y las cualificaciones exigidos. En todos los casos, “aprender a aprender” exige que la persona conozca y sepa qué estrategias de aprendizaje son sus preferidas, los puntos fuertes y débiles de sus capacidades y cualificaciones, y que sea capaz de buscar las oportunidades de educación y formación y los servicios de apoyo y orientación a los que puede acceder.
Para empezar, “aprender a aprender” exige la adquisición de las capacidades básicas fundamentales necesarias para el aprendizaje complementario, como la lectura, la escritura, el cálculo y las TIC. A partir de esta base, la persona debe ser capaz de acceder a nuevos conocimientos y capacidades y de adquirirlos, procesarlos y asimilarlos. Esto exige que la persona gestione eficazmente su aprendizaje, su carrera y su actividad profesional y, en particular, que sea capaz de perseverar en el aprendizaje, de concentrarse en períodos de tiempo prolongados y de reflexionar críticamente sobre los fines y el objeto del aprendizaje. De las personas se espera que sean autónomas y autodisciplinadas en el aprendizaje, pero también que sean capaces de trabajar en equipo, de sacar partido de su participación en un grupo heterogéneo y de compartir lo que hayan aprendido. Las personas deben ser capaces de organizar su propio aprendizaje, de evaluar su propio trabajo y, llegado el caso, de procurarse asesoramiento, información y apoyo.
Toda actitud positiva debe basarse en la motivación y la confianza para iniciar y culminar con éxito el aprendizaje a lo largo de la vida. La capacidad de las personas de aprender, de superar los obstáculos y de cambiar se sustenta en una actitud positiva orientada a la resolución de problemas. El deseo de aplicar lo aprendido y lo vivido anteriormente, y la curiosidad que impulsa a buscar oportunidades de aprender y aplicar lo aprendido a diversos contextos vitales, son elementos esenciales de una actitud positiva”
Fuente digital: http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=CELEX:32006H0962:ES:HTML
Consulta: 8:05 horas, 9 de mayo de 2013.

TRES ENLACES A LA PÁGINA OFICIAL DEL CONSEJO DE EUROPA
1. Competencias clave para el aprendizaje permanente
http://europa.eu/legislation_summaries/education_training_youth/lifelong_learning/c11090_es.htm

2. Espacio europeo del aprendizaje permanente
http://europa.eu/legislation_summaries/education_training_youth/lifelong_learning/c11054_es.htm

3. Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006, sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente
http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=CELEX:32006H0962:ES:NOT

En la síntesis que El Consejo de Europa presenta la página oficial se dice:
“Un marco de referencia europeo para los Estados miembros y la Comisión
Estas competencias clave ofrecen un marco de referencia que pretende apoyar los esfuerzos nacionales y europeos para alcanzar los objetivos que se han marcado. Este marco se dirige particularmente a los responsables políticos, los PROFESIONALES DE LA EDUCACIÓN (1), los empresarios y los ESTUDIANTES.
”Fuente de la cita: http://europa.eu/legislation_summaries/education_training_youth/lifelong_learning/c11090_es.htm
Consulta: 8:10 horas, 9 de mayo de 2013-05-09

Si nos atenemos al marco de referencia propuesto por el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa, en el que estamos implicados dos sectores claramente definidos en este foro, “los profesionales de la educación”, que somos los foreros-profesores, y los estudiantes que bien pertenecen al grupo de trabajo de la Universidad de Extremadura o no, tenemos la capacidad jurídica, como ciudadanos europeos para enjuiciar y también para presentar las modificaciones pertinentes ante el Parlamento Europeo, no sólo en la denominación de las ocho competencias clave y en el número de ellas, sino también en su contenido. Sobre todo ante la complejidad de redacción del contenido de cada una de ellas que se observa tras una lectura reposada del texto que recomiendo en los enlaces citados supra.
NOTA
(1) Por el contexto se refiere a los “profesionales de la educación”, no a los profesionales y asesores politólogos de la educación.

Buen día para todos participantes activos y pasivos de este foro

José Joaquín12:22, 08/05/2013

Estimados compañeros. Dejo pendiente responder a las alegaciones de Felipe Domínguez, Antonio Viudas Camarasa y Enrique Moradiellos.
Salimos de viaje con alumnos del conservatorio y estaré, probablemente, sin tiempo ni conexión.

De momento retiro lo de la numantina resistencia. Era solamente una referencia a la respuesta del señor Moradiellos al señor Negrete.
Entiendo que, en principio, nadie se atrinchera en la defensa de nada. Quienes sinceramente creemos en lo que decimos, mientras vemos como evidente nuestra verdad, nos preguntamos cómo hay otros que no la ven. Hasta que o bien descubrimos que somos nosotros quienes estábamos equivocados o bien logramos que el otro acceda a nuestras evidencias. (O descubrimos las diferencias de perspectiva que motivan el desencuentro)

Por otra parte, ocurre a veces que cuando se defiende un argumento se da la impresión de que se defienden a la vez otros argumentos que se asocian al primero por alguna razón. Para evitar esto aclaro mis posiciones:

“Aprender a aprender” es una tautología, una expresión vacía que no dice nada: NO ESTOY DE ACUERDO.

“Aprender” no es algo que se pueda a su vez aprender: NO ESTOY DE ACUERDO

En la expresión “Aprender a aprender” no cabe el significado que muchos le pretenden dar: PROBABLEMENTE ASÍ OCURRA

Lo que se pretende decir con la expresión “Aprender a aprender” se puede decir mejor con otras expresiones más adecuadas: HABRÁ QUE VER QUÉ SE PRETENDE DECIR.

La expresión “Aprender a aprender” es impropia de algo que pretenda llamarse ciencia: NO TENGO OPINIÓN AL RESPECTO.

La expresión “Aprender a aprender” no es adecuada para referirse a una competencia educativa: NECESITO COMPRENDER BIEN QUÉ ES UNA COMPETENCIA Y QUÉ CONTENIDO SE ASIGNA A ÉSTA ANTES DE OPINAR ACERCA DE SU ADECUACIÓN.

Seguir discutiendo acerca de esta expresión consume una energía que estaría mejor empleada en otros frentes: PUES NO DIGO QUE NO.

Iré pensando las respuestas que se me piden.
Un saludo agradecido
José Joaquín

Enrique Moradiellos21:19, 06/05/2013

¡Dios mío, qué día tengo hoy! .
Me doy cuenta también que el párrafo sobre Epiménides el cretense tiene un fallo no poco importante. Debería decir:
“Ahora bien: si Epiménides dice la verdad está mintiendo claramente. Pero si lo que dice es una mentira está diciendo la verdad”.
De nuevo mis disculpas.
Enrique Moradiellos.

Enrique Moradiellos21:15, 06/05/2013

Una pequeñísima addenda para dar cuenta de una errata que se ha deslizado en el texto previo que acabo de escribir: donde dice “exiga” debe decir “exija”.
Lamento el error, formulo la corrección y presento mis disculpas a mis compañeros de foro.

Un saludo cordial,
Enrique Moradiellos

Enrique Moradiellos21:11, 06/05/2013

Estimado profesor Marina y estimados compañeros de foro de debate:

Quisiera responder a la cuestión que José Joaquín plantea en su última intervención como un desafío intelectual. En cierta medida, creo que todas mis aportaciones en este foro y en el anterior (La pedagogía a examen) pueden verse como una tentativa de respuesta a su planteamiento de defensa (yo diría que infructuosamente numantima) del acierdo y sentido de la expresión “aprender a aprender” como máxima de sabiduría pedagógica.Obviamente, una respuesta que tiene y lo asumo todas sus debilidades y carencias, aunque quizá también algunas fortalezas y virtudes. Pero nunca está de más volver a las cuestiones básicas en un diálogo como el que mantenemos en este foro, caracterizado por la bona fides de sus participantes.

José Joaquín plantea un asunto que, de nuevo, es claramente meta-científico y se introduce en el ámbito de la reflexión filosófica. Y ello ya indica hasta qué punto, como expresión propia de una ciencia categorial, la fórmula debatida es más que discutible por transcender los límites de una hipotética “ciencia de la educación”. Dice así literalmente: “Si no tienes la capacidad de aprender ¿cómo vas a aprender a aprender? y si tienes la capacidad de aprender ¿para qué vas a adquirir algo que ya posees?”.

Disculpadme todos la osadía, pero el misterio de esa aparente contradicción es tan viejo en la reflexión filosófica como la antinomia de Epiménides el cretense, que dice que todos los cretenses mienten. Ahora bien: si Epiménides dice la verdad está mintiendo claramente. Pero si dice una mentira también está mintiendo. Y me viene a la mente también la antinomia de la carrera entre la tortuga y Aquiles, de Parménides, para el caso.

A este respecto, y dejando de lado las muy solventes respuestas que la lógica y la filosofía han dado a esas antinomias tan vistosas, sólo quiero recordar una mera cuestión (no sólo lingüística, que también): tener “capacidad de aprender” no es lo mismo que “aprender”, puesto que la primera expresión alude a una potencialidad (el ser en potencia aristotélico) y no a un acto perfecto y consumado. Por tanto, se puede tener capacidad de algo sin tener el resultado del desarrollo y ejecución de esa capacidad en acto. Por tanto, es evidente que uno puede aprender o puede no aprender (pero ojo: algo, una acción, una frase, una operación matemática, una labor manual: reitero que aprender es una operación intelectual y pragmática siempre informada). Y es pura sofística tratar de hacer pasar una cosa (la capacidad de aprender) por otra (el aprendizaje realizado).

Sinceramente me sorprende que la defensa de lo que no es sino una expresión redundante y sólo inicialmente llamativa (pintoresca, diría nuestro conciudadano de hace un siglo) exiga tanta argumentación metafísica (por filosófica). ¿No es más fácil aplicar la navaja de Ockham o atenerse a la lectio facilior para dar con el sentido de lo que queremos decir? ¿O es que pretendemos, queramos o no, siendo conscientes o no, dar gato por liebre y opinión filosófica por certeza científica?

Un saludo muy cordial,
Enrique Moradiellos.

Antonio Viudas Camarasa16:25, 06/05/2013

Querido José Joaquín, creía que habíamos dado respuesta a sus interrogantes y numantina resistencia con las hulmildes, pero razonadas intervenciones del equipo de trabajo de mis alumnos desde el punto de vista filológico: desde la conmutación lingüística y el criterio de admisión de palabras y frases en el Diccionario Académico. No obstante insiste creo que con el método de las medias verdades, en que le convenza desde el punto de vista lógico el profesor Moradiellos.

Querido José Joaquín Aroca, José Joaquín12:20, 08/04/2013, como profesor de instrumento en un conservatorio entiende que “Aprender a aprender”:
“Es comprender los procesos mismos que permiten el aprendizaje para poder utilizarlos mejor”.

Le rememoro su propia cita
José Joaquín23:26, 05/05/2013
Recordemos la acepción de aprender:
“Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia” [APRENDER]

¿Le pregunto, qué CONOCIMIENTO DE ALGO se adquiere en la expresión tautológica “APRENDER A APRENDER”?

¿Qué entiende used por CONOCIMIENTO?
¿Qué contenido tiene ese ALGO de la definición académico?

Mucho le agradecería que me contetara a estas preguntas, para poder llegar a un entendimiento amable, cordial y científico, porque si la victoria es numantina, los dos pueblos en pugna, no podrán celebrar el tratado de paz de la concordia del diálogo intelectual para conseguir una educación de calidad en Europa y la dignidad de los docentes que hoy por hoy son los que seguirán enseñando y aprendiendo a enseñar a los europeitos y españolitos del futuro, que es la juventud actual que regirá en menos de una o dos décadas el territorio que habitamos.

“Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia” [APRENDER]
Tenemos que ponernos de acuerdo en qué se entiende
1. Adquirir.
2. Conocimiento.
3. Algo.
4. Estudio.
5. Experiencia.

Seguiremos debatiendo, porque ahora que parecía que habíamos avanzado, me surge la duda, “aprender a cocinar”, ¿Al aire, libre, con chimena del Pirineo, cocina de butano, microondas, vitrocerámica?
Un cordialísimo saludo a todos los participantes y seguidores de este foro. Espero sus respuestas, José Joaquín Aroca.
Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Felipe Domínguez14:01, 06/05/2013

Estimado José Joaquín,

José Joaquín 00:22, 06/05/2013 ‘‘Si te fijas bien, el problema no es lingüístico. Ambas respuestas denotan que se ha comprendido la expresión. Estas respuestas se basan en la creencia de que la capacidad de aprender es algo cerrado, dado y definitivo en lo que no cabe progreso.’’

Cualquiera diría por su respuesta, que el hecho de que alguien entienda esa expresión, la valida. Está errado porque Moradiellos, Antonio Viudas, mis compañeros y otros participantes, la entendemos, y no la damos por válida.

La razón es que no la comprendemos (ni nosotros ni los protagonistas de mi ejemplo) de la forma que se pretende, lo cual, lejos de validar la expresión, la invalida, porque no está cumpliendo con lo que se propone.

Usted, como el resto de defensores de la expresión, propone “Adquirir el conocimiento por medio del estudio o de la experiencia de ‘los conceptos, procesos, destrezas… necesarios’ para aprender” (José Joaquín 23:26, 05/05/2013). Nosotros entendemos ‘‘aprender a aprender’’ o, permítame que traduzca a mis sobrinas, ‘‘perder el tiempo aprendiendo algo que ya sé’’.

José Joaquín, no lo entendemos como nos quieren vender y por tanto no es una expresión valida. El hecho de que la expresión en sí parezca decir algo, no significa que tenga lógica para el receptor, sin previa explicación.

Digo a mis sobrinas: ‘‘Pon el gato junto al gato’’. Respuesta: ‘‘¿Qué gato?’’

La respuesta a ‘‘aprender a aprender’’ es ‘‘¿Qué aprender?’’

Ambas frases se pueden comprender. Pero a la vez es imposible entenderlas sin explicar su significado. Por tanto, sigue pareciéndome una expresión tautológica y no válida para expresar lo que quieren.

Felipe Domínguez, alumno de la Universidad de Extremadura y filólogo en potencia.

José Joaquín00:22, 06/05/2013

Estimado Felipe Domínguez

Comparto tu preocupación por hacer que el lenguaje sea instrumento de comunicación y no otra cosa. Comparto también contigo que el título de propiedad del idioma es del pueblo que lo habla. Precisamente por eso defiendo que la expresión “aprender a aprender” sí tiene sentido.

Felipe Domínguez12:07, 25/04/2013
“Pues bien, alguien sin estudios pero muy inteligente, al leer la frase, tiende a responder algo así: ‘¿Cómo vas a aprender a aprender si para ello necesitas saber aprender y esa frase parte de la suposición de que no sabes hacerlo? ”
“Si digo a mis sobrinas, de 13 años, que deben ‘aprender a aprender’, su respuesta es: ‘no soy tonta, sé aprender, que quien me enseña lo haga bien’.”

Si te fijas bien, el problema no es lingüístico. Ambas respuestas denotan que se ha comprendido la expresión.
Estas respuestas se basan en la creencia de que la capacidad de aprender es algo cerrado, dado y definitivo en lo que no cabe progreso. O se tiene o no se tiene. Si no tienes la capacidad de aprender ¿cómo vas a aprender a aprender? y si tienes la capacidad de aprender ¿para qué vas a adquirir algo que ya posees?

Pero no. Cómo he señalado en la entrada anterior “aprender” es una actividad compleja que se puede estudiar, analizar, comprender… que implica procesos que se pueden realizar mejor o peor y que se pueden enseñar… y por tanto aprender. (Partiendo de la capacidad que ya se tiene, claro)

Un saludo y bienvenido a la movilización educativa.
José Joaquín

José Joaquín23:26, 05/05/2013

Estimados compañeros de debate. Señor Viudas Camarasa, vuelvo a agradecer la amabilidad de sus palabras.

Antonio Viudas Camarasa08:06, 27/04/2013, “Quienes son partidarios de que la expresión APRENDER A APRENDER no es una tautología, le dan otra acepción al segundo “Aprender”.”
jose antonio marina13:29, 28/04/2013 “Aprender a aprender es una tautología si se el mismo significante (aprender) tiene el mismo significado en sus dos apariciones.”

Enrique Moradiellos14:24, 07/04/2013 en el foro anterior http://www.ceide-fsm.com/2013/04/la-pedagogia-a-examen/#comment-1008
“Dicho en otras palabras: “Aprender a aprender” es equivalente a “aprender”, sin que la repetición del núcleo de identidad amplíe o agrande esa identidad porque lo definido está ya dado en la definición. Por tanto, el sentido lógico, semántico, conceptual, científico, tecnológico, pragmático o meramente común que queramos dar al sintagma “aprender a aprender” se agota en “aprender” (no sería lo mismo con “enseñar a aprender” o “aprender a enseñar”, como tampoco con “enseñar a estudiar” o “aprender a estudiar”, naturalmente). Y no hay tras ese sintagma más que un “juego de palabras” inútil, quizá de pretensión metafórica, que a algunos podría parecer eufónico (no a nuestro juicio) y que por su estructura interna carece de potencia explicativa para decir algo distinto a “aprender”.”

No creo que sea necesaria una nueva acepción de “aprender”. El segundo “aprender” no es distinto del primero. Cambia la función: el primero tiene como objeto al segundo. Y también cambia el ‘algo’ cuyo conocimiento se adquiere.
“Adquirir el conocimiento de ‘los procesos implicados en el aprendizaje’ por medio del estudio o de la experiencia” [APRENDER] para “Adquirir el conocimiento de ‘la materia de que se trate’ por medio del estudio o de la experiencia” [APRENDER]

Cuando el señor Moradiellos da a entender que “aprender a aprender” es simplemente “aprender” tiene razón si admitimos que “aprender a cocinar” es simplemente “aprender”
Se equivoca en mi opinión al pretender que el segundo “aprender” no añade nada. Añade, como en el caso de “cocinar”, el objeto de aprendizaje.

Recordemos la acepción de aprender:
“Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia” [APRENDER]

¿Qué aprendemos cuando aprendemos a cocinar?
Pues los tipos de cocción, la clasificación de los alimentos, hábitos de higiene, quzá la habilidad para darle la vuelta a la tortilla en el aire, tal vez algunas nociones de los procesos químicos implicados…

¿Qué es entonces “aprender a cocinar”?
“Adquirir el conocimiento de ‘los conceptos, procesos, destrezas…necesarios’ por medio del estudio o de la experiencia” [APRENDER] para cocinar

Con un cambio de orden que espero que me permitan:
“Adquirir el conocimiento por medio del estudio o de la experiencia de ‘los conceptos, procesos, destrezas… necesarios’ para cocinar” (o para cocinar mejor, ya que cualquiera que sea capaz de poner algún alimento en el fuego ya sabe cocinar.)
Esta capacidad mejorada de cocinar es una capacidad de cocinar ‘algo’, claro.

En paralelo ¿Qué aprendemos cuando aprendemos a aprender?
A organizar el tiempo y las tareas de estudio. Los tipos de memoria y como se memoriza (en el foro anterior he expuesto cómo memorizar una secuencia de movimientos http://www.ceide-fsm.com/2013/04/la-pedagogia-a-examen/#comment-1008 José Joaquín12:20, 08/04/2013). A observarnos (reflexión) mientras aprendemos. El profesor Marina ya ha hablado de la metacognición. Yo no sé apenas de este tema pero la neurología no deja de aportar descubrimientos que sirven tanto para enseñar como para aprender: La editorial Ariel publicó un libro en 2007 “Cómo aprende el cerebro” escrito por Sarah-Jayne Blakemore junto a Uta Frith y prologado por José Antonio Marina en el que las autoras se lamentan de que los descubrimientos neurológicos no encuentren reflejo en las aulas.

En paralelo ¿Qué es entonces “aprender a aprender”?
“Adquirir el conocimiento de ‘los conceptos, procesos, destrezas…necesarios’ por medio del estudio o de la experiencia” [APRENDER] para aprender

Con el mismo cambio de orden:
“Adquirir el conocimiento por medio del estudio o de la experiencia de ‘los conceptos, procesos, destrezas… necesarios’ para aprender” (o para aprender mejor, ya que parece claro que todos tenemos alguna capacidad de aprender)
Esta capacidad mejorada de aprender es una capacidad de aprender ‘algo’, claro.

Tanto “cocinar” como “aprender” son dos actividades complejas que se pueden estudiar, analizar, comprender… que implican procesos que se pueden realizar mejor o peor y que se pueden enseñar… y por tanto aprender. Entre otras cosas porque para enseñarlos hay que haberlos aprendido previamente.

Vemos que en ambos casos se aprenden saberes concretos: Cocer en medio graso se llama freír. Si repites una secuencia de movimientos las veces suficientes con un refuerzo emocional conseguirás el ‘sobreaprendizaje’. Si quieres el huevo frito con puntilla necesitas que el aceite esté muy caliente. Si estás atento a tus procesos internos podrás detectar sensaciones que te indican hasta qué punto has conseguido el ‘sobreaprendizaje’ y no necesitarás hacer repeticiones de más ni de menos….

En mi numantina resistencia reitero al señor Moradiellos la pregunta que le hice al señor Viudas Camarasa.
Si alguien enseña a otro a aprender ¿lo que hace este otro no es aprender a aprender?

Un cordial saludo
José Joaquín

Antonio Viudas Camarasa00:49, 04/05/2013

El 4 de abril de 2013, un día después de que nuestro moderador abriera “La pedagogía a examen”, la televisión nacional dedicó 23 minutos al debate “Aprender a aprender”:
“Para Todos La 2 – Debate: Aprender a aprender
04 abr 2013 – 23:10”:

http://www.rtve.es/m/alacarta/videos/para-todos-la-2/paratodosla2-deb-aprender-20130404-1145/1747223/?media=tve

Lo acabo de localizar y de visionar y a pesar de la fundada opinión de los expertos no me han aclarado cuál es el objetivo de “aprender a aprender”.

Saco la conclusión de que según ellos se puede llegar a aprender sin necesidad de que nadie enseñe, incluso defienden que sin enseñanza se puede llegar a aprender.

Me recuerdan aquel alumno, de cuyo nombre no quiero acordarme (circa 2004), que dijo, ante la extrañeza de sus compañeros, que frente a la “libertad de cátedra del maestro está la libertad de aprendizaje del alumno”. Le recordaron sus colegas que si amaba tanto la libertad de aprendizaje, no se explicaban qué hacía en clase.

No entiendo cómo un alumno que puede llevar a cabo el “aprender a aprender” según estos teóricos necesita ir a un centro en el que los maestros le enseñen. Con la enseñanza doméstica se podría conseguir el mismo resultado y sería más económica…

Uso la palabra maestro con el mismo significado con el que lo ha empleado Enrique Moradiellos en sus aportaciones a este foro.

Curiosamente en ninguna de las 23 acepciones de la entrada “maestro, tra” de la vigésima segunda edición del Diccionario Académico viene ese significado como se puede comprobar leyendo el diccionario como nos enseñó el gran escritor Azorín, leyendo en vertical, no en dirección horizontal:

http://lema.rae.es/drae/?val=maestro

Azorín, maestro en enseñar a leer el diccionario.

De un discípulo directo de Ramón Menéndez Pidal –que le tanto ayudó a su regreso de Estados Unidos, una vez terminada la guerra incivil española–aprendí cómo leer el diccionario al estilo Azorín. El maestro que me lo enseñó, no en clase, si no en diálogo socrático que no platónico, se llamaba Manuel Muñoz Cortés, en conversación de maestro con aprendiz de filólogo.

Los militantes del aprendizaje en vez de buscar un equilibrio entre “docencia” y “discencia” inclinan el fiel de la balanza hacia el lado de la “discencia”, moda pasajera que será vencida por la cultura del esfuerzo y la cultura del enseñar a pensar.

No se puede aprender sin maestros que enseñen como meridianamente ha proclamado Enrique Moradiellos: con maestros que sepan primero, y que luego enseñen.

Buenas noches para todos. Observo que este debate está llegando a formar opinión en algunos medios digitales. Señal de que gracias al profesor Marina, la competencia europea llamada “Competencia digital” la podemos ejercer libremente, con cultura y libertad de pensar. Ojalá que la competencia de aprender a pensar sea reconocida como la novena competencia que el Consejo de Europa recomiende para la formación de los ciudadanos europeos del futuro inmediato.

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura.

jose antonio marina13:38, 03/05/2013

Quiero contestar a Felipe, porque se refiere a un problema sobre el que me gustaría que reflexionáramos. Heidegger escribió :”¿Para qué tiene que haber poetas en tiempos de catástrofe?”
Yo os dirijo una pregunta que tal vez en la universidad (que sigue sometida a un platonismo imposible) no os hayan planteado. ¿Para qué sirve un filólogo en este momento? En las humanidades hay un desprecio absurdo hacia las actividades prácticas. No estoy de acuerdo. Todo lo valioso sirve para algo. Acabo de libro de Martha Nussbaum, posiblemente la mejor helenista de la actualidad, acerca de la importancia que tienen las humanidades para consolidar la democracia. O tenéis muy claro para qué sirve la filología, o estaréis a la espera desconcertada de un puesto de trabajo. Os reto, pues, a que me respondáis a esta pregunta.

Felipe Domínguez11:37, 03/05/2013

Estimado Profesor José Antonio Marina, le agradezco mucho el envío de sus libros a nuestra biblioteca, que enriquecerán muy seguramente a otros usuarios interesados que tendrán acceso a ellos.

Aunque estamos cercanos a los exámenes y al final de cinco años de carrera, y no tenemos ninguna garantía de continuar el curso próximo por nuestra Facultad, tenemos un compromiso y, por mi parte, buscaré el modo cumplir con esa lectura aunque sea por otros medios en caso de encontrarme lejos (ojalá que no sea necesario).

Encontramos el artículo que nos recomendaba y comparto el enlace donde se puede encontrar online y leer por un módico precio de 1€ (mucho menos de lo que cuesta un paquete de tabaco, si hablamos en el lenguaje de nuestros amigos fumadores) para que quien quiera lo disfrute también:

http://www.investigacionyciencia.es/investigacion-y-ciencia/numeros/2013/5/lenguaje-redes-y-evolucin-11052

Ha sido un placer aprender a pensar debatiendo en este foro. Ahora que ya estamos de acuerdo (pensemos que la expresión debatida es tautológica o no) que ‘aprender a aprender’ no es la expresión más adecuada para expresar lo que se quiere, vayamos a la raíz del problema. Hay que trabajar para hacer de la educación una herramienta más sencilla y más competente y útil, porque necesaria es ya.

Un cordial saludo.

Felipe Domínguez, alumno de la Universidad de Extremadura y filólogo en potencia.

Enrique Moradiellos23:43, 02/05/2013

Estimado profesor Marina y estimados compañeros (y ya casi amigos queridos) de debate en este foro:

Quisiera intervenir de nuevo en el foro para tratar de responder a la amable crítica de don Juan Antonio Negrete, aunque sea algo tarde y esta respuesta sea necesariamente breve para no caer en la reiteración ni abusar de la paciencia del resto de participantes en el debate.

Debo empezar por reconocer que resulta paradójicamente curioso, siguiendo su misma expresión, que le resulte curioso que a muchos nos parezca tautológica la fórmula “aprender a aprender”, por razones ya bastante prolijamente argumentadas por varios participantes en este foro. Y excuso añadir que respeto aunque no comparto su afirmación de que tal máxima “no es de ninguna manera una tautología”. Pero, confesando humildemente que no soy ningún experto en lógica formal porque mis estudios filosóficos se truncaron a poco de empezar su curso universitario en beneficio de los históricos, me reafirmo en que no hay manera de ver de otra forma lógica (formal o material) a esa reduplicación de un verbo en una oración cabal si nos atenemos a lo que parecen ser “principios lógicos” (al menos según el manual de C.O.U. que tuve la fortuna de estudiar en su momento: “Simploké”, 1987, p. 267): fórmula de identidad (“A=A”), de la no contradicción (no encuentro el símbolo de negación para diferenciar “A” de “no A”), y del de tertio excluso (idem).

Por cierto que esa fórmula criticada (A+A=A) es la misma fórmula que utilizaba mi maestro en la asignatura de “Lógica de las Ciencias Humanas”, el profesor Gustavo Bueno, para denotar la “identidad” y bajo el formato mencionado (A=A), sosteniendo de paso que su origen estaba en J.T. Fichte (“Teoría del cierre categorial”, 1992, vol. 1, p. 148; y su artículo «Operaciones autoformantes y heteroformantes. Ensayo de un criterio de demarcación gnoseológica entre la Lógica formal y la Matemática (I), 1979, p. 21”.

Discrepo de la afirmación del señor Negrete al sostener que “aprender a aprender” (como verbo de acción que rige con preposión “a”) sea equiparable a expresiones como “pensamiento de pensamiento” o “filosofar sobre filosofía” (sustantivos unidos por preposición “de” o verbo unido a sustantivo por preposición “sobre”). Al margen de que parece evidente que, en todo caso, un pensamiento sobre el pensamiento sigue siendo siendo un pensamiento (¿o no?), el conector gramatical (y su campo semántico denotado) ya incluye muchas cosas diversas que la preposición “a” no permite siquiera suponer: “de” como inclusión del primer sustantivo en el segundo, como dependencia al modo de la especie respecto del género, como atributo derivado y demás posibilidades. Y lo mismo cabe decir de “sobre”, para el caso.

Admito perfectamente, como apuntaba el profesor Marina en ocasión previa, que quizá la expresión sólo cabría entenderla como “metalingüística” (lo que, a mi honesto entender, sólo puede significar en este campo algo así como la reflexión filósofica meta-científica: gnoseológica o epistemológica). Pero, entonces, tal expresión no puede ser propia de una llamada “ciencia” humana o social porque ella misma es meta-categorial. Y en ese caso el absurdo de que figure como máxima pedagógica-científica todavía es más llamativo y sorprendente porque la reflexión metacategorial desborda a la categoría científica y sólo cabe pensarla en términos de ideas filosóficas (en términos de afirmación de “segundo orden”, como llama a esa actividad el señor Negrete y también el profesor Bueno). De hecho, en este caso la expresión sigue sin “salvarse” de su interna contradicción como máxima pedagógica porque no quiere presentarse como una proposición filosófica sino como una tesis categorial de la “ciencia de la educación”. Pero aquí está el problema: no lo es, ni lo puede ser.

Considerar, como señala el señor Negrete, que la expresión “meta-lingüísticamente” remite a algo así como “un aprendizaje reflexivo” o un pensamiento “acerca de la propia actividad de nivel uno (entiendo que categorial) que está haciendo”, refuerza ese absurdo inicial de la frase como afirmación científica de primer grado y orden. Y presuponer que la crítica a ese uso abusivo y contradictorio supone sostener “un aprendizaje plano, meramente dogmático”, es un corolario cuya lógica se me escapa ya por completo. Y aunque pudiera ser que mi pobre conocimiento lógico sea patentemente incapaz de encontrar sentido a ese corolario, también pudiera ser que quizá eso suceda no tanto por mis humanas debilidades formativas sino porque el dilema es un falso dilema, pasa por alto otras alternativas o sencillamente es un caso de “non sequitur” algo retórico e interesado. Por ejemplo, que “aprender a aprender” sea una fórmula oscura, confusa, contradictoria que podría ser desterrada y sustituida por algunas de las alternativas propuestas en este foro: “desarrollo de las capacidades de aprendizaje” (Claxton), potenciación de las técnicas de estudio y aprendizaje, enseñar a estudiar (Marina), enseñar a aprender significativamente, promoción de las habilidades de auto-aprendizaje (descriptores de Dublín), reflexión sobre las condiciones de aprendizaje autónomo, etc. Incluso cabría considerar una mejora sobre esa frase vacua el desarrollo apuntado por el señor Negrete en su oración terminal: “reflexionar sobre los propios criterios con los que aprender” (curiosamente, no “reflexionar sobre reflexionar” ni “reflexionar a reflexionar”).

La referencia del señor Negrete a Sócrates es particularmente bienvenida en esta discusión porque, a mi entender, es toda una referencia canónica contra ese uso vacuo, absurdo, oscuro, viciado y confuso de términos y vocablos (y de las ideas subyacentes) que debieran ser utilizados con mayor cuidado, prudencia, juicio y cautela. Según el señor Negrete, Sócrates “no enseñó ninguna instrucción”, pero “enseñaba a aprender”. Nada que objetar a la segunda parte de la frase porque “enseñar a aprender” no es objeto de discusión en este foro dado que tal enunciado no tiene ninguna estructura perifrástica ni tampoco tautológica, ni en sentido lógico ni en el plano gramatical. Pero sí cabría poner en duda el primer apartado de la frase: que Sócrates “no enseñaba” nada “sustantivo”. A tenor de lo que yo he leído sobre el asunto, particularmente el “Protágoras” (edición de Julián Velarde, 1980), Sócrates enseñaba el método dialéctico (la reflexión filosófica “de segundo grado” sobre saberes positivos de primer orden: aritméticos, geométricos, lingüísticos, políticos, éticos). Y lo hacía dialógicamente y tomando en consideración los límites de las grandes ideas filosóficas y contra aquellos sofistas que se especializaban en juegos del lenguaje aparentemente brillantes (¿suena a otra cosa “aprender a aprender”?) o en promesas imposibles de cumplir (tal como “enseñar la virtud cívica”, por ejemplo). Así al menos nos lo explicaba Gustavo Bueno tanto en clase presencial como por escrito (véase su prólogo a la edición del “Protágoras” ya mencionada): “Sócrates representa una sabiduría opuesta a la de Protágoras” (p. 53).

Quizá haya una afirmación del señor Negrete que sirva como explicación nuclear para esa defensa numantina de una frase que dudo mucho que pasara el filtro crítico socrático por mucho que la defendiera un gran Protágoras redivivo y lógicamente actualizado. Es la siguiente:

“De entre quienes denigran esta expresión (como propia de una pedagogía vacua) muchos se apoyan en la idea de que una enseñanza tiene que serlo de algo “sustantivo” (enseñar una materia, no la forma de adquirir la materia). Esto me parece un craso error, y el centro de toda antipedagogía. Además de que el aprendizaje es una materia más, como la lógica o como la epistemología o como la ética, y puede, por tanto, ser objeto de estudio propio, además, digo, no hay conocimiento siquiera de primer orden si no se apoya en la reflexión.”

A este respecto, como estamos hablando ya en un plano filosófico estricto sensu (y por tanto no “resoluble” científicamente: mucho menos pedagógicamente), me remitiría a esta afirmación del profesor Bueno que comparto plenamente y que supone todo un desmentido a esos postulados y sus presupuestos básicos (recogido en el prólogo al “Protágoras” ya mencionado, pp. 37 y 83):

““Enseñar’ es un concepto genérico que se especifica en direcciones muy diversas (opuestas entre sí) según los contenidos de aquello que se enseña. (…) Porque son las llamadas ‘ciencias de la Eduación’ indudablemente la versión que en nuestro siglo encarna mejor a la sofística que Sócrates ataca en el Protágoras. Puesto que no siendo ciencia en modo alguno se presentan como tales. (…) Nos dirigimos contra la pretensión de un tratamiento global de la Educación, de un tratamiento científico de la formación científica de la personalidad (las virtudes de Hermes) como ‘tarea integradora en la educación humana del hombre’. Porque este tratamiento global, el de las ciencias de la Educación, precisamente por serlo, no puede ser científico, sino filosófico. Y es pura propaganda gremial el presentar planes generales de educación, metodologías pedagógicas globales, como algo ‘científicamente fundado’; las relaciones entre las diversas ciencias del aprendizaje, si las hay, no pueden ser científicas”.

Sólo una última cuestión: ¿cuál de esas dos opiniones (filosóficas) está más ajustada a lo que Sócrates dijo, pensó y argumentó sobre la educación? La respuesta está en el “Protágoras” y es lo suficientemente clara y distinta como para no errar en la opción.

Gracias a todos por su atención y, particularmente, al señor Negrete por haberme hecho objeto de sus reflexiones y darme la oportunidad de responderlas y, de paso, forzarme a releer a maestros de la talla de Sócrátes y de Bueno.

Un saludo muy cordial,

Enrique Moradiellos.

Laura Gallardo Corchero18:19, 02/05/2013

Hola buenas tardes Don José Antonio Marina, profesor, filósofo y amigo nuestro.
Muchas gracias por la dirección del artículo que nos ha enviado, hemos estado toda esta tarde dedicados a sus correos y a sus enlaces. A lo largo de esta semana le iremos dando nuestros comentarios personales sobre la información proporcionada por usted.

Un cordial saludo, Laura Gallardo, alumna de Filología Hispánica y grupo de trabajo de Antonio Viudas Camarasa. Universidad de Extremadura.

Antonio Viudas Camarasa12:49, 02/05/2013

Profesor José Antonio Marina le estoy muy agradecido por haber estimulado a mis alumnos a que sean multidisciplinares, en una palabra, humanistas. No sólo que aprendan la jerga filológica, sino que enmarquen la lengua siempre en una geografía teniendo en cuenta el hecho sincrónico sin olvidar el acontecer diacrónico.

Muchas cuestiones que desde la perspectiva lingüística no tienen explicación, apoyándonos en la interdisciplinaridad, pueden llegar a averiguarse.
Si estudiamos la Gramática de Nebrija desde una perspectiva cerrada de la historia de la gramática nuestro conocimiento es parcial, si la estudiamos en el entorno en que se produjo la riqueza de miras se amplía.

El Consejo de Europa ha vuelto a mirar la historia de Europa para mejorar al ciudadano europeo y Nebrija es una referencia. Fue Bolonio, estudiante en el Colegio Español de Bolonia, estudiante “Erasmus” antes de naciera Erasmus de Rótterdam, aprendió de los maestros italianos su ciencia y la explicó luego en Salamanca, en sus libros y por fin en la Universidad de Alcalá de Henares, rescatado por el Cardenal Cisneros con el privilegio de que “si quería dar clase que la diese, y si no la quisiere dar que no la diese”.

Nebrija fue un hombre “competente” en la consolidación de las nacionalidades de Europa en el siglo XV y XVI. Se preocupó de la primera competencia europea que consiste ““La comunicación en lengua materna” (no de la “Competencia en comunicación lingüística” como ha adaptado y desarrollado la Ley 2006 de España) y también se preocupó de la enseñanza de la lengua castellana para extranjeros. Fue el primer profesor ELE, Español para Extranjeros expuesto en el libro V de la Gramática en que trata de las introducciones a la lengua castellana “para los que de estraña lengua querrán deprender” (para los que de lengua extranjera la quieran aprender).

De hecho el último capítulo de su gramática es un manual para que los extranjeros de su época aprendan el castellano. Nebrija se preocupó de las ocho competencias que hoy recoge el Consejo de Europa y ejerció la que usted tan en solitario con fundamentadas razones reivindica:

LA COMPETENCIA DE “APRENDER A PENSAR”.

Sin esa competencia el ciudadano europeo no puede bajo ningún concepto llegar a ser competente. Si con la autonomía formativa del aprendizaje el ciudadano europeo no es capaz de “aprender a pensar” difícilmente nadie podrá “enseñarle a pensar” como hicieron Sócrates, Platón y Aristóteles con sus discípulos, cerrando el círculo “maestro-discípulo” y “padre-hijo”, ejemplo con el que el profesor Enrique Moradiellos aclaró numerosas dudas a los siete alumnos y a su profesor en nuestro seminario del miércoles pasado.

Mis alumnos y el que suscribe con el ejercicio de analizar y enjuiciar la expresión “Aprender a aprender” casualmente han descubierto que usted es un experto en el arte de “Aprender a pensar”. Ellos han aprendido a pensar para rebatir la cuestión planteada. Han dado sus razones y están muy satisfechos con haber aportado su granito de arena a la cuestión desde su parcela filológica y le admiran por la amabilidad y el cariño con el que les ha tratado. Ya ha visto cómo Ana comprueba cómo además de los nombres existen los pronombres, de nuevo el círculo maestro-profesor en forma gramatical, gracias a la competencia que tiene el alumno, reconocida o no por ley, de “Aprender a pensar”.

Están deseosos de conocer su teoría sobre el lenguaje. La metacognición les tiene intrigados y mientras nos llegan sus libros me he permitido poner para todos este hipervínculo donde usted, profesor José Antonio Marina, ha dado con el dedo en la llaga

https://www.youtube.com/watch?v=y6TOBeAD2IY&feature=youtube_gdata_player

JOSÉ ANTONIO MARINA – APRENDER A PENSAR 3 – ¿POR QUÉ APRENDER A PENSAR?

al definir la competencia de “Aprender a pensar” como la fundamental y de la que se derivan todas las demás.

Hemos sido víctimas y sufridores de legisladores incompetentes que nos han impuesto competencias en unos casos mal etiquetadas y en otros demasiado intencionadas.

Después de este debate, –que creo que no debe cerrar hasta que mis alumnos hayan leído sus libros tan generosamente donados a nuestra biblioteca–, estoy convencido de que la exposición oral de cinco minutos de duración con la que les evaluaré sobre su modo de pensar acerca de la gramática castellana de Antonio de Nebrija, se habrá enriquecido con el estímulo y la consideración intelectual y humana que están teniendo en este foro en el que les ha acogido tan familiarmente.

En el seminario de hoy practicaran para encontrar “Evolución del lenguaje. Nuevas aportaciones de la teoría de redes”.

Trabajando se aprende a trabajar, pero la mayoría de los humanos necesitamos de maestros que nos enseñen a pensar.

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

jose antonio marina12:09, 01/05/2013

Amigos filólogos, aunque no tiene nada que ver con el tema e este foro, os recomiendo que leais un artículo en el último número de Investigación y Ciencia, sobre al evolución del lenguaje a partir de sistemas de redes.

Antonio Viudas Camarasa21:38, 29/04/2013

“Estimular la autonomía ante futuros aprendizajes”
Germán Ramírez Aledón 00:44, 27/04/2013

Germán, totalmente de acuerdo contigo, hemos estado cribando, tamizando, pasando por el cedazo, por el porgador, una frase que sin saber cómo ha emergido en el campo educativo y nadie sabe cómo ha triunfado tan rápidamente desde 2006.

En la ley española de 2006 solo aparece una vez, pero en EL PORTAL OFICIAL del Ministerio “leer.es” es casi la única.

Busca en imágenes de Google este sintagma “Aprender a aprender” y verás cuántos y cuántas han llenado de contenido la etiqueta. Un caos interpretativo.

Resultado: un galimatías de presentaciones, de esquemas, confusión de términos: competencias, destrezas, habilidades, conocimientos, cognición, metacognición. Nadie se aclara y muchos se contradicen.

Que entre todos, querido Germán Ramírez Aledón, encontremos “espigas de oro” para la mejora de la educación, la enseñanza, el aprendizaje, las reunamos en “garberas” y las podamos “garbellar” (cribar) y ojalá obtengamos muy buenas cosechas las próximas añadas.

Tu proposición para la etiqueta de la quinta competencia del Consejo de Europa podría ser denominada

AUTONOMIA FORMATIVA EN EL APRENDIZAJE DEL CIUDADANO EUROPEO.

Buenas noches aunque sean frías para casi todos.

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Antonio Viudas Camarasa19:40, 29/04/2013

Querido profesor Marina, le felicito de nuevo por la magistral moderación del foro, esperamos con expectación los libros.

Le agradecemos su amable acogida en un espacio donde ha permitido que nuestra voz se oiga, lo que hoy en día es impagable.

Tanto mis alumnos como yo hemos manifestado nuestras opiniones después de valorar las de los demás, a cada cual más válida y repleta de información y experiencia acumuladas.

Si mis alumnos cumplen con la lectura de sus libros y son capaces, en tiempo de exámenes y próximas vacaciones estivales, de manifestar su opinión, se convertirán de recientemente graduados no sólo de título sino en la COMPETENCIA EN FORMACIÓN PERMANENTE, que podría ser la denominación de la competencia quinta del Consejo de Europa que ahora recibe la denominación de facto de “APRENDER A APRENDER”.

Nos queda debatir si es una competencia para contestar a su intorrogante de la entrada inicial del foro.

Esta contestación es a título personal, pero estoy convencido de que cada uno de los siete alumnos le contestará a sus palabras de bienvenida.

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura.

jose antonio marina17:44, 29/04/2013

Sólo escribo para dar la bienvenida a los alumnos del profesor Viudas. Es estupendo que participéis. Os he enviado “El bucle prodigioso” y dos libros que me gustaría mucho que leyerais y me dijerais vuestra opinión: “La selva del lenguaje” y “Diccionario de los sentimientos”. Son dos libros de lingüística escritos por un filósofo.

Ana Ozores20:57, 28/04/2013

Estimado profesor Marina:

Me uno al debate que tanta repercusión está teniendo, sin embargo antes de apuntar nada, debería advertir que soy uno de los alumnos del profesor Viudas. No lo digo por llevar una marca (de esas que están tan de moda últimamente) sino porque quiero destacar que soy alumno, aprendiente o aprendiz, como quieran los lectores, y ya es hora que entre tantos nombres, hablen los pronombres, hablen los alumnos.

El “Diccionario de la Real Academia” (versión online consultada el 28 de abril de 2013), nos dice que la tautología es:

“1. Ret. Repetición de un mismo pensamiento expresado de distintas maneras. || 2. despect. Repetición inútil y viciosa.”

La cuestión es si “aprender a aprender” encaja dentro estas definiciones. Bien parece que es una figura retórica, pero en este contexto considero que es más que eso, que podría ser una actividad de reflexión sobre el aprendizaje. En consecuencia, asistimos a una tarea encomiable y, y los encargados de hacerla son los pedagogos… Pedagogos, profesión no muy bien vista desde las novelas de Galdós, en las que se cuestionaba el problema de la educación y de la manera de educar.

Se había mencionado en anteriores entradas que esta expresión se basa en la presencia de unas estructuras que todo humano posee y que bien explotadas darían buenos frutos. Esto recuerda a la gramática universal de la Lingüística cognitiva, en virtud de la cual, toda persona tiene de forma innata unas estructuras que le permiten aprender cualquier idioma. Así pues, si yo persona tengo esa gramática y tengo un idioma, entonces sería un hablante en potencia predispuesto a cualquier lengua; no cabe duda que una buena metodología ayudaría en este sentido, y es aquí donde entraría la labor del pedagogo, que no tiene porqué ser tan horrible.

En definitiva, no perdamos el tiempo en discutir si es o no tautología “aprender a aprender”, sino en averiguar en qué punto está fallando la Pedagogía, dado el gran fracaso escolar, y hacer que se convierta en un complemento de cualquier disciplina. Ofrezcamos a nuestros futuros alumnos las herramientas para optimizar sus horas de estudio (ahí está la clave de nuestra célebre expresión) pero también mostrémosles dónde está el Tajo, pues ¿para qué se quieren herramientas para estudiar o aprender sino hay materia qué enseñar?

Un saludo a todos.

Laura Gallardo Corchero20:10, 28/04/2013

Hola buenas tardes, querido profesor y filósofo Marina.

Soy Laura una alumna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Extremadura y formo parte del grupo de trabajo de la Universidad junto a mis seis compañeros, también decirle que soy alumna del profesor y académico Don Antonio Viudas Camarasa.
Llevamos muchísimo tiempo trabajando sobre el concepto de “aprender a aprender” y dando mi humilde opinión pienso que sí es una tautología, ya que nadie puede “aprender a aprender” porque esa es una característica básica con la que nacemos y vamos aprendiendo con el paso de los años y con la experiencia. Por ejemplo pienso humildemente que una persona sí puede aprender a conducir, ya que alguien puede enseñar a otra persona a conducir, se puede aprender a estudiar con la experiencia y la constancia y con la ayuda de los profesores y maestros, pero nadie puede aprender a aprender ya que eso no se puede enseñar. Una persona aprende sola con sus propios medios.
Estamos analizando y viendo hoy en día que muchos maestros no tienen un conocimiento básico sobre lo que enseñan y a la vista está en las estadísticas.
Un maestro o un profesor no puede enseñar algo que desconoce, un maestro o profesor debe tener una serie de conocimientos mínimos y cumplir una serie de requisitos para desempeñar una labor docente.
Comporta la opinión del profesor Moradiellos y es que un profesor tiene que tener vocación, iniciativa, un amplio conocimiento del saber, y además tener una cierta “psicología” para saber tratar a los alumnos.
Me encantó grabar el vídeo con el profesor Moradiellos y que se publicara en internet, gracias a la labor del profesor Viudas hemos sido grabados con una tablet y hemos sido vistos en internet.
Tenemos ganas y estamos dispuestos a desarrollar nuestro trabajo el día de mañana en la sociedad y queremos ser útiles en la docencia, estamos todos muy motivados y tenemos una gran energía para desarrollar nuestros conocimientos, poco a poco y con el paso del tiempo y gracias a la experiencia que consigamos intentaremos enseñar a nuestros alumnos todo lo que podamos y daremos lo mejor de nosotros mismos. Tenemos el derecho y el deber de cambiar esta sociedad en el ámbito de la educación ahora que somos jóvenes.
Querido profesor Marina cuando recibamos su libro en la Biblioteca Central de Cáceres lo leeremos, estamos esperándolo con entusiasmo.

Un cordial saludo y seguiremos todos en contacto.
Laura Gallardo, alumna de 5º de Filología Hispánica, Facultad de Filosofía y letras.
Cáceres, 28 de abril de 2013.

Yohana María Sierra20:07, 28/04/2013

Estimados profesores Marina, Moradiellos y Viudas Camarasa, gracias por ofrecernos la oportunidad a los jóvenes que nos estamos formando de poder transmitir nuestra opinión e invitarnos a la reflexión.Y agradecer también al profesor Enrique Moradiellos por habernos visitado con tanta amabilidad.

Comparto con el resto de mis compañeros del grupo de trabajo de D. Antonio Viudas Camarasa la opinión de que “aprender a aprender” es una tautología. Ellos han argumentado suficientemente las razones por las cuales esta expresión tan chirriante es una tautología, por lo que no pretendo reiterar lo ya explicado. Opino que el debate sobre si es una tautología o no se podría ir cerrando tomando como ejemplo las palabras del profesor Marina “Aprender a aprender es una tautología si el mismo significante (aprender) tiene el mismo significado en sus dos apariciones”.

Por otra parte, como futura docente comparto con ustedes la preocupación por “ser conciencia educativa de la sociedad”. Creo que deberíamos preocuparnos de hacer un correcto uso de la lengua y no utilizar expresiones como “aprender a aprender” a la ligera, porque si nosotros que tenemos los conocimientos que los alumnos deberán adquirir no sabemos utilizarlos, ¿cómo vamos a transmitírselos? Por esto me ha parecido tan importante el debate aquí propuesto porque a través de la información que juntos proporcionamos podemos debatir o incluso rectificar ante las nuevas informaciones aportadas.

Un cordial saludo.
Yohana Mª Sierra, alumna de la Universidad de Extremadura

jose antonio marina13:29, 28/04/2013

Nuestros colega filólogos han planteado bien l cuestión: Aprender a aprender es una tautología si se el mismo significante (aprender) tiene el mismo significado en sus dos apariciones. ¿Qué es “aprender”? Adquirir un conocimiento. Conocer es, según la RAE , “averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas”. Es, pues, una actividad. De las actividades que realiza el ser humano hay algunas que no pueden mejorarse con el aprendizaje y otras que sí se pueden mejorar. Creo que “conocer” se puede mejorar con el aprendizaje y que, por lo tanto, la frase “aprender a adquirir conocimientos”, es decir, “aprender a averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas”, no es una tautología.

MBC19:22, 27/04/2013

Buenas tardes a todos los participantes del foro.
En primer lugar, quiero agradecer la gran labor que están desempeñando los estimados profesores Moradiellos, Marina y Viudas Camarasa, ya que nos están acercando a los graves problemas que los jóvenes de la sociedad actual estamos sufriendo.
Tras varios días de meditación, me he animado a unirme y escribir en el foro, aunque mi participación será breve. Pues bien, en lo que quiero centrarme es en expresiones del tipo “Aprender a aprender”, que nos conducen a un dilema, ya que al venir de la boca de nombres relevantes, pueden confundirnos. Es decir, los jóvenes que estamos bajo instrucciones de “maestros” podemos pensar que tal expresión es correcta. Pero, puede ocurrir lo contrario, es decir, podemos ver más allá de tal figura y no guiarnos por ella. A lo que me refiero es, pues, que si meditamos ante expresiones como la anterior, llegamos a la conclusión de que una persona, sin formación previa, puede darse cuenta de que tal expresión es totalmente contradictoria y nada correcta, sino que es claramente una tautología de la que personas con inteligencia podrían darse cuenta de ella, ya que a pesar de ser una expresión estrictamente pedagógica, también puede llegar a otras fronteras.

Antonio Viudas Camarasa08:06, 27/04/2013

Querido José Joaquín, estimados participantes de este ya polifacético foro pretendo poner en esta aportación mi visión precipitada y con fallos técnicos por haber redactado mi intervención anterior [Antonio Viudas Camarasa09:16, 26/04/2013] directamente en la ventana de la Web y haber mezclado, ante la diversidad de perspectivas introducidas por José Joaquín, el análisis de distintas estructuras y conceptos diferentes.
Primero debemos resolver el asunto de la estructura física de las dos expresiones “Aprender a aprender” y “Aprender aprender” y para ello he redactado esta primera aportación, perfectible propuesta resumen para seguir el debate, porque si mezclamos muchas cuestiones nos podemos diversificar y no llegar a ninguna conclusión. El objetivo de este debate es procurar que en la legislación futura no se caiga en las incongruencias y en los errores cometidos con anterioridad, sino mejorar con conciencia educativa de la sociedad el sistema educativo de España, Europa e Hispanoamérica.
He observado que definiciones del Instituto Cervantes en su diccionario virtual para la Enseñanza del Español como lengua española ya se dogmatiza sobre la definición de “Aprender a aprender”, e incluso como sucede muchas veces online, en algunos portales se reproduce la definición de ese diccionario sin citar la fuente. Suerte que poniendo la definición completa el amigo buscador te ayuda a dilucidar quién es el verdadero autor de la expresión, aunque en ocasiones no es posible porque los pdf no indican ni fecha ni lugar de edición.
Encuentro una explicación a este hecho, todavía no ha tenido éxito la competencia digital, recomendada por el Consejo de Europa. Es lo que hemos atacado siempre “el famoso cortar y pegar” y si se olvida poner las comillas o no se especifica el hipervínculo nos topamos con esta entropía informativa de la que es muy difícil salir. Pero vayamos, como iría el conductor del “Diálogo de la Lengua” de Juan de Valdés, al meollo de la cuestión que nos está entreteniendo mientras aprendemos.

¿ES LA EXPRESIÓN “APRENDER A APRENDER” UNA TAUTOLOGÍA?
Esta es la cuestión que nos ha planteado el propietario y director de este foro, don José Antonio Marina.
Hay partidarios de que es una tautología y otros opinan lo contrario.,
Dos respuestas. Una que es una tautología y otra que no lo es, entre los opinantes en esta entrada del foro.

Corpus I
A (APRENDER1) + A + (APRENDER1) = “Aprender a aprender”
A (APRENDER1) + A (APRENDER1) = “Aprender aprender”
Admitiendo todos la acepción 1. (APRENDER1) de la entrada APRENDER del Diccionario Académico que dice “1. tr. Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia” [DRAE online. Consulta 27 de abril de 2013].
Es una TAUTOLOGÍA para
1. Enrique Moradiellos.
2. Algunos foreros y El grupo de alumnos Gramática de Nebrija de la Universidad de Extremadura.
3. Testimonios de un núcleo familiar ajeno a la polémica, aportados por el alumno, ya “graduado”, Felipe Domínguez.
4. Quienes se sumen a esta perspectiva.
NO es una TAUTOLOGÍA:
1. El resto de participantes y quienes se sumen a esta perspectiva.

Corpus II
A (APRENDER1) + A + (APRENDER6) = “Aprender a aprender”
A (APRENDER1) + A (APRENDER6) = “Aprender aprender”
Quienes son partidarios de que la expresión APRENDER A APRENDER no es una tautología, le dan otra acepción al segundo “Aprender”.

1. Entre ellos el que suscribe antes de entender las razones aducidas por Moradiellos el 14 de Marzo.
2. La mayoría de los participantes, pero algunos se preguntan si es una competencia.

DOCUMENTACIÓN DRAE
“aprender.
(Del lat. apprehendĕre).
1. tr. Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia.
2. tr. Concebir algo por meras apariencias, o con poco fundamento.
3. tr. Tomar algo en la memoria.
4. tr. ant. prender.
5. tr. ant. Enseñar, transmitir unos conocimientos”.

La posible futura acepción sería la 6. APRENDER6
[6]. No avalada por la autoridad académica, pero definida de facto en Diccionario de términos clave de ELE del Instituto Cervantes y divulgada por diversos autores, unos citando la procedencia y otros sin citarla.

APRENDER6. CUATRO FICHAS ONLINE

Para definir la sexta acepción [6]. Posible futura del DRAE, que explicaría el significado de Aprender6, de uso ya en la literatura y bibliografía de estudiosos y tratadistas de la educación, sobre todo desde la perspectiva de la Psicología y Pedagogía:

1.
1913. Félix González Llana en su obra “Traducción de Ideas modernas acerca de los niños, de Alfred Binet” (Niza, 1857-Paris, 1911). Antonio Viudas Camarasa16:05, 22/04/2013
http://www.ceide-fsm.com/2013/04/es-la-expresion-aprender-a-aprender-una-tautologia/
2.
Sin fecha. Aprender a aprender. Diccionario de términos clave de ELE. Centro Virtual Cervantes. Sin fecha. 1997-2013
http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/aprender.htm
3.
Sin fecha. “Definición de aprender a aprender”
http://www.psicopedagogia.com/definicion/aprender%20a%20aprender
4.
2010. Programa leer.es del Ministerio de Educación español
http://videos.leer.es/home/aprender-a-aprender/voces/ensenar-a-aaa/

Buen fin de semana para todos y deseo que este debate siga siendo tan fructifero, al mismo tiempo que animo a las cuatro alumnos míos que no han participado que antes del miércoles, próximo en que nos volvemos a reunir, aporten su joven granito de arena. Al mismo tiempo que felicito a Concha, Elías y Felipe, por haberse atrevido a opinar ante redactores tan cualificados y que todos tienen la elegancia de discrepar en las opiniones y al mismo ser respetuosos con las razones que el adversario científico esgrime.

¡Cuánto tiempo hacía que no me encontraba con debatientes que saben distinguir entre adversario científico y olvidan la palabra enemigo! El mejor ejemplo en la filología hispánica es el de los críticos literarios, cuando un buen crítico realiza una buena crítica de un libro nunca tiene en cuenta aspectos afectivos ni comerciales con autor o su editorial, simplemente de dedica a juzgar la obra que está analizando. Que sigamos siendo todos muy buenos críticos y que mis alumnos sigan manteniendo el criterio propio, aunque esté errado, porque los errores se pueden rectificar.

Por precipitación, erré en la entrada anterior, con esta he pretendido rectificar, aunque sigo con numeras dudas, para llegar de verdad al fondo de la cuestión sociológica e histórica que se esconde en la expresión “Aprender a aprender”. Ojalá encontremos la luz definitiva que sirva para mejorar la calidad de la Enseñanza en los dos hemisferios.

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Germán Ramírez Aledón00:44, 27/04/2013

Me parecen dignos de elogio los esfuerzos titánicos de los profesores Marina y Moradiellos -mucho más afinado este último- en destripar el significado y encontrar la expresión sustitutiva de la competencia “aprender a aprender”.
Tras casi cuatro décadas de experiencia docente e investigadora, he tenido claro que había que enseñar una materia (en mi caso, Historia) y al mismo tiempo, enseñar (sí, también “enseñar”) a ser autónomos para futuros aprendizajes. Eso es lo que han “descubierto” hace pocos años algunos, como si la reflexión sobre el hecho de “enseñar” hubiera comenzado anteayer.
Y aunque la expresión “aprender a aprender” ya esté documentada en 1913 como señala aquí uno de los foreros (y buscando en otros textos de todo tipo podríamos tal vez encontrarla antes) cualquiera sabe que se refiere a una de las metas de la educación y de su proceso lógico de enseñanza-aprendizaje: enseñar, formar, estimular la autonomía futura de nuestros alumnos para ulteriores aprendizajes.
Por ello con denominar la competencia “estimular la autonomía ante futuros aprendizajes” quedaría más que claro. Esto deriva en un debate nominalista, uno de los núcleos de la Filosofía medieval, que nada aclara el sentido. O, como dicen en mi tierra, “açò és com garbellar aigua” (esto es como cribar agua).

Juan Antonio Negrete17:56, 26/04/2013

Hola a todos los participantes,

aunque sería quizás más honesto comentar a partir de los comentarios publicados ya, como estos se han hecho prolijos, y se corre el riesgo de perderse en un enredo, diré directamente lo que pienso al respecto del asunto de este post (parte de esto lo he escrito ya en un comentario al artículo del señor Moriellos en el País):

Para mí es obvio (y me resulta realmente curioso que a alguien no se lo parezca así) que la expresión “aprender a aprender” no es de ninguna manera una tautología. No creo que ningún lógico propusiese ese análisis formal. “Aprender a aprender” no es de la forma A=A (o A+A, como se ha dicho también) del mismo modo que el pensamiento del pensamiento (o sea, reflexionar) no es ni simplemente pensar ni una vacía tautología (noesis noeseos, según Artistóteles era Dios mismo); como tampoco es tautológico hacer una historia de la historiografía, filosofar sobre la filosofía… Es una predicación de segundo orden, “metalingüística”, aunque recaiga sobre el mismo concepto que el del lenguaje objeto -Deberíamos escribirla, formalmente, así: A(A)

Tampoco es, a mi juicio, una expresión “vacía” pedagógicamente hablando. Antes al contrario, creo que nadie que quiera ser un educador de seres racionales debería pasarse sin este aprendizaje reflexivo, acerca de la propia actividad de nivel uno que está haciendo. Lo contrario, es un aprendizaje plano, meramente dogmático.

De entre quienes denigran esta expresión (como propia de una pedagogía vacua) muchos se apoyan en la idea de que una enseñanza tiene que serlo de algo “sustantivo” (enseñar una materia, no la forma de adquirir la materia). Esto me parece un craso error, y el centro de toda antipedagogía. Además de que el aprendizaje es una materia más, como la lógica o como la epistemología o como la ética, y puede, por tanto, ser objeto de estudio propio, además, digo, no hay conocimiento siquiera de primer orden si no se apoya en la reflexión. No somos humanos porque somos conscientes, sino porque somos conscientes de que somos conscientes.

Tanto es así que el mayor maestro de la educación y la filosofía, Sócrates, no enseñó ninguna instrucción (no sabía “historias”) pero enseñaba a aprender, dando la Herramienta de las herramientas. Lo mismo Kant no quería enseñar filosofía, sino enseñar a filosofar. En general, todo el “giro gnoseológico” de la Filosofía (y la Ciencia) moderna(s), anteponiendo la epistemología y la metodología a la teorización más “sustantiva” o material, es un avance del aprender humano, y debía trasladarse necesariamente al aprendizaje, promoviendo que el alumno se haga consciente de las formas en que se adquieren conocimientos legítimos, etc.

Por lo demás, si uno quiere encontrar la aporía en “enseñar a enseñar” o “aprender a aprender”, puede dar un paso más allá y, como recuerda Sócrates que hace el sofista (en Menón), encontrar la aporía ya en el simple enseñar: si uno no sabe -razona el sofista-, ¿cómo va a aprender? (¿cómo va uno a aprender, por ejemplo, historia, si él no sabe ya qué es la Historia?: ¿no tendrá que aceptar dogmáticamente y sin criterio lo que le diga el presunto maestro?); y, si uno ya sabe, no tiene nada que aprender. Para salir de esta aporía, de alguna manera hay que aceptar que tenemos “virtual”, “potencialmente”, etc., los criterios, y que, por otra parte, la enseñanza nos tiene que llevar a actualizarlos. Siendo así, reflexionar sobre los propios criterios con los que aprender (aprender a aprender) es esencial para cualquier educación que no sea mera instrucción dogmática.

Antonio Viudas Camarasa15:14, 26/04/2013

Error de transcripción se debe leer como sigue

PERSPECTIVA B:
ES UNA TAUTOLOGÍA
A (APRENDER) + A (APRENDER)

donde A tiene el mismo significado.

Antonio Viudas Camarasa15:13, 26/04/2013

José Joaquín, me encanta dialogar con usted, porque mi postura inicial ante esa frase era la de aceptarla y de hecho la he aceptado durante mucho tiempo, pero cuando leí el artículo de Moradiellos he encontrado argumentos que me han hecho reflexionar sobre aspectos de la pedagogía y directrices ministeriales que desconocía por completo.

Lo que he oído siempre es que todas las reformas eran malas y que la “culpa la tenían los pedagogos” que dominaban las entretelas del ministerio del ramo” y no me lo creía, pero después de ser atento lector de lo que nos venía encima desde el año 1992, le puedo afirmar que quienes han asesorado al Ministerio en estas últimas décadas tienen su responsabilidad ante la sociedad civil por no haberlo hecho mejor, en otras palabras por su fracaso. Es una lástima que muchas facetas de la vida civil española hemos sido dominados por la clase de los mediocres, pero esa es la realidad que respiro.

Creo que los pedagogos responsables, los visita- ministerios, han sido, ante el resultado obtenido, listos, pero no inteligentes.

Por eso este foro ha sido enriquecedor y lo está siendo personalmente para mí porque me ha hecho apreciar y abrir el apetito por conocer la actividad de un filósofo muy influyente en la sociedad española de estos últimos años como es José Antonio Marina, de quien oí hablar por primera vez a un profesor de Instituto allá por los años ochenta en una pequeña ciudad de provincias, cuando en la renovación de los estudios históricos estaba muy de moda Josep Fontana.

Por otro lado en estos veinte años he seguido las noticias sobre la educación en Europa y ahora me encuentro que Enrique Moradiellos era un gran conocedor de las mismas y me ha aclarado muchas incógnitas.

En estos días de debates, que empezaron el 14 de mayo y terminaron el 14 de abril en el otro foro, me meditado para conseguir una fórmula lingüística que nos puede conducir en el debate.
Es lo que aprendí en mis años de bachillerato, aclarar, delimitar conceptos para conseguir una buena definición lingüística.

Propongo esta estructura lingüistica:

A (APRENDER1) + A1(APRENDER6)

Donde APRENDER1 es la primera acepción del Diccionario de la Real Academia Española online y donde APRENDER6 es el uso y el significado que los introductores de esa perífrasis han querido comunicar.

Este uso, el APRENDER6,
todavía no está recogido como acepción de la entrada APRENDER en el Diccionario académico.

DOCUMENTACIÓN RAE:
“aprender (en negrita)
(Del lat. apprehendĕre).
1. tr. Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia.
2. tr. Concebir algo por meras apariencias, o con poco fundamento.
3. tr. Tomar algo en la memoria.
4. tr. ant. prender.
5. tr. ant. Enseñar, transmitir unos conocimientos.”

Verá, José jJoaquin, que las posturas no están tan enfrentadas:

PERSPECTIVA A:
NO ES UNA TAUTOLOGÍA
A (APRENDER1) + A1(APRENDER6)
Quienes son partidarios de que la expresión APRENDER A APRENDER no es una tautología, le dan otra acepción al segundo “Aprender”. Entre ellos yo antes de entender las razones aducidas por Moradiellos el 14 de Marzo.

PERSPECTIVA B:
ES UNA TAUTOLOGÍA
A (APRENDER1) + A(APRENDER6)
1.Primero en decirlo: Enrique Moradiellos.
2. Segundos en decirlo: Algunos foreros y El grupo de alumnos Gramática de Nebrija de la Universidad de Extremadura.
3. Testimonios de un núcleo familiar ajeno a la polémica, aportados por alumno, ya “graduado” Felipe Domínguez

No tengo tiempo para seguir, pero seguro que usted aportará correcciones que recibiré con mucho gusto.

Si hay alguna incongruencia, es por las prisas para dedicarme a “aprender a cocinar”, la mesa me reclama.

Un cordial saludos para todos los seguidores de este civilizado y apasionante debate
Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura.

Antonio Viudas Camarasa09:16, 26/04/2013

Queridos amigos del foro. Por fin con el aprendizaje en equipo hemos conseguido subir en bruto el vídeo de las preguntas de los alumnos del equipo a Youtube.
Hoy en que nuestra Facultad de Filosofía y Letras hemos puesto esta entrada provisional para la exposición de los vídeos

“Aprender a aprender”. Moradiellos y “Letrasados” Gramática “Nebrija”. UEx:

1.
https://www.youtube.com/watch?v=RP3uyzczCvE
2.

https://www.youtube.com/watch?v=_Tdcv6SkcMQ
3.

https://www.youtube.com/watch?v=tbtasedHmAI
4.
https://www.youtube.com/watch?v=9Z2UlHdQyW4

Os invito a leer la “Etimologías” de San Isidoro en Cervantes Virtual o en latín en páginas especialidades online. Os asombraréis de lo que sabía nuestro Patrón…

Y claro hay capítulos donde nos podemos fundamentar para seguir el debate “Aprender a aprender”.

José Joaquín01:21, 26/04/2013

Elías Barriga Talavera 01:35, 25/04/2013

“aprender es una cosa innata y no se aprende a aprender, sino que aprendemos simplemente”

Es verdad que venimos de fábrica con una enorme capacidad de aprender, pero también lo es que podemos mejorar nuestra capacidad a partir de esa misma capacidad.

Cabe la posibilidad de ‘aprender simplemente’ conceptos, hábitos, estrategias… que mejoran nuestra capacidad de aprender.

Cuando aprendemos matemáticas tampoco partimos de cero, ya sabemos algo de matemáticas. En realidad aprendemos más matemáticas.
Del mismo modo podemos decir que en realidad aprendemos a aprender mejor o a aprender más.

Acepto que la expresión pueda ser mejorable, pero todavía no veo que sea una tautología.

Un afectuoso saludo
José Joaquín

José Joaquín01:08, 26/04/2013

Estimado Antonio Viudas Camarasa 09:12, 25/04/2013

Le agradezco inmensamente (no es una exageración) la cordialidad que muestra en general con todos y en particular conmigo. Afortunadamente no es sólo usted quien mantiene un tono que va más allá de la corrección.

Me permitiré ir al grano. No dispongo del tiempo suficiente para atender a todos los asuntos que se plantean.

Intentaré seguir el método que usted ha comenzado.

“Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia” [APRENDER]

Si el “algo” que aprendemos es “aprender” queda así:
“Adquirir el conocimiento de “Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia” por medio del estudio o la experiencia”

Queda absurdo, si bien mejoraría cambiando el “de” por “sobre”:
“Adquirir el conocimiento ‘sobre’ “Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia” por medio del estudio o la experiencia”

También mejora sustituyendo el “de” por “para”:
“Adquirir el conocimiento ‘para’ “Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia” por medio del estudio o la experiencia”

Pero se aclara más si la sustitución se hace así, que creo que es como correspondería:
“Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia” [APRENDER] para “Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia” [APRENDER]

Y se aclara más todavía si hacemos notar que no es el mismo “algo” en ambas oraciones y lo sustituimos por lo representado:
“Adquirir el conocimiento de ‘los procesos implicados en el aprendizaje’ por medio del estudio o de la experiencia” [APRENDER] para “Adquirir el conocimiento de ‘la materia de que se trate’ por medio del estudio o de la experiencia” [APRENDER]

En el primer “aprender” adquirimos saberes que facilitan, favorecen, mejoran, el segundo “aprender”

Aclaro que el hecho de que defienda que “Aprender a aprender” no es una tautología no quiere decir, todavía, que me parezca aceptable en todos los casos ni que me parezca el mejor modo de referirse a una competencia. Término, el de “competencia” cuyo significado todavía no distingo con claridad dicho sea de paso.

Un cordial saludo
José Joaquín

Julio Núñez19:48, 25/04/2013

Disculpen la existencia de algunas faltas ortográficas en mi anterior comentario. Es lo que tiene usar Android y su corrector automático. Un cordial saludo

Julio Núñez19:45, 25/04/2013

Estimados logos, después de leer las grandes ideas aportadas por todos ustedes en el presente foro, aún me da vueltas a la cabeza que significa la palabra ‘aprender’; pero no solo lo que dice la Real Academia Española, o su definición etimológica; sino más bien que significa para la sociedad aprender, y sobre todo qué significa aprender para el colectivo docente: ¿Aprender es memorizar? ¿o más bien es pensar? Sinceramente, y adaptando la idea de E. Carr en su obra ‘¿Qué es la Historia?, me decanto a pensar que el aprendizaje es una lucha constante entre ‘’memorizar’’ y ‘’pensar’’; una contraposición, ya que memorizar es igual a profundizar y pensar a globalizar. Y quizá sea ahí donde deba entrar el papel del docente, papel como guía tanto a la hora de memorizar nuevos conocimientos como a la hora de recapacitar sobre ellos; algo que debe ejecutar el propio alumno de manera solitaria.

Por eso la preparación del maestro debe ser cuantiosa y hercúlea, ya que su relación con el alumno de primaria y secundaria debe ser directa y única para poder despertar emociones, combustible indispensable para el aprendizaje. Y eso es algo que pasamos siempre por alto, haciendo alusión a una frase de A Einstein: Todos somos unos genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de escalar un árbol, vivirá su vida entera creyendo que es estúpido.

Un cordial Saludo

Julio Núñez

Felipe Domínguez12:07, 25/04/2013

Estimados profesores Marina, Moradiellos y Viudas Camarasa, que tanto nos estáis animando a pensar a los jóvenes; y estimados participantes del foro, que tanto bien hacéis por alimentar estos interesantes temas.

Cuando hablamos de expresiones como ‘aprender a aprender’ no puedo evitar preguntarme ‘¿para quién hablamos cuando las pensamos?’. Si hablamos para sus defensores, claramente la entenderán sin problemas, y si lo hacemos para los detractores veremos que la entenderán, en tanto sean buenas la explicaciones recibidas, pero no la compartirán. Ahora supongamos que mostramos esta expresión a alguien ajeno al debate y que nunca la ha escuchado.

Pues bien, alguien sin estudios pero muy inteligente, al leer la frase, tiende a responder algo así: ‘¿Cómo vas a aprender a aprender si para ello necesitas saber aprender y esa frase parte de la suposición de que no sabes hacerlo? Es contradictoria’. Esta es la reacción lógica en la gente que se para a analizarla, y eso es un problema grave porque el lenguaje es nuestro medio de comunicación y si lo que queremos comunicar no es lo que ve la gente, entonces estamos haciendo las cosas mal.

La realidad es que los simpatizantes de la expresión ‘aprender a aprender’ tienen que dar explicaciones sobre su significado cada vez que alguien la analiza y se da cuenta de que no tiene lógica alguna. Esto es porque quien propone la expresión no ve más allá de sus propios pensamientos; es decir, no ve el medio de comunicación: la lengua.

De nada sirve que lo que ‘aprender a aprender’ esconde sea un pensamiento con buena intención si la expresión no sirve para que todos la entiendan. Si vamos a ‘inventar’ nuevas expresiones, lo lógico es que busquemos la forma de que se entiendan más allá de nuestros propios pensamiento.

Ayer nos comparaba el profesor Moradiellos, en las horas de clase con el profesor Viudas, esta expresión con ‘no hay nada’. Ésta, históricamente extendida en nuestra lengua, nos explicaba Moradiellos que resulta problemática para los estudiantes de lengua extranjera por la doble negación que supone; ellos quieren decir ‘hay nada’, pero nuestra lengua, acostumbrada a ello, obliga a repetir la negación.

Podemos bien comparar estas dos expresiones. La diferencia radica en que ‘aprender a aprender’ no está igualmente arraigada (en mi entorno podría mencionarla mil veces y diez mil debería explicarla) y por tanto el problema no es que confunda a los estudiantes de ELE sino que confunde a los propios hispanohablantes.

Con esto quiero explicar que el hecho de que históricamente, y por las cuestiones que sea en cada caso, nuestra lengua se haya tomado algunas licencias, no quiere decir que cada vez que pongamos por escrito una nueva expresión podamos tomarnos las licencias que queramos, a no ser que estemos haciendo poesía, y no es el caso.

Esas licencias se dan con el uso popular y no podemos pretender que se acepte una tautología por imposición académica o de los pedagogos. La obligación del maestro, entendiendo maestro como el que tiene un alto conocimiento y por tanto la capacidad de enseñar, es la explicarse de forma sencilla y que todos puedan entender. Lo contrario se llama pedantería.

Mis padres, que no tienen estudios, más que el graduado escolar, pero son inteligentes (cumplen por tanto con el ejemplo que supuse más arriba), no se preguntan jamás si ‘no hay nada’ es una tautología, no porque no sepan qué es, sino porque han nacido escuchándolo en su entorno y por tanto para ellos tiene el significado arraigado y lo ven lógico. No obstante, si me escuchan hablar de ‘aprender a aprender’ su reacción es la mencionada en el tercer párrafo de mi intervención.

Expresiones como esta no deberían ser únicamente para pedagogos. Debería poder ser entendida por todos. Pongo el ejemplo de personas sin estudios porque quienes se prende que ‘aprendan a aprender’, no tienen estudios o tienen muy pocos, pero no son tontos. Si digo a mis sobrinas, de 13 años, que deben ‘aprender a aprender’, su respuesta es: ‘no soy tonta, sé aprender, que quien me enseña lo haga bien’.

Quizás no sean los mejores ejemplos pero siempre he creído y sigo creyendo que la lengua debe seguir evolucionando, pero al son de pueblo que la habla, no de políticos, académicos o pedagogos. Y la verdad es que ese pueblo no entiende qué se quiere decir con expresiones como la que está a debate en el foro.

Todos somos el pueblo, por tanto hablemos para todo el pueblo.

Un saludo cordial,

Felipe Domínguez, alumno de la Universidad de Extremadura y filólogo en potencia.

Antonio Viudas Camarasa10:17, 25/04/2013

Querido profesor Marina y queridos seguidores del foro les anticipo un vídeoclip del acto emotivo y magistral que han vivido mis alumnos gracias al debate “Aprender a aprender”

https://www.youtube.com/watch?v=9Z2UlHdQyW4

Me dice Youtube que los diez minutos y algo de la intervención de los siete osados y atrevidos alumnos se está procesando. Espero que lo consiga, sino lo consigo mis alumnos y yo aprenderemos a cortar el vídeo para que pueda ser visionado por todos. En equipo, técnico de aprendizaje, seguro que lo conseguiremos.

El escritor Antonio Orihuela, admirado por mis alumnos escribe:

“II. En un folio en blanco Joaquín Gómez
escribe la palabra flor. La despega, letra a letra,
y se la coloca en la solapa de la chaqueta.”
Antonio Orihuela, 2013.

Conmuto fonética y semánticamente (sujeto y objeto) “Joaquín Gómez” y”flor” por “Mis alumnos” y “Aprender a aprender”, guardando las leyes de la concordancia y resulta esta frase:

“II. En un folio en blanco MIS ALUMNOS escriben la expresión “APRENDER A APRENDER”. La despegan, letra a letra, y se la colocan en la solapa de la chaqueta”.

Buen día para todos.
Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Antonio Viudas Camarasa09:12, 25/04/2013

José Joaquín, tus cuestiones
“Si alguien enseña ¿no hay otro que aprende?
Si alguien enseña pongamos que a cocinar ¿no hay otro que aprende a cocinar?
Si, como usted dice, cabe enseñar a aprender ¿no habrá otro que aprenda a aprender?
Igualmente, si cabe aprender a enseñar ¿no cabe enseñar a enseñar?”

en José Joaquín01:16, 24/04/2013, me han hecho pensar mucho, y ahora de madrugada, con la cabeza más descansada, voy a darte mi humilde opinión como estudioso y detective de las palabras que con la experiencia he adquirido, pues mi mayor pecado de juventud fue “sin saber lo que estaba haciendo” redactar un diccionario (1980) de un habla regional. Si tú supieras cómo se pusieron tirios y troyanos por titular el opúsculo “Diccionario “ a lo que todos lo máximo que se atrevían era a usar era el término “Vocabulario”, “Glosario”. La mayor razón que daban era que solo una lengua podría tener diccionario, algo que a las hablas locales les estaba vetado, en el mejor de los casos admitían “Thesarus”, que para ellos tenía pero valor. En aquella época solo las lenguas que tenían literatura escrita merecían el nombre de tales e incluso se les negaba la posibilidad de que tuvieran gramática. Ahora verás que desde la perspectiva de la oralidad cualquier manifestación oral de una lengua que no tiene literatura escrita, no hay nadie que se oponga y diga que no tiene gramática, sino que se lo digan al ex ministro francés al que un equipo de expertos ha reconocido un texto oral, valga la redundancia, como de propiedad exclusiva suya.
Si diccionario es una colección de voces, de palabras, cualquier modalidad, lengua o lenguaje puede tener un diccionario. Según aquella mentalidad autoritaria un joven desocupado podía redactar un Diccionario de Medicina, pero le estaba vetado redactar un Diccionario de un habla regional. El criterio de autoridad imperaba sobre la razón y la libertad de investigación y de titulación. El tiempo me ha dado la razón y ahora nadie se extraña que haya un diccionario o se emplee la palabra diccionario en un título de un libro que recoge palabras y giros populares o regionales.
Por eso, para contestar a tu pregunta yo tengo muy claro y pienso que estarás conmigo de acuerdo en tomar para resolverlas la redacción que da el Diccionario Académico última edición online del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, es decir, ““ aprender. (Del lat. apprehendĕre). 1. tr. Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia”.

Para seguir nuestro diálogo, como haría Juan de Valdés en el “Diálogo de la lengua española”, me falta que acepte la primera acepción, con sabor añejo, que el mismo diccionario da a la entrada “enseñar” que es “enseñar. (Del lat. vulg. insignāre, señalar). 1. tr. Instruir, doctrinar, amaestrar con reglas o preceptos”.
Por la prueba de la conmutación, es decir, sustituir las palabras de la frase nominal perifrástica de infinitivo formada por los siguientes elementos “Enseñar a aprender” y no vale cambiar ningún elemento de la misma, porque entonces no es el mismo objeto de análisis tendríamos
ENSEÑAR A APRENDER equivale a
“Instruir, doctrinar, amestrar con reglas o preceptos”[ENSEÑAR] a “Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experencia [APRENDER]”.
APRENDER A ENSEÑAR equivale a
““Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experencia” para “Instruir, doctrinar, amestrar con reglas o preceptos”[ENSEÑAR]
Estamos hablando de los significados que la lengua común, los hablantes del español, entendemos por “Enseñar” y “Aprender”. Si la jerga leguleya, de tribu de especialista, da una nueva connotación tanto a las voces “enseñar” o “aprender” entramos en las nuevas acepciones que las palabras adquieren con el uso, porque la lengua evoluciona con la sociedad.
Por eso el habla coloquial y el habla jergal son dos códigos diferentes. El habla de jerga, de profesiones, en numerosas acasiones no tiene entrada en el diccionario académico. Las discusiones que tenemos los lingüistas en nuestra jerga no aparecen en el diccionario académico, pero lo digno de lamentar que algo tan importante para la educación, el aprendizaje y la enseñanza haya sido un imperio de escuelas politólogas y no se haya encomendado a los especialistas con el suficiente sentido común en cada sección del saber en las diferentes materias.
JOSÉ JOAQUÍN, TUS OPINIONES COMPARTIDAS
Mi generación, la de los chicos y chicas de PREU, sufrimos la moda del comentario de textos como la panacea para estudiar la lengua y la literatura. Algo que tenía una tradición muy buena en Francia, llegó a España de la mano tres especialistas becados por el ministerio del ramo (por cierto a los tres he tenido como maestros, dos en sus clases y otro en sus libros) y duró unos años.

Después se puso la moda de la gramática generativa y se impuso en los niveles básicos de la enseñanza porque alguien asesoró al ministerio del ramo que la gramatica generativa era la panacea universal para enseñar a hablar y escribir a los estudiantes. De un tiempo a esta parte se ha impuesto la moda de la sagrada “UNIDAD DIDÁCTICA” para el Magisterio español y la burocrática “FICHA OFICIAL DE ASIGNATURA” del Plan Bolonia en la Universitas Hispanica, que tiene que pasar por una Comisión de Calidad que orienta como se ponen los infinitivos, en combinación perifrástica, en un determinado orden tanto en los objetivos como en la sección competencias. La Comisión parece Nebrija hablando del orden las palabras en la gramática que se divide en partes.
Lo que tú, José Joaquín, anotas [José Joaquín00:40, 24/04/2013] es muy cierto:
“Como un compañero que me confesaba que él tenía dos programaciones, la que le entregaba a la inspección y la que utilizaba en las clases”, avalado, te añado yo, por muchos de los responsables que como no pueden cambiar el sistema, utilizan el eslogan o dicho popular “Hecha la ley, hecha la trampa”.

Que más da, si al final, en la clase el profesor o maestro enseña como puede y sabe y como ha aprendido a lo largo de su ejercicio docente-discente en pensamiento de Séneca, en frase que Julio Núñez21:58, 23/04/2013 ha puesto en el otro foro “Homines, dum docent discunt” y a la que me apunté cuando escribí “enseñar aprendiendo” y “aprender enseñando”. Al hablar de homines se puede aplicar a la formación permanente del ciudadano europeo en los inicios del tercer milenio del que se empieza hablar entre los especialistas en la educación de los niños, que no son sólo los pedagogos egresados de las facultades de reciente creación, sino todos los que por delegación de los padres se dedican a guiar a los infantes, adolescentes y jóvenes.

Un horror de “burrocracia” [Sic], José Joaquín, a la que nos han llevado los politólogos de las últimas reformas de la enseñanza en este país de tantos cambios y muy escaso tiempo para la formación de los docentes. Tenemos que darles las gracias, no obstante, porque si no hubiera sido por ellos, la entrada de este blog nunca se hubiera generado y se ha originado porque los profesores estamos hartos de tantos cambios y tantas desorientaciones en el sistema educativo español, lo mismo que en México temen que les suceda lo mismo y los docentes de Hispanoamérica entera no desean sufrirlo en carne propia. Tal vez al tener la suerte de no entrar en el Euro se salven de la quema…

En mi infancia segábamos con hoz y guadaña y el invento de la engavilladora fue una revolución en la agricultura, pero cuando llegó la trilladora acoplada al primer tractor del Bienvenido Mr. Marshall nos parecía un maná celestial y ahora si nos descuidamos ya consumimos el trigo transformado en pan. En educación de la tiza y el “clarión” hemos pasado, desde la década de los primeros Apple, los de la manzana, al repartimiento del mercado entre Android y Iphone. Los partidarios que sin enseñar a los profesores han impuesto las nuevas tecnologías como dogma, ahora están reculando y han visto su fracaso y están cambiando el chip en las ponencias en los congresos internacionales que se están celebrando en este mes de abril de 2013 tanto en España como Hispanoamérica. Esperemos que de ellos salgo algo bueno. Tus cuestiones han planteado un saber y al mismo tiempo una ética para llegar a saber en las condiciones laborales actuales de los profesores, que no están regidas, claro está por el sentido común, que debería ser el más común de los sentidos.
José Joaquín, la última cuestión técnica tuya, “IGUALMENTE, SI CABE APRENDER A ENSEÑAR ¿NO CABE ENSEÑAR A ENSEÑAR?”, requiere tiempo para primero dilucidar su estructura y luego para intentar descubrir qué significado tiene el primer “enseñar” en orden sintáctico seguido del segundo “a enseñar”. Ayúdame a comprender con razones tanto fonéticas como semánticas que no es una tautología…

Elías Barriga Talavera01:35, 25/04/2013

Querido don José Antonio Marina y participantes en este foro:
Me gustaría comenzar mi intrusión en este debate dando las gracias al profesor Moradiellos por los grandes conocimientos que nos ha aportado en la charla-coloquio que hemos mantenido esta tarde, pues con grandes citas históricas nos ha hecho comprender que las palabras son grandes armas con las que se pueden ganar grandes batallas, siempre y cuando sepamos utilizarlas.
En segundo lugar, y haciendo referencia a la pregunta que formula José Joaquín, me gustaría aclarar que el enseñar y el aprender son términos que requieren el uno del otro, pues siempre que se enseña hay alguien que aprende, o por lo menos se intenta que alguien aprenda. Otra cosa es “aprender a aprender”, pues aprender es una cosa innata y no se aprende a aprender, sino que aprendemos simplemente.
En tercer lugar me parece muy buena idea la que propone el profesor Marina de analizar los pronombres reflexivos, pues es verdad que a veces las palabras toman otro significado que no es el que queremos dar.
Y para finalizar, con respecto al tema de la pedagogía, creo que es mejor aprender poco, pero con las ideas claras, que intentar aprender mucho, o en el caso de los profesores, intentar enseñar mucho, pero sin una base clara, pues la clave para que una casa no se derrumbe es que tenga unos buenos cimientos, si nuestros conocimientos básicos no son claros, los conocimientos que se construyan sobre esta base acabarán derrumbándose.
Elías Barriga Talavera, estudiante del equipo de trabajo de la Universidad de Extremadura

Enrique Moradiellos00:14, 25/04/2013

Estimado profesor Marina y estimados compañeros de debate en el foro:

Como estamos entre compañeros de aprendizaje y en un marco de debate civilizado, me atrevo a responder a la cuestión planteada por el profesor Marina con la debida prudencia y a sabiendas de que podría estar equivocado en mi planteamiento. Pero asumo que es mejor pecar por acción que por omisión, al menos en cuestiones intelectuales que no conllevan riesgo de sangre para nadie, por fortuna.

Creo que la afirmación del profesor Marina en el sentido de que podría desear que mis alumnos “aprendan a aprender historia” es tautológica entendiendo por tal la presencia de una acción verbal reduplicada en la oración que no añade nada a su significado pleno y cabal. Y así se observa si se elimina una de las reiteraciones verbales: ¿qué nueva potencia, profundidad, fuerza o sentido tiene esa frase en comparación con la nítida, inequívoca y más breve expresión de que quiero y deseo que mis alumnos “aprendan historia” (frase que, además, cumple con el principio de economía expresiva de la navaja de Ockham). Sinceramente, no veo ni compruebo ninguna ventaja en absoluto en esa reduplicación y sólo una licencia metafórica de redundancia que podría ser interesante en un texto literario (donde cabría aludir a los ensordecedores sonidos del silencio o apelar al presuroso tiempo detenido) pero muy poco fructífera en un texto enunciativo de pretensión científica y forzadamente claro y distinto en la medida de la inteligencia humana (donde el silencio tiene entidad por ser la ausencia de sonido –base de la notación musical- y el tiempo es una magnitud física que exige secuencia y cuya medida cabe intentar de diferentes modos –como así lo hizo la mecánica física con éxito notable y todavía vivimos del descubrimiento).

Abundando en esta línea, también me atrevo a afirmar que el uso del término “aprender” en una oración de ese tipo ya conlleva implícita y explícitamente la compleja tarea intelectual y operatoria que podría tratar de esconder su reduplicación innecesaria. Trataré de explicarme para argumentar mejor esa afirmación. “Aprender” es un término del castellano (como “apprentissage” en francés, “apprendimento” en italiano, “aprendizagem” en portugués) que deriva del vocablo latino generatriz: “apprehendere”, compuesto por el prefijo “ad” (hacia) y el verbo “prehendere” (atrapar algo, asir una cosa, coger físicamente y con las manos). El aprendizaje pasó a ser así el acto humano de aprender (y comprender) en el sentido de interiorizar, asimilar o hacer propio algún tipo de saber, conocimiento, destreza o habilidad previamente no conocidos ni integrados (véase al respecto trabajos tan distintos como los de Víctor García Hoz en su “Glosario de Educación”, o de Guy Claxton, “Aprender”).

Como ya se han preocupado de señalar muchos autores clásicos (aparte de los ya citados, mucho más modernos), ese verbo “Aprender” sólo tiene sentido pleno cuando se conjuga a la par que el verbo “Enseñar” (también derivado del vocablo latino construido por el prefijo “In” más el verbo “Signare”, denotativo de la acción de “señalar hacia arriba, indicar una orientación sobre el camino a seguir”). Y ello porque ambos forman parte, como conceptos conjugados que son (similares al par anverso-reverso o padre-hijo: una faceta carece de sentido sin la otra), del núcleo de sentido del concepto categorial de la “Educación” (derivado del verbo “Ducere”: conducir hacia fuera, sacar fuera algo, extraer desde dentro). Dicho de otro modo más simple y quizá más efectivo: quien dice “Educación” con mínimo sentido preciso (y atendiendo a la historia del vocablo y de sus usos en los últimos veinte siglos) hace referencia siempre a un proceso compuesto por dos actividades separables intelectualmente pero complementarias y conexas en la realidad efectiva: la enseñanza y el aprendizaje. Donde se da la una sin la otra, habrá enseñanza o aprendizaje, pero no educación (como en los casos del autodidacta que aprende por sí mismo sin ayuda ajena o del enseñante a quien nadie atiende o comprende). El énfasis en la primera parte del proceso nos lleva a las actividades a cargo del docente, el maestro, el profesor o el instructor: un conjunto de decisiones y operaciones que se planifican y ejecutan con el fin de que ciertas personas aprendan determinadas cosas, teóricas o prácticas, promoviendo así deliberadamente la asimilación de varias formas de saberes, conocimientos, habilidades, destrezas o competencias por vías, morfologías, métodos y recursos muy variados. El énfasis en la segunda parte del proceso nos sitúa ante las actividades del discente, discípulo, alumno, estudiante o aprendiz, en el cual debe haber un cambio relativamente permanente y durarero en su situación como resultado de la comprensión, entendimiento o asimilación de los contenidos efectivos de la experiencia y vivencia de las enseñanzas recibidas, transmitidas y ejecutadas.

Desde luego, dentro del proceso educativo y de sus facetas constitutivas (enseñar y aprender), la segunda comprende, compete y afecta al enseñado, discente, aprendiz, alumno o estudiante por razón obvia y necesaria: nadie aprende nunca por otro como nadie sufre un dolor de muelas ajeno por mucho que aprecie al afectado. Y, además, hay que recordar que no hay “motivación”, ni “coacción” suficientes para lograr el aprendizaje si no se desea lograrlo por propia voluntad: “El deseo de aprender depende de la voluntad, donde no cabe la violencia” (en palabras clásicas de Quintiliano allá por el siglo I de nuestra era).

No en vano, si bien la educación en su totalidad es un acto comunitario y compartido que engloba al maestro tanto como al alumno (o alumnos), mientras que el primero es competente como enseñante, el segundo es responsable de su aprendizaje,que es básica y funcionalmente un asunto propio y personal de cada uno de los estudiantes (no en vano se da en la escala corporal y cerebral de cada sujeto en singular, sin perjuicio de que la acción educativa esté normalizada y sea distributiva). Dice con tino Alfonso Heredia Manrique en su conocido manual de didáctica general (obra de referencia en la UNED): “el aprendizaje depende sobre todo de la actividad del alumno”. Un asunto, sabemos, en el que hay muchos factores psico-sociales en operación (niveles de renta y cultura de las familias, estabilidad emocional del núcleo familiar, contexto social, grado de desarrollo material de la sociedad anfitriona…), como se ha ocupado de subrayar la sociología de la educación y otras disciplinas. Y donde, además, es factible encontrar muy diferentes “estilos de aprendizaje” entre los alumnos: más o menos pragmáticos, más o menos teóricos, más o menos acomodaticios, más o menos desarrollados cognitivamente (como demuestra casi a cada paso la psicología del aprendizaje y la neurociencia aplicada al aprendizaje).

En todo caso, cabe concluir que la labor de enseñanza (docente) del profesor presupone un conjunto planificado de actividades varias destinadas a lograr que los alumnos aprendan ciertos conocimientos, destrezas y habilidades (eso que trataría de cubrir malamente el sintagma “enseñar a los alumnos a aprender a aprender”); y que la labor del aprendizaje efectivo es una tarea personal del alumno (es literalmente un auto-aprendizaje en el sentido socrático más puro: ayudar a parir el saber desde dentro de su ser) mediante el cual hace suyos y asimila de modo significativo esos conocimientos, destrezas y habilidades y los incorpora a su bagaje intelectual propio, interior y personal.

Desde luego, entiendo por todo esto que “aprender” significa incorporar al acervo intelectual propio de una manera no superficial los conocimientos teóricos (saberes e información, cuando menos) y las destrezas prácticas (habilidades operatorios y competencias de capacidad efectiva, como mínimo) que se nos enseñan, con la ayuda de la progresiva maduración progresiva del utillaje mental que posibilita la comprensión lógica y fenomenológica del mundo que nos rodea y del patrimonio cultural que nos ofrece la educación como institución humana. Así lo subrayó hace ya tiempo un autor clásico de la pedagogía como es Richard S. Peters al indicar que los procesos educativos eran básicamente “procesos de aprendizaje y éste siempre abarca alguna clase de contenido que debe dominarse, comprenderse y recordarse. Este contenido, tanto si es una destreza, como si es una actitud, un aspecto del conocimiento o un principio que hay que comprender, tiene que profundizarse, tal vez en forma embrionaria, en la situación de aprendizaje”.

De ese texto parece desprenderse algo también bastante evidente: que para hablar propiamente de aprendizaje éste debe ser profundo, estratégico y significativo (“meaningful learning”, en una ya famosa fórmula inglesa), para lo cual hay que ejercitar continuadamente las labores intelectuales de memorización comprensiva de datos y fenómenos, clarificación de conceptos y léxico, formulación razonada de juicios y argumentos no contradictorios, ejercitación de tareas de comparación, contraste, cotejo, diferenciación y discriminación, capacitación para la reflexión crítica y activa fundamentada y desarrollo de estrategias propias de control del auto-aprendizaje. Y todo ello requiere esfuerzo y concentración física y mental, dedicación de tiempo y voluntad al acto de aprendizaje (lo que los clásicos llamaron “estudio”), atención a explicaciones y demostraciones del enseñante, ya sea teóricas o prácticas y, sobre todo, en sociedades ya civilizadas que han superado el estadio ágrafo, práctica regular de la lectura comprensiva de textos escritos de carácter formativo y búsqueda intencionada de nuevas fuentes de conocimiento externas al sujeto y codificadas. A todo esos procesos intelectuales y pragmáticos llamamos “aprender” y “aprendizaje” sin necesidad de reduplicar los términos para hacerlos más diáfanos porque es innecesario e inútil (a la par que nocivo).

Y por eso, a mis alumnos, cuando les pido y requiero que “aprendan historia”, no sólo les estoy pidiendo y requiriendo que conozcan o identifiquen a personajes históricos (como Ramsés el Grande o Stalin), a procesos de cambio y continuidad más o menos dilatados (la desintegración del Imperio Romano o la descolonización posterior a 1945), a eventos y acontecimientos de distinto grado e interés (desde las Cruzadas hasta el Desastre del 98), a espacios físicos donde han vivido sociedades humanas más o menos complejas (como el Creciente Fértil o la Commonwealth) o a instituciones socio-culturales o económicas-productivas que han contribuido a la supervivencia de la especie en su múltiple y variada morfología (desde la esclavitud en la Antigüedad hasta el triunfo de la revolución industrial decimonónica). Cuando les pido que “aprendan historia”, esa historia u otras historias, sin más rodeos, les estoy conminando a ejercitar esas facultades del intelecto que son la memoria, la comparación, la discriminación, la identificación y cotejo, la diferenciación y contraste, el raciocinio demostrativo, la cautela frente a la monocausalidad, la atención a la complejidad, etc., en toda su potencia y vigor, ya sea para entender quién y cómo combatió en la Primera Guerra Mundial o cómo y porqué fue destruida la democracia alemana desde dentro en 1933 y de la mano de un movimiento socio-político totalitario que decía pensar “con la sangre y el suelo” de una raza aria superlativa en vez de con el limitado intelecto humano falible y perfectible. Alcanzar ese nivel de comprensión necesariamente sería lograr ese aprendizaje significativo que no necesita de reduplicaciones para reconocerse y afirmarse, en mi humilde opinión.

Me disculpo por la extensión de esta nota y apelo a la benevolencia de los compañeros de foro para justificar esta efusión de texto derivada de mi interés por el tema y del respeto que me merecen los ocasionales lectores de la nota.

Un saludo muy cordial.

Enrique Moradiellos.

Antonio Viudas Camarasa23:43, 24/04/2013

Querido José Joaquín (01:19, 17/04/2013) y 00:37, 24/04/2013 y (01:16, 24/04/2013), te contestaré despacio próximamente. Darte las gracias por los dos hipervínculos, el primero se diluyó en el blog del autor, pero el segundo es esclarecedor sobre el término “Competencia”.

Lo más curioso es que el estudio histórico de esa palabra la realiza un matemático al que me gustaría invitar a participar en este asunto porque la lógica matemática podría ser muy interesante para esclarecer las tautologías del lenguaje. Se llama Eduardo Chaves Barboza y es natural de Costa Rica. Mi intuición del generativismo como origen de la palabra me la ha confirmado a las mil maravillas y su postura es muy cercana a la de muchos participantes de este foro.

Por cierto ese hipervínculo me ha llevado a información muy valiosa que aporta este autor sobre la reforma de la educación en Hispanoamérica, que no quiere caer en la misma trampa en la que ha caído Europa, sobre con el fracaso del espíritu de Bolonia, que empezó muy bien cuando lo idearon los rectores, los académicos y luego lo han prostituido y mercantilizado tan pronto intervinieron los politólogos y la dejaron en manos de los peores gestores que ha tenido la enseñanza en España en muchos siglos que son los responsables de la tan denostada ANECA y que numerosos españoles, que anhelamos una enseñanza de calidad calidad [repetición expresiva], deseamos que desaparezca cuanto antes.

Querido profesor José Antonio Marina si en ocho días del foro, abierto el día 16 ha habido 47 intervenciones dan una media de 5,8 por día. Esto es un éxito extraordinario. Le felicito.

Mis alumnos han tenido hoy un intenso y participativo seminario con el profesor Moradiellos (Pronto podrá ver un Youtube con ellos) y necesitan tiempo para contestar a sus preguntas, si cierra el foro no tienen tiempo de reflexionar reposadamente su opinión.

Por tanto le ruego que lo mantenga al menos vivo hasta finales de mayo que es cuando terminan su optativa sobre Nebrija, con interdisciplanaridad en un debate con un filósofo.

Es lo que se llama la Competencia transversal, trabajar en equipo, exponer oral y por escrito, darle un valor ético a su aprendizaje nebrisense.

En una palabra eso que ahora se dice que son competencias, pero que durante toda la vida le hemos llamado aprender a escribir y hablar correctamente la lengua materna y poderlo exponer en público.

Ellos no tienen miedo de salir a la palestra y estoy convencido de que no le defraudarán, como no me han defraudado a mí durante este ajetreado cuatrimestre.
Saludos a todos los participantes de este foro.

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

pmg23:11, 24/04/2013

En primer lugar agradecer a los profesores Marina ,Moradiellos y Viudas sus aportaciones.Sigo sus interesantes entradas desde el anterior blog y todos los días busco sus intervenciones para APRENDER algo .
Como bien dice el profesor Viudas según la RAE aprender es “adquirir conocimiento de algo mediante el estudio o la experiencia.” Mi pregunta para ellos es :¿no se puede aprender a adquirir conocimiento de algo mediante el estudio o la práctica? Son muchas las variables a tener en cuenta para que un conocimiento sea adquirido.Desde la motivación hacia la tarea, la constancia,el esfuerzo,la eliminación de obstáculos que impidan el propósito ,hasta la complejidad de la tarea,la activación de conocimientos previos,la selección de ideas fundamentales,jerarquización de ideas ,reflexión…..
Todo ello y mucho más forma parte,en mi modesto entender,del aprender a aprender.

jose antonio marina15:18, 24/04/2013

Vuelvo al diálogo con los alumnos del profesor Viudas. Habéis ensayado con frases tautológicas: iniciar a iniciar, por ejemplo. Pero introducid en la frase “aprender a aprender” otra palabra: “sobre”.
“Aprender “sobre “el aprender”, ¿os suena tautológica? Otro ensayo: Utilizar la palabra “pensar”: ¿”Pensar el pensar” es tautológica? Al profesor Moradiellos: Usted quiere que sus alumnos “aprendan” historia. ¿Le resulta tautológico interesarse en que “aprendan a aprender historia”?
Otro comentario a los alumnos. El lenguaje, gran ejemplo de sabiduría, a veces mete la pata. Os pongo un ejemplo. “¿Quien ha llamado a la puerta? Nadie”. Es una frase correcta, usada, comprensible, pero sin sentido. La frase correcta es: “No han llamado”. En la Edad Media hubo una secta heterodoxa que adoraban a “Neminem”, porque creían que era un ser superior a Dios. Lo habían sacado de una serie de textos biblicos que repetían: “Nadie (neminen) es mayor que Dios”, “Nadie es más poderoso que Dios”. “Nadie es más sabio que Dios”. Sacaron una conclusión formalmente válida. SI Nadie es mayor que Dios, mas poderoso y más sabio que Dios, a quien debemos adorar es a Nadie”. Otro asunto que me encantaría que estudiarais: los pronombres reflexivos (o los restos de la antigua voz media). Analizad esta frase. “Se aburrió”. Comparadla con esta otra: “La película le aburrió”. La película es sujeto, ¿y “me”, también lo es? ¿Soy yo quien me aburro a mí mismo? Cuando os advertía que el análisis lingüístico no es suficiente, me estaba refiriendo a fenómenos como estos. El lenguaje es misterioso y tiene una historia enigmática.
PD:- Este blog me está pareciendo muy interesante. ¿Os parece que lo dejemos abierto mientras haya participantes?

Mariola12:11, 24/04/2013

hola a todos. he colgado el resumen del post anterior en el post anterior.

José Joaquín01:16, 24/04/2013

Señor Antonio viudas:
Si alguien enseña ¿no hay otro que aprende?
Si alguien enseña pongamos que a cocinar ¿no hay otro que aprende a cocinar?
Si, como usted dice, cabe enseñar a aprender ¿no habrá otro que aprenda a aprender?
Igualmente, si cabe aprender a enseñar ¿no cabe enseñar a enseñar?

También es posible, por salirnos de la educación, ‘desear desear’ que es lo que le ocurre a algunos que quieren salir de su inapetencia… O esperan no perder el apetito, como aquel que exclamó “¡Señor, quítame las fuerzas pero no me quites las ganas!”

Por otra parte admito que me inquietan usos del sintagma como en la última frase del artículo referido por el señor Marina
“No se puede enseñar a aprender a aprender al margen de los contenidos de las áreas del currículum.”
Reconozco que la expresión ‘enseñar a aprender a aprender’ que supone que alguien ‘aprenda a aprender a aprender’ se me vuelve, ahora si, ininteligible.

En cualquier caso introducir en las leyes términos o expresiones, inteligibles o no, que remiten a realidades poco o mal definidas lleva a muchos profesores a redactar programaciones que tienen como objeto, no el trabajo del aula, si no la satisfacción burocrática del sistema. Como un compañero que me confesaba que él tenía dos programaciones, la que le entregaba a la inspección y la que utilizaba en las clases.

José Joaquín00:40, 24/04/2013

Perdonen, dice así:

Las anteriores definiciones ilustran ampliamente la polisemia del término “competencia”, lo cual implica amenzas y dificultades para la aplicación del término en el ejercicio curricular y la investigación educativa. En efecto:

“La utilización del concepto a nivel curricular se ha producido precipitadamente y los debates muestran que el concepto está aún en construcción. Parecería que se pretende establecer una definición rápida e incompleta del concepto de competencia para montar un currículo que respete la lógica de algo que ni siquiera está teorizado”. (Jonnaert et al., 2008, p. 11).

En este punto, cabe señalar la necesidad de continuar con el análisis conceptual del concepto de “competencia”, en ámbitos más especializados y específicos.

José Joaquín00:39, 24/04/2013

No se por qué no se ha copiado la cita:

Espero que ahora sí.

José Joaquín00:37, 24/04/2013

Les dejo este enlace donde se analiza la utilización del término ‘competencia’
http://eduardochavesbarboza.wordpress.com/article/el-termino-competencia-3ccxoq8v73noc-12/

Copio a continuación el final del artículo:

Espero que les resulte interesante.

Antonio Viudas Camarasa22:54, 23/04/2013

ACLARACIÓN a la entrada Antonio Viudas Camarasa 21:41, 23/04/2013
En la ley de 1990 el verbo que aparece cuatro veces es “aprender” y en la ley de 2006 aparece una sola vez la frase “aprender a aprender” y el verbo “aprender” diez veces en otros contextos.
Perdonad la errata advertida.
Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Antonio Viudas Camarasa21:41, 23/04/2013

“APRENDER A APRENDER” DE TAUTOLOGÍA A COMPETENCIA EUROPEA

DOCUMENTACIÓN
“Aprender a aprender” (1913, 1973). Frase pintoresca.
“Aprender a aprender” (2006). Consejo de Europa y Logse. Frase tautológica.
“Aprender a aprender” (2006). Frase tautológica en el Artículo 22, letra g, donde desarrolla los principios generales de la Enseñanza Secundaria Obligatoria:
“Desarrollar el espíritu emprendedor y la confianza en sí mismo, la participación, el sentido crítico, la iniciativa personal y la capacidad para aprender a aprender, planificar, tomar decisiones y asumir responsabilidades (Artículo 22, g)

COMENTARIO
Profesor Marina, en síntesis, las posibles estructuras de la frase nominal de infinito formada con los verbos enseñar y aprender cuyos significados están avalados por la autoridad del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española son las siguientes
1. Enseñar a aprender.
2. Aprender a enseñar.
La frase, expresión, fórmula lingüística et altera denominationes con la que se conoce la estructura de “infinitivo más “a” más infinitivo”, teniendo la misma acepción y significado es tautológica y se expresa con la letra, con el gramma:

3. APRENDER A APRENDER.

Esta expresión no tiene el reconocimiento oficial de las Comisiones y el pleno de la Real Academia de la Lengua española, pero se ha usado muchísimo desde que ha sido reconocida como la quinta competencia para la formación de los ciudadanos europeos en el año 2006 y aparece una ÚNICA VEZ. Curiosamente en la ley orgánica Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre de 1990, de Ordenación General del Sistema Educativo
http://www.boe.es/boe/dias/1990/10/04/pdfs/A28927-28942.pdf

aparece cuatro veces con en ese contexto “para aprender por sí mismo y para trabajar en equipo y le iniciará en el conocimiento de la realidad de acuerdo con los principios básicos del método científico”.

En una investigación rápida las derivaciones de “aprender a aprender”, en otras frases nominales se encuentra en “Enseñando a ayudar a aprender”, “Enseñar: ayudar a aprender” y numerosas más cuya investigación daría para un excelente trabajo de análisis lingüístico, que cualquier doctorando podrá llevar a cabo analizando tanto formal como semánticamente el significado de estas perífrasis verbales, casi todas utilizadas como títulos de artículos periodísticos y libros dedicados más al aprendizaje que a la enseñanza. Lo cual indica que la educación en estos últimos años se observa más desde el lado del discente que del docente, como si hubiera pasado del “aprender a mirar” de Giner de los Ríos a “Mirar para aprender”.

No es de extrañar que los militantes de la nueva pedagogía estén de uñas cuando se hace crítica y autocrítica de sus postulados. Consiguieron colocar una frase pintoresca en la ley y han llenado los reglamentos que la desarrollan de pintoresquismo.

Citando de memoria al profesor Andrade “una consigna no se rebate con otra consigna o dándole la vuelta a su significado, sino con una buena tesis. Por eso le recuerdo que los lingüistas cuando analizamos una expresión no fijamos tanto en el análisis formal, externo, como en el análisis semántico, interno del significado que transmite y cuando aplicamos la prueba de la conmutación lingüística sirve tanto para identificador los fonemas como las palabras.

Por cierto, queda por esclarecer si “Aprender a aprender” es una competencia. Resolver su interrogante inicial en este debate.

Si estamos demostrando que es una tautología, ahora le pregunto, ¿Una tautología puede ser una competencia?

Y todavía le pregunto más, “Competencia” qué significa en castellano común y ¿qué significa para los redactores de las competencias del Consejo de Europa? Me temo que estamos ante otro anglicismo, que empezaron a utilizar los funcionalistas y generativistas americanos y que ha pasado al dominio de los politólogos y estudiosos de la educación, el aprendizaje y enseñanza de la sociedad mundial de los últimos veinte años.

Buenas noches y perdone por mi atrevimiento a discrepar con usted, de quien he dicho a mis alumnos, considero como uno de los pensadores más internacionales con los que contamos en la España de nuestros días y ojalá contáramos con un ramillete superior al centenar que le acompañaran.
Saludos cordiales para todos
Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Enrique Moradiellos11:27, 23/04/2013

Estimado profesor Marina y estimados colegas de foro:

Pido disculpas por intervenir de nuevo en el debate espoleado por la última intervención del profesor Marina, atinadamente sugestiva. Y lo hago con cierto apuro porque, en gran medida, lo que quiero decir también lo he dicho hace bien poco en el otro foro dedicado al examen de la pedagogía. En esa ocasión, se trataba de una intervención que trataba de responder y agradecer una nota de Lucía sobre la cuestión del “aprender a aprender”. Pero hacía unas reflexiones tentativas que, mira por dónde, en gran medida están vinculadas a los temas suscitados por el profesor Marina en esta aportación. Sin duda porque, detrás del debate, está la cuestión crucial del lenguaje como invento humano determinante de la propia humanidad. Así que, por permiso de todos ustedes, me repito en parte en esta nueva nota.

Decía a Lucía que yo también creía que la discusión sobre lo que puede dar de sí el sintagma “Aprender a aprender” estaba prácticamente clausurada por agotamiento. Sólo si dejamos de lado la expresión y pasamos a sus posibles contenidos, redefinidos de otra manera, merece la pena seguir el debate. Una cosa son las tautologías ingeniosas y quizá eufónicas (un entretenido juego casi literario e inocente) y otra aquellos campos semánticos que quisieran organizar (científica o praxológicamente) y no pueden porque los desbordan ampliamente.

De hecho, la cita que Lucía recogía sobre lo que se entiende en determinados círculos pedagógicos bajo ese mantra es muy reveladora de lo que tenemos que tratar de manera clara, inequívoca y a ser posible sin polisemias gratuitas: “técnicas y estrategias que favorecen el aprendizaje significativo en el aula, la combinación de exposiciones magistrales, tareas y tutorías colectivas e individuales para promover el aprendizaje”.

De todos esos términos, me quedaría con lo del “aprendizaje significativo” o profundo o racionalmente reflexivo y consciente en primer grado. Teniendo en cuenta que la reflexión aquí no es un mirarse al ombligo del propio sujeto consciente y perceptor sino una relación a través de terceros necesariamente. La reflexividad, casi precondición de la conciencia, es una actividad que desborda el cerebro de cada uno: el conocimiento se da en mí, se produce en mí, pero lo conocido es exterior a mí, no se reduce a mí (ni mucho menos es “autoconstrucción”). El sujeto que conoce no es autotransparente para sí mismo por mera reflexión autocognitiva: ya sabemos que, como mínimo, el “cogito ergo sum” necesita ser modificado en la línea de un “cogito ergo sumus” (conocer y reconocerse implica multiplicidad de personas humanas físicas, en relación recíproca, en comunicación oral: sin lenguaje no hay conciencia y menos conciencia reflexiva).

Como diría quien fue mi maestro en filosofía (y pido disculpas ante él por haber sido tan mal alumno que dejé aquella materia en beneficio de la historia), el profesor Gustavo Bueno, el conocimiento tiene lugar a través de mí pero no está radicado en mí. Me permito citar por extenso un párrafo de una obra suya muy interesante (y difícil) y que recomiendo a los lectores interesados en los procesos gnoseológicos (o epistemológicos, si somos más bien legatarios de Piaget). Aunque sólo sea porque ofrece una vía dialéctica (o dialógica, si repudiamos ese término) para salir del estéril esquema clásico de análisis del conocimiento en términos de Sujeto/Objeto y sus alternativas (el “realismo” que piensa que el conocimiento es “reflejo” del objeto en el interior del sujeto; y el “idealismo” que entiende que son “proyección” del sujeto en el exterior de los objetos):

“El conocimiento, que es un proceso en mí (fisiológicamente y psicológicamente, desde luego), no es reductible a mi cuerpo. Diríamos que el conocimiento es en mí, pero no se realiza desde mi interioridad. O, si se prefiere, ese en mi (por ejemplo, en mi cerebro) tiene lugar en el momento en que estoy en presencia de relaciones que no son reductibles a mi cerebro, sino que, por el contrario, lo desbordan hasta el punto de que mi cerebro queda reducido desde ellas, que a la vez, cierto, sólo a través de mi cerebro se realizan. Es como si en el acto de percibir, mi cerebro, más que un espejo que refleja, es un nudo en el que se cruzan y enfrentan entidades presentes que se autodestruyen y permanecen en la “irrealidad” del recuerdo, de la esencia. (…) La teoría del “reflejo” queda así rota en mil añicos. Ahora bien: si el Sol ahí-ahora empírico es real, es porque el Sol en-mí está, en rigor, siendo vinculado (desde mí) por contenidos (terciogenéricos), que ligan mis otras percepciones (pretéritas) del Sol con las presentes y futuras, mías y de otros sujetos (hombres y animales) y que se expresan en esquemas más o menos aproximados, que van desde el “Poblado del Sol” de los Biraka hasta el Sol como acontecimiento de una línea de Universo espacio-temporal”. (…) El dato perfecto (terciogenérico) no existe, ciertamente, en un cielo platónico, pero tampoco en la materia gris de mi cerebro” (Ensayos materialistas, pp. 419-420).

Quizá si aceptamos estas premisas teóricas (en lo que tienen de crítica del subjetivismo constructivista y del formalismo objetivista) podamos avanzar con paso más seguro en la identificación, cotejo y desarrollo de esas “técnicas” y “praxologías” educativas que son imprescindibles para promover el “aprendizaje significativo” con más éxito y provecho.

Un saludo muy cordial,

Enrique Moradiellos

jose antonio marina11:11, 23/04/2013

A los alumnos del profesor Viudas: No puedo desaprovechar la ocasión de debatir con vosotros. (20.4.2013) El lenguaje es el punto central de mis investigaciones, porque creo que nuestra inteligencia y nuestra convivencia son “estructuralmente lingüísticas”….ahora. El ejemplo más claro del “bucle prodigioso” es que una inteligencia muda (la humana de hace 150.000 años) creó el lenguaje que, a su vez, rediseñó la inteligencia humana. He escrito mas de media docena de libros de lingüística, y creo que ha de ser el eje de toda la educación. Pero pasemos a la frase:”el mero análisis lingüístico no sirve para aclarar el problema”. Debería haber dicho, para ser más exacto, “resolver” el problema. De modo que es un punto a vuestro favor. El análisis lingüístico reconoce en la expresión de marras una tautología, pero sólo si nos quedamos en un análisis formal. ¿Y si hacemos un análisis semántico? Os pondré un ejemplo: Podríamos definir la “reflexión” como “el sujeto conoce al sujeto. Formalmente es una tautología, pero semánticamente no lo es. porque en un caso el “sujeto” es quien observa, y en el segundo caso es “lo observado”. Continuaremos, si os animáis. Y os reto a una gran investigación: ¿Cómo organizariais la enseñanza de la lengua a lo largo de todo el proceso educativo?

Mariola10:04, 23/04/2013

Feliz día del libro a todos y enhorabuena por el nivel alcanzado en el foro

Antonio Viudas Camarasa21:54, 22/04/2013

¿”GRADUADO EN LETRAS” EQUIVALENTE A “GRADUADO EN GRAMMATICA”?

Graduado en Letras, equivalente a profesor y maestro en Gramática según Elio Antonio de Nebrija. Un graduado en Letras, en “la arte de letras” es un gramático, palabra derivada del griego “gramma” que significa “Letra”. Textualmente escribe Nebrija en 1492, un mes antes del Descubrimiento de América, en el Capítulo primero de su Gramática de la Lengua Castellana “En que parte la gramática en partes”:

“¡Los que boluieron de griego en latín este nombre gramática: llamaron la arte de letras: y a los professores y maestros della dixeron grammáticos: que en nuestra lengua podemos dezir letrados”.
Fuente: http://idd004q0.eresmas.net/aula/2008/FH5%20NEBRIJA/gramaticanebrija/libro-1/capitulo-01/index.html

De nuevo necesitamos la interdisciplinaridad para saber cuántas Facultades había en la Universidad de Salamanca en la época en que Nebrija disfrutó de su excedencia disfrutando de su estancia en Extremadura al servicio de don Juan Zúñiga, Maestre de la Orden de Alcántara. Precisamos saberlo para esclarecer y poder afirmar que la expresión citada por Enrique Moradiellos Facultad de Filosofía y Letras, en la que se Gradúan nuestros licenciados, es equivalente a “Facultad de Filosofía y Gramática”.

Una buena ayuda he encontrado de nuevo en el CORDE al buscar el sintagma “Facultad de Filosofía y Letras”.

Fuente:
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CREA) [en línea]. Corpus de referencia del español actual. [22 de abril, 20:30 horas]

De pronto documento y traigo a colación, dos fechas ilustrativas:

1450. ANÓNIMO. LAS ETIMOLOGÍAS ROMANCEADAS DE SAN ISIDORO

El anónimo que romancea a San Isidoro habla de “letras comunales” y cita a Varro que llama a la Gramática “letreamiento” y continuación pone en relación las letras con las cosas y dice textualmente que el uso de las letras se inventó para recordar a las cosas, para que no huyan por olvido. Si la expresión “Aprender a aprender” es una letra, una frase, un gramma, tiene que estar obligatoriamente relacionada con una cosa “con un significado”. Si no lo está debe de ser una frase pintoresca o una tautología. Pongo la cita del Anónimo isidoriano infra:
“Las letras son demostradoras de las cosas, señales de las palabras, e han tan grand fuerça que los dichos de los que non son conusco nos fablan sin boz, ca meten las palabras en nos por los ojos e non por las orejas. El uso de las letras fue fallado por remembrança de las cosas, ca porque non fuyan por olvidança son atadas por letras, ca en tanto departimiento de las cosas non podien todas las cosas oyendo ser dichas nin retenidas por memoria”.

1495. NEBRIJA, ANTONIO DE. VOCABULARIO LATINO-ESPAÑOL:

Donde distingue entre buenos y malos letrados. El buen letrado es “hombre sabido” (litteratus) y mal letrado (litterator), “el letrado bueno en derechos” (iurisconsultus) y “el letrado malo en derecho” (leguleus), la letra en griego equivale a gramma y el “letrado tal en griego”a grammaticus y gramatistes.

¿No estaremos en este debate esclareciendo la expresión “Aprender a aprender” como si se tratara de una discusión entre jurisconsultos y leguleyos analizando los sistemas educativos de estos últimos años en un lugar del Planeta de cuyo nombre no quiero acordarme?

Buenos noches a todos y mañana, día del libro 2013, que leáis felices y con provecho.

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Enrique Moradiellos19:28, 22/04/2013

Estimado profesor Marina y estimados colegas de foro:

Acabo de leer el interesantísimo aporte del profesor Viudas Camarasa con tanta sorpresa como casi emoción. Desde luego, es un ejemplo de todo lo que la investigación lingüística y etimológica puede aportar a un buen debate científico-social. Mi gratitud hacia el autor por ese trabajo de detective de las palabras y de su sentido.

Por cierto, quisiera aclarar a todos los participantes que el buen hacer del profesor Viudas Camarasa y sus alumnos es obra propia exclusiva y en nada debe a mi propio hacer y padecer. Aunque compartimos casa del saber (una Facultad de Filosofía y Letras felizmente no escindida en capillitas menores: Historia, Literatura, Filosofía), ni yo tuve ningún contacto con él/ellos antes de emprender este debate ni él/ellos obraron al dictado de nadie y menos de mi. De hecho, el próximo miércoles, si todo va bien, será la primera vez que nos encontremos y charlemos de estos temas en un seminario conjunto que vamos a emprender. Y todo ello gracias al estímulo y a la oportunidad creada por este debate tan intelectualmente regenerador y fructífero.

Un saludo muy cordial y atento a todos los participantes.

Enrique Moradiellos

Antonio Viudas Camarasa16:05, 22/04/2013

NUEVA DOCUMENTACIÓN SOBRE LA EXPRESIÓN “Aprender a aprender”

Motivado por el comentario de una alumna del grupo de trabajo que, en la última sesión presencial para preparar la contestación al profesor Marina, comentó que, disponiendo del CORDE, un diccionario etimológico ya no era tan imprescindible, acabo de buscar en la base de datos del idioma español de la Real Academia Española la expresión “Aprender a aprender” y me ha arrojado dos resultados en dos traducciones de otro idioma al español. En cambio “Aprender” se documenta desde el Libro de Aleixandre a fecha reciente en 4709 casos en 1554 documentos.

Sorpresivamente me he encontrado que la primera vez que se documenta en español la expresión es en el año 1913, la usa el traductor Félix González Llana en su obra “Traducción de Ideas modernas acerca de los niños, de Alfred Binet” (Niza, 1857-Paris, 1911) y precisamente tratando del buen uso de la memoria la califica de “frase de pintoresca”: “…Razón de más, por consiguiente para asimilarse bien los principios científicos que regulan la educación de la memoria. Es preciso, como se ha dicho con frase pintoresca, aprender a aprender .

La segunda vez también se trata de una traducción. Explicando “Systemtheorie” referida a los mecanismos reflexivos “que suponen la aplicación de un proceso a sí mismo ( aprender a aprender , influir en el influjo de otro…)”, citando al autor alemán (N. LUHMANN: Politische), la maneja el jurista Andrés Ollero Tassara.

Fuente de la información:
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CREA) [en línea]. Corpus de referencia del español actual. http://www.rae.es
[Fecha de la consulta: 22 de abril de 2013, 15:35 horas]

Acabamos de comprobar que la expresión en español cumple al menos un siglo de antigüedad y que se usó por segunda vez dos años antes de la aparición del libro de Lucien Morin “Los charlatanes de la nueva pedagogía” (1975).

Ahora falta investigar el uso de esta expresión en manuales y prensa diaria desde 1975 a nuestros días. Labor propia de un equipo de colaboradores.

Cada forero, si tiene libros de la expresión “Aprender a aprender”, puede aportar datos sobre el uso en español de dicha frase antes de recogerla la legislación vigente y a partir del uso en texto legales educativos tanto europeos como hispánicos.

Saludos para todos.
Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Antonio Viudas Camarasa12:07, 22/04/2013

Profesor Marina enhobuena por esa conferencia donde por la información que nos ofrece el profesor Moradiellos y la prensa hizo crítica y autocrítica constructivas sobre la situación de la enseñanza y posibles soluciones para ella en la Unión Europea.

Las nuevas tecnologías sin el esfuerzo de los alumnos sirven para poco. El esfuerzo supone no sólo aprenderse cosas de memoria, sino interpretar lo que se sabe de memoria.

Varias generaciones han perdido la disciplina intelectual y ahora es normal que en la enseñanza universitaria nos encontremos con alumnos que desconocen que el Ebro nace en Fontibre. Han perdido el saber situar en el espacio y en el tiempo los saberes. Esa es la triste realidad: saben más por afectos que por conocimientos objetivos.

Pero es más anormal que se les ponga un mapa Google de relieve con la Cuenca del Ebro y se les pida que lo comenten y se quedan, salvo honrosas excepciones, mudos. Sin palabras, sin razones y claro está sin fonética articulatoria en sus bocas.

Ni saben de memoria Geografía física ni saben opinar sobre una realidad geográfica, a pesar de que puedan disponer de todos los buscadores a su alcance. A partir de esa realidad empieza la función esencial del profesor: enseñar y enseñarles a aprender la polifacética realidad de la Cuenca del Ebro.

La situación de la enseñanza en España es algo más que mediocre, porque si fuera excelente no contemplaríamos un panorama tan desolador y no nos lamentaríamos tanto.

Con estos mimbres tenemos que educar para aprender a los estudiantes, y no se deben confundir las técnicas de aprendizaje, que han existido siempre, con aprender.

Las técnicas son el medio para llegar al fin, no el fin mismo que es “aprender”. Como muy ha señalado Luis María Cifuentes, en el primer comentario de este foro, el aprendizaje en sí es algo formulario y vacío.

Un bisturí es un instrumento que quien lo maneja necesita un aprendizaje para ser un buen cirujano.

Del mismo modo el programa Autocad de los arquitectos es un instrumento que los especialistas aprender para calcular bien los volúmenes de los edificios que desean edificar o un joyero para diseñar joyas.

La frase “aprender a aprender” es una tautología inicial a la que alguien o “alguienes” han querido llenar de contenido a posteriori.

De origen sofista se han convertido en dogma de los politólogos de la educación. Recuerdo que Agustín de Hipona, que dominaba la oratoria a la perfección, consiguió que un jurado absolviera a un delicuente sólo con el poder de la palabra. Por ética abandonó ese oficio y cambió de profesión.

En estas cuatro últimas décadas hemos sido víctimas del sofisma “aprender a aprender” y no sirve aplicar ni la metacognición ni el metalenguaje para justificar esa expresión. El metalenguaje termina siendo hablar del lenguaje a través del lenguaje y la metacognición es algo que a mi modesto entender no sirve para explicar el dogma de la frase exitosa “Aprende a aprender”.

Esta frase, esta expresión creo que es un sofisma que se ha convertido en un dogma al que le han salido muchos exégetas que intentado llenar de contenido su vacío semántico.

La Real Academia de la Lengua define la primera acepción de “Aprender” como “Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia”.

Definición que necesita de comentario y animo a los compañeros del foro a que la glosen según su buen saber y entender.

Un saludo para todos los lectores y participantes en este debate lleno de intriga que puede dar mucha luz a ese asunto. Hay partidarios de la expresión y hay críticos que afirman que es una tautología. Ahora falta catalogar las razones a favor de la expresión y las razones en contra. Por ahora parecen más convincentes las razones que esgrimen que la frase es una tautología.
Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Concha Bermejo Rey11:40, 22/04/2013

¡Buenos días! Soy una de alumnas de d. Antonio Viudas Camarasa, comentarista de este foro. Para comenzar, me gustaría darle las gracias al señor Marina por habernos felicitado por nuestra reciente graduación del sábado. Le voy a decir lo mismo que le comenté a mi profesor anoche: “Claro, que me apetece cambiar el mundo con mi mejor arma, las letras”.Algún día, cuando sea profesora les intentaré inculcar a mis alumnos que no hace falta cambiar el mundo con violencia ya que con las palabras se pueden hacer grandes cambios ya que seré o pretendo ser una de las responsables de la conciencia educativa, al igual que pienso que no sólo enseñamos conceptos, sino que también valores y la vida

Enrique Moradiellos16:53, 21/04/2013

Estimado profesor Marina y estimados compañeros de debate en el foro:

Como ya mencionaba el profesor Marina en una de sus intervenciones, el pasado día 19 de abril estuvo en Cáceres impartiendo una conferencia magistral en una reunión nacional de un influyente sindicato de profesores españoles (ANPE). Aparte de que la ocasión me brindara el placer de saludarle en persona y darle las gracias por su elegante dirección y moderación de este foro, también me permitió escuchar una reflexión sobre “los retos de la educación en un presente de crisis” sumamente sugerente y bastante clarificadora. Me permito proporcionar a todos los lectores el enlace de una entrevista con el profesor Marina publicada en el diario “El Periódico de Extremadura” (20 de abril de 2013), que merece la pena leer con atención a pesar de su concisión mediática:

http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/extremadura/jose-antonio-marina-catedratico-de-filosofia-profesor-y-escritor-el-sistema-educativo-no-es-catastrofico-es-mediocre-no-es-solo-cuestion-de-dinero-_727570.html

De todas las cosas dichas por el profesor Marina con motivo de su conferencia, me atrevería a señalar especialmente dos aspectos que han provocado no poco interés entre mis colegas asistentes a la conferencia, según pude comprobar en conversaciones posteriores con amigos y compañeros de oficio de esta región. No me atrevo a decir que pasara lo mismo con otros asistentes a la charla porque el auditorio era bastante masivo (superan ampliamente las 150 personas), procedía de toda España (como reunión nacional de sindicato que era) y no tuve ni ocasión ni voluntad de preguntar a ese grupo sus impresiones y juicios porque eran desconocidos y bastante tenían con seguir las sesiones de la reunión.

La primera sorpresa de muchos de mis amigos y conocidos fue la valiente y fundada defensa que el profesor Marina hizo de la facultad de la memoria como elemento imprescindible para el aprendizaje y la educación, a todos los niveles y en todas las edades. Saturados de críticas más o menos fundadas contra la “educación memorialística”, “el aprendizaje del loro” y el repudio de las técnicas mnemotécnicas por “retrógradas”, “acríticas” y hasta incluso “reaccionarias”, la argumentación de Marina nadaba contra corriente y con fundamentos casi irrebatibles o difícilmente cuestionables. Como el autor tiene en este blog una entrada dedicada a “La Memoria”, no es preciso recordar esa línea argumental en este foro y contexto. Pero sí quiero confesar que me hizo especial ilusión encontrar a un viejo amigo y colega de secundaria que me reconoció su sorpresa por ese alegato en pro de la memoria como elemento insustituible en la educación, tanto primaria como secundaria (o universitaria).

Por cierto que Marina hizo en su exposición una ampliación de la argumentación de su blog en clave de anécdota denotativa de una categoría general: el hecho comprobado de que dejar de ejecutar la facultad de memoria propia y depender de memorias exentas y externas (lo que hacen quienes dicen que no hace falta aprender casi nada “de memoria” porque todo está en las enciclopedias y diccionarios consultables casi on-line y en su iPhone) reduce las competencias cognitivas del sujeto y lo convierte en esclavo de bases de datos ajenas y quizá manipuladas, selectivas o partidistas, sin capacidad para discriminar la paja del grano y detectar fallos lógicos en los textos informativos consultados. En otras palabras: de continuar esa tendencia al abandono de las facultades de memorización, se rebajaría el nivel formativo integral y crítico de los ciudadanos (jóvenes o adultos) y los harían menos capaces de ejercer sus funciones cívicas con garantías mínimas de responsabilidad. Un grave problema al que incluso los neurólogos que trabajan con enfermos de Alzheimer han señalado con recurrencia insistente. Así pues, ¿volver a la memoria? ¿volver al recitado de la tabla de multiplicar preferentemente en voz alta? ¿volver a “cantar” la tabla periódica de los elementos? ¿Volver a recordar el listado de preposiciones empezando por el “ante, bajo, cabe, con…”? Por supuesto, en su justa y adecuada medida (y nivel educativo) y comprendiendo lo que son las distintas “memorias” en cada caso particular (episódica y semántica, primaria y secundaria, de corto o largo plazo, etc.).

El segundo aspecto que llamó la atención de la intervención del profesor Marina tuvo que ver con sus llamadas de alerta sobre el grave exceso de confianza (hasta de credulidad fidelista) que muchos docentes y responsables educativos han puesto en las TICS como plataforma salvífica para la tarea educativa en la nueva sociedad de este siglo XXI. Siendo ésta (Extremadura) una región en la que la apuesta por las tecnologías de la información y comunicación ha sido santo y seña intocable de las administraciones autonómicas (hay un ordenador por cada dos alumnos en todas las aulas de secundaria y en bastantes de primaria), la actitud del conferenciante provocó no poca sorpresa y hasta asombro incómodo en algunos presentes. No era para menos. Resulta que, después de todo, era verdad lo que algunos llevaban tiempo diciendo y sosteniendo sobre este particular: el problema de los niveles educativos, de la falta de motivación o de la degradación memorística no se ataja, elimina o transciende con la mera incorporación y uso masivo de las nuevas tecnologías. Y eso sin poner en cuestión que la medida haya sido acertada. Creo citar de memoria pero bien la reflexión de Marina: “Un burro o zoquete al teclado de un ordenador, por mucho que haga y teclee, sigue siendo un burro o zoquete”.

A mi modo de ver, ese aldabonazo en la conciencia de los conversos a la fe tecnológica es muy oportuno y quizá hasta crucial. Me atrevo a decir que sirve para recordar algo evidente en la historia: con más o menos recursos y medios de mayor o menor sofisticación tecnológica, la educación sigue siendo una labor esencialmente humana de comunicación recíproca y trato directo entre personas que se miran, hablan y escuchan. Y si fallan esos elementos claves, la resultante será deficitaria por mucha innovación instrumental que esté disponible. En otras palabras: para enseñar y aprender podrían bastar la tiza y la pizarra junto con la palabra audible e informada, amén del omnipresente libro auxiliar. Al fin y al cabo, pasados más de dos milenios, seguimos hablando, leyendo y aprendiendo sobre el magisterio oral de Sócrates y sobre las caminatas reflexivas e informativas de Aristóteles en el Peripatos. ¿Y, sinceramente, quién no ha aprendido algo, mucho o poco, en una mera conversación con un maestro dispuesto a escuchar una pregunta y formular una respuesta?

Sin ir más lejos, el pasado día 19, en Cáceres, un grupo de profesores de todos los niveles educativos concebibles y existentes (primario, secundario y universitario), aprendimos mucho y disfrutamos más con la compañía de un profesor dispuesto a hablar sobre un tema de su especialización y sin ninguna apoyatura tecnológica aparte del uso de un micrófono bien ajustado en su volumen. ¿Cabe mayor demostración de lo que es una clase magistral en su mejor y más noble sentido?

Un saludo muy cordial a todos.

Enrique Moradiellos

jose antonio marina12:34, 21/04/2013

Me gustaría animarles a hacer cosas grandes. Su formación es importante porque nuestra inteligencia es “estructuralmente lingüística”, y nuestra convivencia también. Manejar bien el lenguaje es manejar bien la inteligencia. El ideal del ciudadano romano era “vir bonus dicendi peritus”. El hombre bueno experto en hablar, es decir, en pensar, es decir, al modo griego, en usar el “logos”, que es la palabra y la razón. No basta con obtengan su graduación en letras, sino que que aspiren a cambiar el mundo a través de su graduación en letras.

Antonio Viudas Camarasa21:32, 20/04/2013

Querido profesor Marina, comparto plenamente sus palabras respecto a la obligación ética que tenemos los docentes de “ser conciencia educativa de la sociedad”.

En cuestiones de salud los especialistas deben ser los médicos, en cuestiones de justicia, los jueces, pero en educación la responsabilidad corresponde a los docentes.

Mis alumnos celebran hoy la fiesta de su Graduación en Letras. Ellos serán los docentes del futuro y “conciencia educativa de la sociedad de su futuro”.
Confío en que la semana próxima se animen a participar de nuevo en el debate con la aportación de su perspectiva filológica sobre la expresión “Aprender a aprender”.

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

jose antonio marina15:10, 20/04/2013

Estoy de acuerdo con el profesor Moradiellos, a quien por fin conocí personalmente el otro día cuando fuí a dar una conferencia en Cáceres. Por cierto, me parece importante que los docentes que estamos deseosos de saber qué tenernos, sin afanes ideológicos, nos conozcamos y estemos dispuestos a trabajar juntos. Estoy de acuerdo en que este debate no debe ocultar otros mas de fondo, por ejemplo someter a critica las teorías pedagógicas que influyen en nuestros sistemas educativos. mencionare algunas: al papel de l memoria, la articulación entre la memoria personal y la memoria informática, los temas de autoridad y disciplina, la educación integrada o segregada, el transfer de conocimientos de una asignatura a otra, la utilidad de la estimulación precoz, el valor que tiene la moda de la inteligencias múltiples, la posibilidad des aprendiza de habilidades formales, la articulación educativa de la escuela, la familia y la sociedad, el valor de las evaluaciones en la escuela, etc. Todos son tema importante y ójala tuvieramos el entusiasmo paciente para tratarlas todas.
Vuelvo a insistir en la utilidad didáctica de reflexionar sobre los procesos de aprendizaje. Moradiellos cita como ejemplo de indicaciones no tautologicamente autorreflexivas, los descriptores de Dublin, una de cuyos objetivos es formar “ciudadanos autorreflexivos”. Esto qué quiere decir. Cuando yo reflexiono estoy cayendo en un “tautología lingüística” que no es una tautología real. Yo pienso en mí. Yo observador tengo como objeto de observación a mi mismo. Yo (que por supuesto soy el que aprendo) tengo como objeto a mi mismo en el acto de aprender. Un ejemplo concreto. Hice dos investigaciones con alumnos de cuarto de la ESO sobre el modo que tenían de resolver los problemas de matemáticas. Una trataba de cómo entendían los enunciados y mostró que más de la mitad de los errores en la solución de debían a que no habían leído bien el enunciado y habían supuesto que se les pedían cosas que en realidad no se les pedían. La segunda se refería a la operaciones mentales que se utilizan para resolver un problema matemático. No son muchas : simplificación, inversión, sustitución, integración, etc. El hecho de saber que las operaciones son finitas y que la cuestión es saber qué operación hay que aplicar en cada caso, aumentó su eficiencia matemática. En su especialidad -la historia- ¿no se ha planteado nunca cómo debe estudiarse? Desde hace años trabajo en una “historia de la cultura”, y me enfrento con muchos problema meteorológicos. En el libro sobre el aprendizaje de la creatividad que acabo de publicar creo explicar métodos generales, que valen para todo tipo de creatividad: hay que definir un proyecto que funciona como esquema de búsqueda, hay que realizar las operaciones de búsqueda que son inevitablemente de combinación o transformación, y que se basan en la memoria personal que puede ayudarse de memorias informáticas, y hay que tener un criterio de evaluación que me permita distinguir las buenas ocurrencias de las malas. ¿No le parece que esta esta reflexión es válida y pedgógicamente útil? Estoy, por supuesto, dispuesto a cambiar de modelo. No me interesa TENER RAZON, sino saber a qué atenerme. Gracias por su ayuda.

Antonio Viudas Camarasa09:01, 20/04/2013

Errata advertida en la competencia digital, la cuarta del Parlamento Europeo

Donde dice “en cuestiones de justicia, los médicos,” DEBE DECIR “en cuestiones de justicia, los jueces”.

Antonio Viudas Camarasa08:57, 20/04/2013

Querido profesor Marina, comparto plenamente sus palabras respecto a la obligación ética que tenemos los docentes de “ser conciencia colectiva de la sociedad”.

En cuestiones de salud los especialistas deben ser los médicos, en cuestiones de justicia, los médicos, pero en educación la responsabilidad corresponde a los docentes.

Mis alumnos celebran hoy la fiesta de su Graduación en Letras. Ellos serán los docentes del futuro y “conciencia educativa de la sociedad de su futuro”.

Me permito reponer la intervención de mis alumnos en “La pedagogía a examen” porque la creo fundamental para resolver el enigma en que se ha convertido la expresión “Aprender a aprender”, cuya cronología, invención y expansión seremos de capaces de descubrir entre todos.

¿Quién la inventó, quién la tradujo al español y quién la impuso en el Consejo de Europa y la legislación española?
Antonio Viudas Camarasa

MIS ALUMNOS EN EL OTRO FORO

“Querido profesor Marina:
Después de varias horas de debate mis alumnos, aunque disponen de poco tiempo y están agobiados con sus exámenes, desean participar en la posible entrada que usted sugiere:
“¿Es la expresión APRENDER A APRENDER una tautología?”
Las razones y causas que mis alumnos han expuesto son las siguientes:
1. Su frase “[…] el mero análisis lingüístico no sirve para aclarar el problema” les ha dolido intelectualmente como aprendices de filólogos y quieren tener la oportunidad de dialogar con usted para exponer sus argumentos.
2. Se han documentado en opiniones diversas sobre el asunto.
3. Han observado que la expresión “Aprender a aprender” es una frase calco semántico, anglicismo, del inglés al español.
4. Han descubierto la existencia, gracias a este foro, de opiniones como la de Lucien Morin en su sugerente título “Los charlatanes de la nueva pedagogía” (1975) y las desean conocer y analizar.
5. Están leyendo un libro que trata, humorísticamente, de las palabras y las cosas
http://lecturaextremadura.gobex.es/?s=415&spadre=9&r=1495, de un docente poeta de Enseñanza Secundaria a quien admiran, el profesor Antonio Orihuela.
6. Han pensado que la expresión “Aprender a aprender” debe tener relación con la cosa “Aprender a aprender” y están interesados en llegar a su conocimiento.
7. Relacionan el libro de Orihuela con los estudios de la escuela alemana “Palabras y cosas” y también con los vértices del triángulo semántico: “palabra”, “pensamiento-significado” y “cosa”.
8. Están interesados en leer su libro “El bucle prodigioso” http://www.youtube.com/watch?v=AJl3mn0wtOQ y para ello le ruegan que nos lo envíe dedicado a la Biblioteca Central del Campus de Cáceres, para que se catalogue y pueda ser leído por todos:
Biblioteca Central
Ctra Trujillo s/n. Campus Universitario.
Universidad de Extremadura
10071 Cáceres
9. Porque desean pasarlo bien y disfrutar aprendiendo, así como conseguir excelentes relaciones afectivas y progresar con su trabajo y esfuerzo compartidos, tras el visionado de su entrevista.
10. Esperan que el debate no sea exclusivo para ellos y compartir con numerosos participantes.
Antonio Viudas Camarasa y el grupo de trabajo de la Universidad de Extremadura”

Enrique Moradiellos14:57, 19/04/2013

Estimado profesor Marina y estimados colegas de debate en este foro:

Me temo que descubrí la existencia de este nuevo foro apenas terminada mi intervención en el anterior foro titulado “La pedagogía a examen”. Y como quiera que ya he “colocado” allí mi última intervención precisamente sobre este asunto, me tomo la libertad de reproducir aquí fragmentos del sentido básico de aquella intervención, para contribuir a este debate con igual interés y voluntad de entendimiento. Os ruego que me disculpéis por mi torpeza en estas lides y por la reiteración argumentativa.

Un saludo muy cordial y aqui van mis comentarios sobre el asunto debatido.

Entiendo que puede perfectamente concentrarse el debate venidero en el sentido que quepa dar a una fórmula como “Aprender a Aprender”. Pero tampoco me gustaría que las hojas nos impidieran ver el bosque y que perdiéramos de vista el objetivo primero y central de la cuestión debatida: el impacto, benévolo o no, de ciertas corrientes pedagógicas que han estado informando una determinada filosofía de la educación, si queréis incluso un particular estilo de enseñanza y aprendizaje, con enorme y para mí incomprensible fortaleza en las Facultades de Educación y de Formación del Profesorado. En términos de rendimiento cívico de estos debates, ese problema (o al menos yo lo entiendo como tal cosa) sigue presente y exige respuestas nada fáciles de articular y me temo que menos de ejecutar. Quizá mirar al tipo de formación que imparten en otros países en esos ámbitos nos puede ayudar a ponernos sobre la pista de una posible solución (y me remitiría al programa de estudios en una Facultad de Formación del Profesorado como la de la Universidad de Londres: el Institute of Education).

Dicho lo anterior, también entiendo que cabe ejemplificar (como categoría nada anecdótica) ese problemática general en el caso particular de esa sentencia pedagógica elevada ya a la condición de máxima de sabiduría operativa y parece que indiscutida (o indiscutible). Y por eso, en mis propios textos iniciales, aludía al asunto de manera directa y abierta, sin subterfugio alguno.

Afirmo con toda humildad pero con firmeza que la máxima “Aprender a Aprender” es una muestra de inanidad conceptual que revela los flacos fundamentos lógicos y racionales (para no hablar ya de sus efectos prácticos) de las corrientes pedagógicas adscritas a la misma. En términos lógicos (más aún en su original fórmula inglesa: To learn to learn, donde la reduplicación del infinitivo es todavía más manifiesta que en la traducción española) estamos en presencia de un caso de tautología definitoria que no alcanza a decir nada más que lo el primer término del sintagma dice y expresa.

Es más, a pesar de algunas críticas sobre la pertinencia de la calificación del caso como “tautología reduplicativa”, creo que puede afirmarse que su estructura lógica es la de la identidad analítica (A+A=A), una forma de identidad que muchos filósofos y lógicos (estoy pensando en Julián Velarde o en Gustavo Bueno, a título de ejemplo), denominan en varias ocasiones como “mera tautología” porque son construcciones “autorreflexivas” impostadas. El último autor citado, además, en el análisis de fórmulas de este tipo llegó a escribir que son fórmulas de identidad metafísica (del tipo Ego sum qui sum: Soy el que soy), porque la “identidad no es relación primaria y original” sino siempre resultado de composiciones diversas: sólo hay identidades sintéticas.

Por supuesto, al margen del análisis lógico formal, si apelamos al análisis lógico informal (o en palabras de Anthony Weston en su clarificador libro “Las claves de la argumentación”, al “pensamiento racional y crítico”), también descubrimos que diciendo “Aprender a aprender” sólo decimos con sentido lo primero que dice el sintagma “(Aprender). Las alternativas formuladas por el equipo de alumnos del profesor Viudas Camarasa (a quien aprovecho para felicitar por sus inestimables contribuciones, al igual que a sus alumnos), dan buena cuenta de esto último: un infinitivo con campo semántico definido explícito (lo que sea aprender), unido por la preposición “a” a otro infinitivo exactamente igual al primero, sólo puede dar un enunciado tautológico (idéntico a sí mismo: identidad analítica).

Por cierto que ese equipo de estudiantes y su profesor han mostrado una buena vía de reflexión crítica sobre el sintagma: proceder a cambiar el verbo de acción para ver si el sintagma adquiere nuevo sentido o reitera su sinsentido. Es el caso de estas alternativas de un verbo que puede regir con preposición “a”: amar a amar; señalar a señalar; conducir a conducir; disparar a disparar; matar a matar; estudiar a estudiar. ¿No son casos de círculos viciosos auto-sostenidos e incapaces de salir de su campo semántico?

El profesor Marina ensayaba una solución a ese absurdo muy meritoria: cambiar el segundo infinitivo para romper la autorreferencialidad. Así, “aprender a aprender” sería entendido como “aprender a estudiar”. ¿Pero, entonces, porqué utilizar una fórmula oscura y absurda para denotar lo que siempre fue dicho de la segunda manera, al menos desde Quintiliano? ¿No es sospechoso que una corriente pedagógica que presume de cientificidad promueva y defienda una máxima de tan patente inanidad semántica? ¿Y cabe extrañarse entonces que colegas de otras disciplinas muestren su sorpresa, enojo o contrariedad por la recurrencia de fórmulas tan débiles como guías de actividad intelectual y hasta como imperativos educativos formalizados institucionalmente?

Creo que la solución propuesta por el profesor Marina es ingeniosa y generosa para superar el bucle del sinsentido de la expresión. Pero tiene la dificultad de que los proponentes del sintagma no quieren decir eso con su fórmula y no suscribirían esa solución. Más bien, cuando explicitan el sentido de la expresión se aprecia que quieren decir sólo “el desarrollo de la facultad de aprender”, como es el caso del eminente psicólogo del aprendizaje Guy Claxton (Aprender, 2001, p. 23). Pero entonces, si con la fórmula sólo indicamos que hay que estar muy abierto a aprender, con voluntad de aprender, alerta ante las posibilidades de aprender, ¿para qué hacer uso y abuso de un sintagma tan equívoco (cuando menos)? Mala cosa que el lenguaje de una ciencia (uno de sus componentes claves, por cierto) se pierda en contradicciones, vaguedades, sugestiones o cosa peor.

Me atrevo a decir que hay una solución alternativa y mucho más lógica y quizá hasta más honesta: descartar por insuficiente y contradictorio ese sintagma y sustituirlo por otro. ¿Cuál pudiera ser? Pues se me ocurre que pudiera ser uno de los llamados “Descriptores de Dublín” enunciados en el año 2002 para los estudios superiores europeos. Exactamente el número 5, para quien esté interesado en comprobarlo. No es autorreferencial, no incurre en contradicción, elimina oscurantismos semánticos y expresa con claridad meridiana y mínima equivocidad lo que pretende decir:

“Desarrollo de habilidades de aprendizaje necesarias para emprender estudios posteriores con un alto grado de autonomía”.

En otras palabras, formar ciudadanos críticos, auto-reflexivos, cultivadores de la lógica formal e informal como filósofos mundanos y conscientes de sus limitaciones para opinar pero también de sus potencialidades para informarse y conocer (teniendo en cuenta que la abundancia de información no significa profundidad de conocimiento: “¿dónde está el conocimiento que se ha perdido en información”? se lamentaba un ilustre filósofo). Otra vez algo parecido a la “paideia” clásica. Yo no objetaría absolutamente nada a esa solución, sinceramente. Pero mantendría íntegras mis objeciones al mantra de “aprender a aprender”. Uno empieza jugando con las palabras (como en este caso), pero muy pronto acaba jugando con los conceptos (y entonces el problema es grave).

Ruego a todos los lectores que me disculpen por la indebida extensión de esta entrada. Sólo me justifica el aprecio hacia el foro y mi voluntad de no permanecer al margen de un debate intelectual tan fructífero y tan cívicamente desarrollado.

Un saludo muy cordial,

Enrique Moradiellos

jose antonio marina13:11, 19/04/2013

Estimado Antonio, gracias de nuevo por tu participación. Me parece una estupenda idea lo de seguir el debate y hacer luego un resumen que, además podríamos presentar a la opinión publica. Me parece que los docentes tenemos que formar un think tank, al fin y al cabo deberíamos ser “l conciencia educativa de la sociedad”.

Antonio Viudas Camarasa10:59, 19/04/2013

Profesor Marina, acabo de descubrir que ha abierto esta nueva ventana . Mi sorpresa ha sido grande cuando una expresión coloquial y tautológica ha llegado a ser recomendada, que no impuesta por el Consejo de Europa, para la formación permanente de los ciudadanos europeos, en la quinta competencia básica.

Algo pensado para la formación permanente a lo largo de toda su vida se está intentando imponer en la legislación española, con un profesorado reticente y desorientado.

Me he documentado y antes de reflexionar pongo para conocimiento de los participantes la denominación y el orden de las ocho competencias que recomienda Europa y la traducción que los legisladores españoles ha hecho de esa recomendación, que han transformado por decreto ley en imposición.

Solo aviso de la traducción al español de la primera competencia: Europa: “La comunicación en lengua materna”. España: “Competencia en comunicación lingüística”.
Es una arbitrariedad, porque muy distinta es la “comunicación en la lengua materna”, a la competencia en “comunicación lingüística” en una Europa plurilingüe.

Para que los participantes en este foro se hagan una idea, de cómo se traducen las recomendaciones europeas en las leyes españolas pongo las ocho competencias básicas recomendadas para la formación permanente de los ciudadanos europeos y a continuación la imposición española en la ESO.

RECOMENDACIÓN 2006/962/CE DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO:
• La comunicación en la lengua materna
• La comunicación en lenguas extranjeras
• La competencia matemática y las competencias básicas en ciencia y tecnología.
• La competencia digital
• Aprender a aprender
• Las competencias sociales y cívicas
• El sentido de la iniciativa y el espíritu de empresa
• La conciencia y la expresión culturales
Fuente: http://europa.eu/legislation_summaries/education_training_youth/lifelong_learning/c11090_es.htm

COMPETENCIAS BÁSICAS DE LA EDUCACIÓN SECUNDARIA OBLIGATORIA (ESO) (Web oficial del ministerio de educación, cultura y deportes, consultada hoy 19 de abril de 2013, a las 10:02 horas):
“En el marco de la propuesta realizada por la Unión Europea, y de acuerdo con las consideraciones que se acaban de exponer, se han identificado ocho competencias básicas:
• Competencia en comunicación lingüística.
• Competencia matemática.
• Competencia en el conocimiento y la interacción con el mundo físico.
• Tratamiento de la información y competencia digital.
• Competencia social y ciudadana.
• Competencia cultural y artística.
• Competencia para aprender a aprender.
• Autonomía e iniciativa personal”
Fuente: http://www.mecd.gob.es/educacion/que-estudiar-y-donde/educacion-secundaria-obligatoria/contenidos.html

Por eso hay que conseguir un consenso para que esa expresión tautológica “aprender a aprender” reciba una denominación más adecuada.

Este foro puede ser una buena vía para conseguirlo, tras el debate, que creo que debe ser tan largo como se necesite, porque al final se puede redactar un resumen consensuado entre todos los participantes como está haciendo Mariola con el de “La pedagogía a examen”.

Antonio Viudas Camarasa, Universidad de Extremadura

Mariola13:23, 18/04/2013

Por su parte, desde la OCDE señalan que no conocen bien esta reforma, pero en su opinión las reformas educativas deben estar encaminadas a dar mejores oportunidades a todos los alumnos. Los sistemas escolares con mejores puntuaciones medias, en general, son sistemas inclusivos, donde la enseñanza es universal y hay mecanismos de detección temprana y personalización de la enseñanza. Sus currículos no se caracterizan por una mayor presencia de las matemáticas, ciencias o competencias básicas, sino que tienen un papel más relevante competencias como la solución de problemas o el pensamiento crítico.

Mariola13:22, 18/04/2013

todo esto me hace pensar en la discusión que hay actualmente en Inglaterra. Ahora mismo hay allí un gran debate a causa del nuevo currículo planteado por el ministro de educación Michael Gove, que pretende implantar en las aulas en septiembre de 2014. Numerosos profesionales de la educación, profesores de universidades prestigiosas, etc. han firmado una carta en contra. Le acusan, principalmente, de volver a enfatizar el aprendizaje memorístico. Este nuevo currículum va a ser bastante exigente con niños muy pequeños, lo cual hace pensar que los profesores, ante esa presión, recurrirán a hacer memorizar todo a los chicos, puesto que no habrá tiempo para que el aprendizaje se base en la comprensión. El nuevo currículum prioriza la enseñanza de inglés, ciencias y matemáticas, pero sus críticos objetan que se pretende hacer esto a través de “montañas de datos” que los niños tendrán que aprender (y a edades bastante tempranas), y sin relación entre diversas materias, lo que no servirá para desarrollar la capacidad de pensar de los niños ni la resolución de problemas, comprensión crítica ni creatividad. Tampoco se tienen en cuenta los distintos ritmos y formas de aprendizaje. le acusan, en definitiva, de no haber comprendido bien el declive de Inglaterra en PISA, ya que hacer más rígido y exigente el sistema educativo no es la solución.

jose antonio marina19:52, 17/04/2013

Respuesta a Luis Maria Cifuentes: Sin duda, no se puede aprender sin un contenido que aprender. Pero la reflexión puede centrarse en el contenido o en el modo como se estudia ese contenido. Se puede “aprender a investigar”. ¿En que consiste ese aprendizaje? Es estudiar la estructura de la actividad investigadora: los objetivos de conocimiento, la fundamentación de cada conocimiento, las técnicas investigadoras, la elección del tema, la búsqueda de información, etc. Se puede “aprender a resolver problemas en general? El primer gran programa de Inteligencia Artificial se denominaba “General Problem Solver” y era una metodología general de resolución de problemas. ¿Se puede enseñar a pensar o a razonar? De eso se ha ocupado siempre la ética utens. Acabo de publicar un libro titulado “El aprendizaje de la creatividad. ¿Se puede “enseñar creatividad en abstracto? Sí. Otra cosa es si ese tipo de destrezas debe enseñarse aisladamente. Las investigaciones apuntan a que es mejor que sea una enseñanza embebida en el currículo, pero eso no elimina que sean dos momentos pedagógicos diferentes. El momento cognitivo y el momento metacognitivo.La eficacia pedadogica de la metacognicion -enseñar al alumno a reflexionar sobre como piensa, estudia, o se enfrenta a un problema parece estar demostrada.

Cristina17:13, 17/04/2013

¿Sería esa competencia una evolución de la anterior “técnicas de estudio”? Lo comento porque tengo la impresión de que algo que viene perturbando a algunos miembros de la comunidad educativa son los constantes cambios de los nombres de las cosas. Quizás si se mantienen algunas denominaciones, aunque evolucionen y vayan incorporando avances, se dote de una mayor sensación de estabilidad a un colectivo que la está pidiendo con fervor.

Mayti13:25, 17/04/2013

Desarrollar la capacidad en el alumno de aprender a aprender es desarrollar la habilidad y darle las herramientas necesarias para que siga aprendiendo por sí mismo durante su vida. Es fomentar el gusto por aprender, hacer individuos intelectualmente curiosos y con sentido crítico. Esto está intimamente ligado al PLE (PLE, por sus siglas en Inglés de Personal Learning Environment) de cada alumno.

José Joaquín01:19, 17/04/2013

Estas son las preguntas que yo me hago al respecto.

¿Existe un conjunto de conocimientos referidos a cómo aprendemos?
¿Es deseable que los profesores los conozcan?
¿Es deseable que los alumnos adquieran dichos conocimientos?
¿Pensamos que al adquirir estos conocimientos los individuos mejorarán su capacidad de aprendizaje y que podrán aplicar esta capacidad mejorada a distintos campos, en la escuela o fuera de ella?
¿Qué nombre pondremos, en su caso, a esta competencia?

(Debo confesar que me cuesta distinguir adecuadamente ‘conocimiento’ ‘capacidad’ y ‘competencia’. He encontrado esta guía http://blog.lamiradapedagogica.net/2006/09/competencias-conocimientos-capacidades.html 
pero todavía no acabo de sentirme seguro en su uso. Disculpadme si no soy preciso y ayudadme a serlo).

Un saludo
José Joaquín 

Luis Maria Cifuentes12:41, 16/04/2013

Creo que la expresión “Aprender a aprender” es confusa porque puede inducir a pensar que el aprendizaje es algo formalista y vacio, algo que se ejercita sin contenidos. Las caricaturas que se hacen con esta expresión entre el profesroado son numerosas, ya que no existe un aprendizaje real si no se basa en algo que se aprende. Desde el punto de vista filosófico siempre he defendido que se aprende a filosofar si se aprende filosofía, pues no tiene sentido filosofar sin utilizar los “filosofemas”, los contenidos propiamente filosóficos. Por eso, considero que es muy poco afortunada dicha expresión y podría retraducirse por otra menos confusa como “Aprender a reutilizar lo aprendido” o algo semejante.

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